Los trapos sucios

Esa sabia frase que siempre repito reza que los trapos sucios se lavan en casa. Creo que ser fiel a esas palabras podría tener un límite si ese no hacer públicas críticas necesarias, termina haciéndonos cómplices de lo que criticamos. No hacerlas públicas no puede traducirse en no hacerlas. Hay que hacerlas y se hacen, se están haciendo.

Creo que el documento publicado recientemente por Martha Harnecker sirve de excusa para que se abra una fisura que libere públicamente el debate sobre muchas críticas y expectativas. Muchas de ellas con sobradas razones, apuntan sobre el cogobierno de los llamados el anillo de Chávez, sobre los que amasan fortunas en nombre de la revolución y siguen allí, intocables. El pueblo no hace nada pero no porque no sepa, sino porque espera que en cualquier momento sea nuestro comandante quien sacrifique a todos estos señores que le rodean y por fin le abra espacio al pueblo. El pueblo sabe que no puede arriesgar el avance de su revolución y más que saber, siente, palpa, vive, los resultados y triunfos de nuestro proceso.

Instigar y promover estos debates críticos cerca de un proceso electoral tan importante, no puede ser otra cosa que un acto contrarrevolucionario. No es el momento ni el lugar. No se le debe dar palabra alguna al enemigo para que nos dañe con nuestros mismos discursos. Si hay que dar una batalla interna bien intensa para purificar nuestra organización.

Más importante es la batalla por difundir esa gran obra que es la revolución hoy por hoy. Muchas cosas que están pasando no se saben, no se difunden. Más importante es tener más alta que nunca la frente y ser más entregado a la lucha en esta dura batalla, cuando se agrede a la revolución y se instiga el divisionismo, la crítica al líder y se degrada la moral, es cuando se debe ser más fuerte y sólido. Ya después del 26 de Septiembre, cuando la victoria popular se imponga en la nueva Asamblea Nacional, se callarán muchas de las voces que andan hoy hablando de críticas y que tan solo pretendían debilitar nuestras fuerzas, luego de la victoria, el mismo pueblo debe esperar que nuestro comandante presidente mismo, nos acompañe en ese proceso autocrítico y que generemos nuevos mandos y sancionemos de manera directa a todos los que se han enriquecido a nombre del pueblo.

Hoy no es la hora, se lo escribo a todos para alertarlos, entre nosotros podemos y debemos discutir y criticarnos, fuera de nosotros nada. Al enemigo ni agua. Sigamos la marcha haciendo lo que hay que hacer, creer en el pueblo y en la clase trabajadora, semillero de donde ya brotan nuevas conciencias que crecerán y llegarán a ser el poder verdadero de nuestra revolución. La revolución debe tener su mando en el pueblo y en su líder Hugo Chávez, todo aquel que piense diferente que monte su tienda aparte, pero no les permitamos venir aquí ha tratar de confundirnos. El tiempo, como siempre, dejará cada cosa en su lugar.

Quiero anexar una carta a mi escrito, se la envió un amigo a otro que estimo mucho y que estaba molesto por el exquisito trato que se le diera a Guillermo Zuloaga durante su detención y su liberación. Molestias que compartimos pero que no debemos permitir que abrumen nuestro ánimo, camaradas, la lucha sigue..

Jorge: Creo que sabes bien que esta es quizás la más urgente de las batallas. Sabes que he dejado todo para dedicarme a tiempo completo a atender el efecto demoledor de estos bandidos (lee el escrito del Che sobre un caso muy similar en la Cuba de 1961). ¿qué hacer?, justamente lo que hizo el Che. Trabajar con ahínco desde el más puro ejemplo. Ir desenmascarando a estos desfachatados reformistas con el pueblo. Confíar en que en Miraflores tenemos un subversivo: confiar en Chávez. Ir arrancando la mala yerba y plantando con todas nuestras fuerzas la pureza de los valores socialistas (tránsito al comunismo). Hacerlo sin ambigüedades, sin concesiones al enemigo esté donde esté.

El pueblo tiene que transformar el desencanto en firmeza revolucionaria. Esto no es asunto de encantamiento es un asunto de conciencia (ciencia) revolucionaria. Nuestro pueblo tiene que saber que no hay alternativas, que triunfamos o nos jodemos. Tiene que saber que estos bandidos no son revolucionarios. Gente por años hospedados en hoteles cinco estrellas; gente rodeada de guardaespaldas sin pisar la calle jamás; gente que -como decía Andrés Eloy Blanco- no pueden esconder su súbita riqueza (han, literalmente, tomado con casas de lujo los espacios más exquisitos del Junquito) porque el dinero y la tos no se pueden esconder.

En el pueblo hay cada vez más claridad. Debemos ayudar a que esa claridad se convierta en conciencia. Al mismo tiempo no podemos hacer nada -absolutamente nada- que pueda ser aprovechado por la contrarrevolución. En ese sentido -manifestar nuestra arrechera- hay que ser muy sagaces, muy prudentes, muy firmes pero con conciencia del "momentum" histórico de la Revolución. Yo estoy persuadido de que estos bandidos se irán descubriendo ellos mismos en la medida en que sean forzados por la contradicciones. Un ejemplo es Henry Falcón pero faltan muchos Falcones que irán saltando en la medida en que los forcemos con políticas y medidas radicales que pongan en peligro sus intereses de alabarderos de la burguesía.

Sigamos sembrando, sigamos adelante de la mano del pueblo, sigamos forzando medidas radicalmente socialistas, sigámoslos forzando a enfrentarnos por la vía de sus ambigüedades. En el cierre del Congreso Extraordinario del PSUV hubo una muestra clara de esto. Ante la posibilidad de que el Colectivo Antonio Aponte participara en las reflexiones le cerraron el paso, también lo hicieron con la propuesta presentada por Ricardo Durán para que yo participara. Le dieron cabida a Rodolfo Sanz, al pensamiento que mana del grupo de "intelectuales" Hotel Alba, y otros que se dedicaron a presentar la teoría del Comercio Socialista, del mismo modo que la de los Empresarios Socialistas (un oximoron clarito, tigres vegetarianos), pero al final quedaron en evidencia, el Congreso estableció el carácter antiimperialista, anticapitalista y clasista del Partido. Porque hay mucha gente buena, Jorge, hay mucha gente clara que está librando la batalla y nosotros debemos respaldarlos, alentarlos y ayudarlos. No estamos solos -comenzando por Chávez-, una prueba es el trabajo que se está haciendo desde el IDENA (madres del barrio, misión negra hipólita, etc.) y con quienes estoy trabajando en las Comunas, con los voceros y voceras de los Consejos Comunales) Ese trabajo de Erika Farias o Armando Carrieri es claramente revolucionario y cuenta con el pleno respaldo del Comandante.

Trabajemos, hermano, trabajemos y pensemos por un instante en dos cosas: a) Cuales son las condiciones actuales para esta batalla y cuáles eran hace unos 20 o 30 años, y b) Si tenemos opción entre vencer o morir ¡no la tenemos!, por tanto... ¡VENCEREMOS!

Un gran abrazo y arriba ese ánimo.

Martín.

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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