¡No, Bernal. no Presidente! Los 6 millones de CLAP no están llegando

Son frecuentes los usuarios de Radio Nacional de Venezuela, que llaman y envían mensajes en los diferentes programas, quejándose porque los CLAP no llegan o llegaron una vez o dos veces y no más.

No sólo en Radio Nacional, en las colas, en el bus, en el mercado. Lo que sí está llegando otra vez, es la harina P.A.N y otra vez, las largas colas para que te vendan uno o dos paquetes. Hablando de harina, la de trigo sólo existe para los bocadillos y para pan vendido a cinco, ocho y nueve mil bolívares, comprable sólo para algunos.

La verdad es que estamos viviendo lo que ya vivimos en un pasado reciente; anaqueles llenos de pan, de harina, arroz y pasta importados, pero una gran mayoría no los podemos comprar, ni hablar de las carnes, los granos y las verduras. Precios impensables hace unos años.

Por un lado, es saludable no comprarlos, son productos extremadamente refinados y sabemos lo dañino que son; pero qué comemos si lo producido en casa está compitiendo con lo importado; la rica masa de maíz ya cuesta alrededor de los dos mil bolívares, igual el plátano, la yuca y el queso y los huevos por las nubes.

¿Con estos precios, alcanza un salario mínimo? no, no alcanza, eso lo sabemos, ni para una persona, menos para un grupo familiar, donde hay menores que no trabajan y mayores que no reciben pensión. No les alcanza y los CLAP no llegan, y donde llegan, no con la periodicidad requerida para que de verdad sea un complemento para la familia.

Sé que en el Municipio Santos Marquina de la Ciudad de Mérida, el CLAP llegó una vez a finales del mes de febrero; como supuestamente la distribución sería periódica eliminaron el Mercal como distribuidor de productos regulados, los que por lo menos surtían a los vecinos de los diferentes sectores, de cuatro o cinco productos regulados, cada quince días. Pues, como dice el refrán "se quedaron sin el chivo y sin el mecate" El CLAP llegó y se fue, no apareció más nunca y con él se fue el MERCAL.

Pues, ante estos hechos, como Gobierno Ejecutivo serio, no podemos jugar al ofrecimiento, sin cumplimiento, a la postverdad, término tan utilizado últimamente. Aunque el CLAP se vendió como la gran solución, sabíamos que no sería tal, pero si podía funcionar como un ligero complemento. Mejor es la verdad.

Si la realidad es que el CLAP alcanza de manera periódica sólo para tres millones, por ejemplo, pues que sea para esos tres millones, pero que les llegue y de manera periódica, como tanto lo ha prometido el mismo Presidente. Y si la verdad es que lo menos malo, es permitir la entrada de productos de otras regiones aún cuando por falta de subsidio, sean accesibles sólo para algunos, pues que sea para quienes lo puedan comprar. Y si la verdad es que lo que producimos en el país, también lo compramos "como si fueran importados", y si la verdad es que dar casa por cárcel a Leopoldo López fue una negociación; entonces no se pretenda imponer la postverdad.

Una situación que ya es alarmante, la cual el Ejecutivo debe focalizar y corregir, para no caer en postverdades, es lo que está pasando con algunos bancos públicos, caso inquietante el Banco de Venezuela, los usuarios desean disponer de su dinero y reciben como respuesta un "No hay dinero" o "Sólo te vamos a dar tanto". Ayer, un conocido fue a la agencia Cecilio Acosta en Maracaibo, teniendo que regresar a casa sin el requerido dinero, que de paso es SU dinero; ante su solicitud le respondieron "DINERO NO HAY". Me dijo que no pudo evitar evocar el corralito bancario de Argentina, ocurrido hace algunos años. Está pasando en uno de los principales bancos públicos.

Aunque el juego político así pareciera que lo impone, el ofrecimiento, sin cumplimiento y además dar explicaciones ambiguas sobre algunos hechos, nos lleva a crear una incredulidad nada beneficiosa para ningún proceso, menos para el que pretende orientarse hacia el socialismo; debemos ser otra cosa.

Pareciera que nos trancamos nosotros mismos los juegos, con la postverdad. Hablemos al Pueblo, como el Pueblo que llegó a su mayoría de edad con la idea de que estaba participando en una revolución.

Para el Tren Ejecutivo tomo una expresión de Joaquin Nabuco (Un Estadista del Imperio y Otros Textos. Biblioteca Ayacucho, 1991) "En este asunto ni retroceder, ni parar, ni precipitar".

Y para quienes están en posición opuesta a la orientación política del Tren Ejecutivo, otra expresión del mismo autor y obra (…)" No es necesario ser republicano bajo la República, como no era preciso bajo la monarquía ser monárquico, para cumplir los deberes de un buen brasileño. Basta tener clara la noción de que nunca se tiene el derecho de perjudicar la patria para perjudicar al gobierno".

Vale repetir "nunca se tiene el derecho de perjudicar la patria para perjudicar al gobierno".

Siempre con la verdad, así llegaremos lejos; me decía mi mamá.

*La autora es Orientadora

 
ruthcueto7@gmail.com


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Ruth Cueto


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