Mi palabra

¡Presos por corrupción!

La corrupción lleva infinitos disfraces.

Frank Herbert

Un amigo, consecuente lector, interesado por el deporte, sin dejar a un lado el enmarañado ambiente político; buen conversador; hace algunos días me hizo un comentario sobre la corrupción; le prometí escribir sobre este tema, para darle mi opinión. Todos los días leemos sobre este "cáncer" el cual parece extenderse, como la candela en pleno verano, cuando algún inconsciente, prende una hoguera y después no haya como apagarla, dejándola que se extinga, causando estrados en el medio ambiente.

Las páginas de los diarios nacionales, casi todos los días informan sobre este huracán en la sociedad venezolana. Se viene haciendo costumbre, ver los titulares ¡Presos por corrupción! Es la manera de notificar el problema, mientras no se demuestre la culpabilidad absoluta, por eso no se puede aseverar ¡Presos por corruptos!; así pasa muchas veces, con los delincuentes, cuando son aprendidos cometiendo fechorías, pero no se presentan los pruebas o testigos, recurren a una habilidosa táctica: se declaran inocentes, mientras no se compruebe todo lo contrario; en derecho lo llaman: "Principio de presunción de inocencia", es decir: "Toda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable".

El amigo, me decía, que esto parece un jueguito de nunca acabar, mientras el país es desangrado por la corrupción, a pesar de todos los intentos del fallecido Comandante Chávez, y ahora de Nicolás Maduro, para combatir esta maldición (palabras de Nicolás). Nadie puede negar la valiente acción del gobierno para enfrentar este mal, extendido a lo largo y ancho del país; los medios de comunicación son testigos de la actitud patriótica, por adecentarlo en medio de las grandes dificultades.

La historia demuestra de manera fehaciente, como desde la guerra de la independencia, la corrupción ha estado presente. El General José Antonio Páez, aprovechó el poder para enriquecerse y favorecer a sus allegados, mientras los soldados pasaban la de Caín, fueron tantas las pruebas presentadas en su contra, que le fueron confiscados los bienes en vida; una mancha difícil de borrar en su brillante hoja de servicio para liberar a nuestro país del yugo español. Este castigo deben tenerlo presente los eternos defensores de Páez, quien nació en la pobreza, igual, que millares de soldados, pero al final lo atrapó la vanidad y la ambición, sin importarle la dignidad, la mayor riqueza del ser humano.

Esto nos demuestra una realidad para tener presente en la vida política, económica, y moral del país: muchos antes de la explotación del petróleo, la corrupción empezó a hacer estragos en la sociedad venezolana, hasta llegar a nuestros días, creando preocupación en infinidades de personas, muchos se hacen la siguiente pregunta ¿Es mayor la corrupción en estos momentos, que en el pasado reciente de la cuarta República? Cualquier respuesta, desata la polémica, porque tiene sus defensores y acusadores, pero lo cierto del caso, es que en los gobiernos de AD y COPEY, nunca se escuchó algo relacionado con presos por esta podredumbre; era la misma tarea del gato: tapar los "excrementos"; la descomposición estaba desatada en la administración pública, arrasando con el erario público.

En los 17 años, del proceso iniciado por el comandante Chávez, con sus aciertos y desaciertos, han ido a la cárcel, desde un destacado General, juzgado y enjuiciado con pruebas suficientes por hechos de corrupción, pasando por un gobernador electo por votación popular. La lista es larga e interminable, porque la ambición por el dinero parece no tener freno, más en estos momentos, cuando un sector importante de la población, se creó un status de vida muy elevado, y ahora nos encontramos en una profunda crisis económica, golpeando, incluso a muchos sectores, que hasta poco eran unos verdaderos privilegiados. Con toda razón mi amigo, con cierto pesimismo, siempre repite: "Mientras la ambición y el lujo, estén presente en la mente de un número elevado de venezolanos, la corrupción no se acaba". Que lo diga Henry Ramos Allup, a quien no le alcanzan 77.185,4 .



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Narciso Torrealba


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