Llegan a la política con la intención de quedarse y convertirse en los
portavoces de miles de usuarios de internet que no aceptan ser tratados
como «delincuentes» por bajarse archivos de la red -música, programas de
ordenador, textos- ni mucho menos ser vigilados por unos gobiernos que
«espían», según ellos mismos dicen, con total impunidad y sin una
resolución judicial previa nuestros correos electrónicos, boletines de
información, mensajes instantáneos... El Partido Pirata Español está en
plena germinación, como no podía ser de otra forma, en la red. Sólo hay
que entrar en la página www.partidopirata.es para leer su «programa
político», lo que llaman su «filosofía». Y es que ellos apuestan por la
transparencia absoluta, a pesar de que la mayoría de sus miembros ocultan
su identidad tras un «nick» o apodo, algo muy frecuente en foros y chats
de internet. NinHer, relaciones públicas del partido, ha colgado incluso
en su web el anuncio de esta entrevista para LA RAZÓN. «Mi ‘‘nick’’ es
como mi carné de identidad en la red», asegura. Él es el «portavoz» de
este proyecto de partido político que quiere dejar claro no es una
gamberrada de internautas ociosos. Trabajan para ofrecer un proyecto que
responda a unas necesidades puntuales, pero cada vez más mayoritarias: que
se pueda disfrutar de internet con libertad, sin que pagar peajes
económicos o ideológicos. Sin ánimo de lucro La máxima prioridad del
Partido Pirata Español es modificar la Ley de Propiedad Intelectual, «que
es un abuso tal y como está planteada ahora mismo. No es lógico que los
derechos de autor tengan validez 70 años después de su muerte», apunta
ninHer, que también precisa que su «programa» recoge uno de los aspectos
que más escuecen a los usuarios: que se «criminalice» la difusión de
música o libros en internet sin ánimo de lucro. «Bajarse un tema de
Alejandro Sanz o Springsteen no es un delito por mucho que la SGAE insista
que lo es», explica ninHer, «eMule o cualquier otra red de intercambios de
archivos es lícita porque te obliga a compartir ficheros con otros
usuarios sin que éstos vendan luego copias». Otras cuestiones espinosas
que el recién partido político quiere coger «por los cuernos» son eliminar
el dichoso canon que pesa sobre CD's vírgenes y otros soportes magnéticos
o electrónicos, la utilización de software libre, el derecho a la
privacidad de los usuarios de internet y la «neutralidad» de la red de
redes. Nadie ignora que el caudal de información (y desinformación) que se
recibe en un ordenador es infinito y un peligro potencial para los
gobiernos dictatoriales. «Incluso buscadores tan poderosos como Google o
Yahoo se han plegado a las exigencias del gobierno chino y han limitado
las búsquedas para sus ciudadanos. Esa coacción de la libertad, que es un
derecho fundamental, es inadmisible», afirma. NinHer y sus compañeros
saben que se enfrentan a un reto importante: constituirse en un partido
político legal -se saben ya de memoria la Ley de Partidos- y concurrir a
las elecciones. Esta realidad, que puede parecer virtual, se hará tangible
cuando tengan sede y se vean las caras, ya que el propio NinHer reconoce
que no conoce físicamente a ninguno de los otros 224 miembros, «aunque
estamos en permanente comunicación. Somos de toda España e internet es un
medio espléndido para estar en contacto». No dudan que si consiguen un
escaño «será un hito». Por lo pronto, tienen la intención de no entrar en
los que llaman el «mercadeo político» de los pactos. «Como formación, no
pactaríamos ni con la izquierda ni con la derecha ni con el centro por
simpatías políticas. Sólo ocurriría si decidieran apoyar nuestro programa
político», dice. Tienen claro que la política y las leyes van siempre por
detrás de internet.
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