Papita 2da base, modelo del kitsch endógeno

La película Papita 2da base (2017) de Luis Carlos Hueck, protagonizada por Juliette Pardau (Julissa) y Jean Pierre Agostini (Andrés), es un producto cinematográfico nacional de género cómico. Al comienzo de la cinta vemos espectaculares tomas cenitales de la cámara que nos emocionan e impresionan por su grandiosidad y belleza, por cierto muy usadas en el cine contemporáneo, basta recordar las impactantes vistas cenitales de la cinta La isla mínima (2014) de Alberto Rodríguez, premiada como la mejor película de los Premios Goya, otorgados por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Las macrovistas iniciales son un regalo para los ojos y nos llevan a imaginar sublimes escenas cuando la cámara esté a ras del piso.

Pero no, Papita 2da base es el mayor asombro cinematográfico que impactó mis sentidos y mi intelecto a inicios de este año. En medio de la oscuridad de la sala de cine me rechinó la idea de Umberto Eco, quien aseveró que el kitsch transversaliza la cultura del entretenimiento. Para quienes no están al tanto, lo kitsch se identifica con el mal gusto, lo chabacano, lo recargado, a veces grotesco, por lo que ha llegado a ser considerado por diversos estudiosos como una trampa estética. Por lo general, los productores de la industria cultural o del entretenimiento, donde se originan o desde donde se financian los objetos culturales como libros, películas, discos, revistas, etc. tienen la habilidad de camuflar su apariencia y su propósito, transitando el camino de lo ambiguo. Así, los medios masivos, cine, radio, televisión, prensa, internet, espectáculos musicales, etc. son los vehículos para popularizar este estilo con propósito mercantilista, además de favorecer en los espectadores el gusto por lo burlesco o prosaico, logrando su aceptación sin obstáculo.

Ahora bien, con frecuencia este estilo se vale de la comicidad para su introyección en los espectadores y formar parte de las preferencias de los consumidores de la industria al no descifrar su uso. Aclaro que admiro y entiendo la comicidad como una virtud, un acto de inteligencia superior. Por ello Nietzsche afirmó que "la potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar". Así que no es la propensión al humor, propia de la cultura del venezolano, lo que se objeta en este caso, sino el exacerbado uso del kitsch. Son numerosos los ejemplos que podríamos acotar sacados de los medios masivos, donde artistas del pasado y del presente detentan este patrón cultural. Recordaremos algunos intérpretes internacionales que no pasan desapercibidos como Tino Casal, Martirio, Marilyn Mason, Ozzy Osbourne, Lady Gaga, Niurka Marcos, La Tigresa del Oriente, Ivy Queen, entre muchos otros. En lo interno no podemos obviar el kitsch endógeno o kitsch tropical donde engrosan la lista Lila Morillo, Osmel Sousa y todo el despliegue que rodea e integra el reggaeton o reguetón, por ejemplo.

En concreto, Papita 2da base es una sarta de escenas kitschianas que arrebatan a los espectadores y les originan sonadas risas, propias del encantamiento que provoca lo burlesco del kitsch. Múltiples hechos, con frecuencia sin lógica, se suceden, unos más ramplones que otros. Su director, Hueck, decide mostrar episodios escatológicos, descartando el uso de la elipsis cinematográfica de manera consciente: vómitos, flatulencias, escupitajos, mucosidades, consumo insistente de alcohol, comida asquerosa, son algunas inmundicias que se exponen continuamente. Además, demuestra máxima idiotez e inverosimilitud cuando ingresan a una residencia de monjas, Andrés y su combo, es decir, el conjunto de amigos maleducados, chapuceros y chanceros, vestidos de religiosas barbudas. También, la protagonista, Julissa, maneja un helicóptero sin entrenamiento previo y recupera la memoria repentinamente para volver a la "concordia" de su hogar lleno de calamidades y situaciones inverosímiles, entre numerosas escenas similares.

En fin, esta cinta de producción independiente está logrando gran asistencia a las salas de cine y, en consecuencia, buena recaudación por concepto de taquilla. Como parte del mundo del espectáculo es manifestación clara del "todo vale" de la cultura posmoderna, donde se pone en máxima ebullición lo extravagante para lograr notoriedad y substanciosos beneficios económicos a los financistas del show mediático. Con una abrumadora carga efectista, el espectador es sorprendido y cautivado con mucho kitsch, es decir, con impacto, parodia, exageración, ridiculización, chabacanería haciéndole creer que su gusto es exquisito, auténtico y vanguardista. Al final, Papita 2da base es un despropósito con relación a su antecesora Papita, maní, tostón (2013) que resultó un acierto cinematográfico y un éxito de taquilla bien habido.

Para finalizar, afortunadamente, esta película no es genuina representación de la última creación del cine nacional. Se han realizado grandes producciones de largometrajes y cortometrajes, documentales o de ficción, que han sido merecedores de premios nacionales e internacionales. Resulta grato ver a la nueva generación de realizadores compenetrarse con historias y sucesos de nuestra identidad, que a través del drama, la comicidad o el realismo social, enaltecen nuestra cinematografía, sin necesidad de explotar el estilo kitsch, muy contrario a la bazofia que ha resultado la segunda cinta de Hueck, muestra de lo que puede llegar a ser este estilo.

isabelfalcon@hotmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1518 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter