No hay suficiente gente honesta

No es la primera vez que se escribe sobre el restablecimiento del decreto de Bolívar para castigar la corrupción con la pena de muerte, no se pretende hacer un epítome del desarrollo en materia legislativa de la lucha en contra de la corrupción, lo que se desea es generar la discusión entre intelectuales para un incipiente movimiento civil que en sentido lato, genere el nivel de consciencia necesario para el establecimiento de la pena capital por actos de corrupción, siendo la corrupción la causa principal de que no seamos iguales ante la Ley, lo que en definitiva imposibilita la libertad y el descubrir realmente lo que es vivir en democracia.

Las leyes deben ser duras cuando la población es incapaz de subsumir el civismo como única vía de convivencia en sociedad, no se puede razonar con quién carece de pensamiento crítico, es por eso que en Venezuela se debe reinstaurar la pena de muerte por actos de corrupción, aplicándola a quienes cometan daño al patrimonio público e incumplan la ley en detrimento y perjuicio de personas naturales y jurídicas, públicas o privadas, flagelo que hoy ha alcanzado niveles y dimensiones inimaginables, que está en una constante y progresiva evolución que le permite adaptarse fácil y de manera impresionante a los cambios generacionales y tecnológicos.

La ética y la moral en la función pública llegan a su fin en el siglo XXI, cosa que se manifiesta en la inocuidad de las leyes contra o anticorrupción, esto debido fundamentalmente a que los organismo o instituciones encargadas de hacerlas cumplir se han convertido en entelequias burocráticas, compuestas eminentemente por infractores, siendo esto precisamente lo que más perjudica esta propuesta, porque es un hecho que no hay suficiente gente honesta en el mundo.

¿Cómo se pudiese restablecer el orden en el país?, esa es la pregunta que se quiere responder, un país con una descomposición social muy profunda, sociedad con un apego irrestricto a la riqueza mágica y gratuita, expresión que le pertenece al ilustre intelectual Arturo Uslar Pietri que supo muy bien descifrar la cultura del venezolano, cuya mayoría ha normalizado la corrupción y conscientes de su corruptibilidad aceptan no uno sino dos gobiernos corruptos, con ello duplican sus aspiraciones de ser parte de alguno, aunque en el fondo lo que desean es pertenecer a ambos.

Antes de sentirse herido y autocompadecerse, y quisiera emitir alguna opinión sobre el vilipendio hecho a su honestidad, sepa que se utilizó el sustantivo "mayoría" para referirse a los venezolanos, ya que de utilizarse "todos" además de ser incorrecto, sería impensable, y porque sencillamente nadie sabe si efectivamente es honesto, sino hasta que ostente altos cargos públicos o privados con acceso a ingentes recursos, pues es de conocimiento popular que el poder envilece.

La clase política con inmunidad no teme al castigo, los corruptos están dispuestos a matar, y es ilógico esperar que los gobiernos corruptos se combatan a sí mismos.



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Juan Carlos Marcano Serrano


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