Quinto malo

Bachaqueros, raspacupos y banqueros se dan la mano

Ya decía Carlos Marx que la banca es la usura legalizada. Hoy se deben sumar dos agentes subalternos de la misma usura, pero provenientes del lumpen: los bachaqueros y los raspacupos. Son la peste en su acción contrarrevolucionaria, dentro del contexto venezolano.

La banca, sin producir absolutamente nada, reproduce capital que proviene de sus cuentahabientes. Poco o mucho, quien coloca su dinero en "custodia" y "administración" en las manos de unos extraños, lo hace, a sabiendas de que debe pagar por eso. Se nos ha convencido y acostumbrado a que eso es algo "normal" e "inevitable", a que la única manera de proteger y engordar los churupos que tengamos, es confiándolos a los bancos. En fin, es un hecho cultural, la aceptación de la mediación de la banca en el manejo del dinero, hasta de los salarios, por mínimos que ellos sean.

La cultura que ha ido surgiendo a partir de las relaciones de producción y sus consecuencias, nos ha dejado como valores a los antivalores, a las tramperías, a los robos, al engaño, al egoísmo. Sobre ellos se ha formado toda una cosmovisión, una manera de mirar y entender la realidad solo sobre relaciones de explotación y de mercantilización hasta de los individuos, que, no teniendo nada para vender, ninguna propiedad para intercambiar, deben hacerlo con su propio sudor, con su propia fuerza de trabajo. Mercancías y una ética a la medida subhumana del mercado, de la cosificación, de la alienación de los individuos.

Y de allí la banca y toda su perversidad de usura legalizada. Pero a la estatura de esas mismas miserias, en los estercoleros de quienes no tienen el más mínimo escrúpulo y solo son movidos por las desesperadas exigencias de tener más, de acumular lujos y riquezas, sin importarles a quiénes deben llevarse por el medio, surgen -en la coyuntura de guerra económica que se ha desatado contra el pueblo venezolano, contra su revolución y sus propósitos socialistas- las figuras de los raspacupos y de los bachaqueros.

El raspacupo, al igual que el banquero, incrementa su capital a partir de uno que no es suyo, o que lo es, porque el Gobierno revolucionario y bolivariano, le concedió esa posibilidad, en un noble esfuerzo bolivariano de contribuir a la mayor suma de felicidad para todas y para todos. Chávez quiso democratizar al máximo los beneficios de la renta petrolera y coloca anualmente, en las tarjetas de crédito de las élites que las poseen, una determinada cantidad de divisas para viajeros (privilegiados, sin dudas) y en la de quienes manejan accesos de compras por internet (que casi siempre son los mismos), quienes, luego, no conformes con aquella dádiva de la equidad bolivariana, la quieren incrementar mediante las tramperías más descaradas e inexplicables, en la grotesca aspiración de convertirse en burgueses y banqueros, siguiendo el peor de los ejemplos de usura que estos encierran.

Por su parte, la usura del bachaqueo adquiere sus más paroxísticas y descaradas acciones de extorsión, cuando la coyuntura de guerra económica contra Venezuela, desaparece los productos básicos, acapara y fomenta la crisis ante necesidades de adquirir una harina para hacer arepas, un aceite comestible o un rollo de papel tualé. En el engranaje de extorsión, los grandes supermercados, presionados por las leyes del Estado venezolano, vende a "precios justos" a unos pocos privilegiados acaparadores (¿han visto las colas cotidianas?) que adquieren y acumulan, para luego revender a precios triplicados o tetraplicados, a sus pares, en el mismo barrio, consiguiendo (esos bachaqueros), recibir beneficios rentables, a partir de nuevas formas de usura.

No mentimos ni exageramos cuando afirmamos, como en el titular de esta nota, que bachaqueros, raspacupos y banqueros, se dan la mano, sin sentimientos ni patria. Les mueve la tendencia a la acumulación de capital, que es característica a la sociedad de explotación , basada en en el intercambio descarado y desproporcionado de mercancías, incluyendo entre ellas a los mismísimos seres humanos.

Mientras haya banca, raspacupos y bachaqueros, habrá capitalismo y habrá contrarrevolución. Por eso es importante saber identificar al enemigo y a quien se debe vencer en esta lucha por la libertad, la independencia y la construcción del socialismo.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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