Corrupción ¿cómo luchar contra ella?

Hoy día estamos viviendo tiempos en que una gran parte de la población convive con los actos de corrupción, como algo cotidiano, normal, que forma parte de sus valores, algo peligrosamente llevado en la cultura, sí no eres avispado y corrompido, no mereces tener nada, y si tienes algo, es producto de tu habilidad mal habida, un círculo vicioso. 

La sociedad debe verse como un sistema, que necesita mantenimiento para su funcionamiento, el cual debe ser fundamentalmente preventivo, para evitar desastres y consecuencias que en la mayoría de los casos son catastróficas, una vez ocurridos traen no sólo consecuencias en la perdida de recursos, sino también en credibilidad, debilitan la moral y apagan los sueños. 

Atrapar corruptos tiene un valor, como mostrar honestidad, dar muestra de interés y de alguna manera establece principios ante la opinión pública, pero los daños colaterales de este método correctivo son muy difíciles de borrar del imaginario colectivo, con extrema facilidad la acción de varios, se universaliza y se identifican a todos como un solo grupo monolítico. 

Estoy convencido de que la lucha contra la corrupción debe ser preventiva, para ello se debe tener en cuenta algunos factores que menciono a continuación.

  1. Toda entidad pública (ministerios, gobernaciones y alcaldías, servicios e institutos autónomos) debe presentar en un período no mayor a un año, los gastos de sus presupuestos, empresas nacionales e internacionales contratadas con los respectivos nombres de sus dueños, gastos de nómina, gastos en compra, y cualquier otro desembolso en que se haya incurrido, y publicarlos en un portal vía Internet con acceso a toda la población. De esta forma todo el pueblo estaría enterado del curso de las riquezas del país, esto sería, una Contraloría social genuina.

  2. La Contraloría General de la República debe jugar un papel activo, dinámico, en la prevención de delitos, con fiscales (autónomos), que con periodicidad adecuada ejerzan sus funciones de revisión de actividades en los entes públicos.

  3. Crear y actualizar nuevas leyes, suficientemente severas, para que nadie se atreva a traspasar los límites establecidos en la Constitución, y si las existentes son consideradas adecuadas, entonces crear una reglamentación minuciosa que permita castigar al corrupto.  Aquellos que lo hagan deben correr con la suerte de la máxima aplicación de la ley.

Naturalmente existen otros factores periféricos que hay que atacar: El cuanto hay pá eso, disminuir la burocracia, promocionar constantemente campañas contra la corrupción, crear en la población el valor de no tocar bajo ningún caso el patrimonio público, educar intensamente a las nuevas generaciones con principios de honestidad referidos a la función pública, estimular y proteger la seguridad del ciudadano en sus denuncias, entre otros.

Hablar de corrupción es hablar de desigualdad, en la mayoría de los casos se relaciona con un poder fuertemente centralizado y donde la riqueza está repartida con una discrepancia notoria, una falta de legislación anticorrupción implica una impunidad trivial que se convierte en estímulo para aquellos que ejercen cargos en el sector público.

Existen muchos matices sobre la corrupción, desde el ser inducida por factores externos hasta una estrategia política, aprovechable para desvirtuar a cualquier orden social establecido, pero esa no es la razón de este escrito, el centro de este artículo es intentar despejar el mito de que la lucha contra la corrupción como método correctivo es eficiente, la verdadera lucha contra la corrupción debe ser preventiva, de nada o poco vale atrapar corruptos después que los capitales están en bancos internacionales a nombres de testaferros, o quizás como decía mi abuela, después de ojo sacado no vale Santa Lucia. 

 

joframed1@gmail.com



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