Las matemáticas de la oposición encriptada II

II
“¿Destino, tiempo, ocasión, suerte y cambio?
Todas las cosas están sujetas a estos conceptos”.
Percy Bysshe Shelley

Estas palabras firmadas por Shelley, como puede corroborarse, no son ni de Ramos Allup, Aguiar, Velásquez, Timoteo o Pompeyo “Futuro” Márquez, pero ellos, como matemáticos al fin, las hacen suyas para decidir el destino del país, el tiempo en el cual lo recuperarán para hacer la Venezuela que quieren, la ocasión para machacar a sus oponentes tal como dieron una minúscula muestra en el Golpe de Estado, la suerte que ha tenido Chávez para sacar votos de donde no tiene i, finalmente, el cambio auténtico i real que darán al país, porque en cuarenta o más años anteriores no pudieron, porque apenas estaban planificando i madurando. Las matemáticas no son únicas i eternas como algunos trasnochados filósofos dicen, sino que hai que irlas construyendo cada día. Quizá, por ejemplo, algún día Ledezma o Ramos Allup perezcan como Pitágoras en Siracusa, asesinados por las hordas chavistas, mientras ellos están concentrados en cálculos de probabilidades o teorías cuánticas.

Lo cierto es que Bill Gates está por venir al país, asombrado con el esquema que exhibió Ledezma, explicando cómo se efectuó el fraude imperceptible i el tipo de virus que mencionó, a fin de que no lo puedan utilizar en Estados Unidos, ni Bush ni Kerry (si es que allá hacen la misma automatización i por fin dejan votar directamente al pueblo) ya que sería entonces, no una confrontación de candidatos, sino una confrontación de virus (tal vez se identifique “Virus Ledez-Allup-04.F”, la F por lo de fraude). Un virus super poderoso i específico para eventos electorales. I eso ha sido siempre así en la cultura del mundo; los grandes descubrimientos, de principio son ignorados o combatidos: le pasó a Galileo, a Semmelweis, a Jenner, Pasteur, i paremos de contar. I a propósito de contar, allí está la grandeza incomprendida de estos genios de las verificaciones i las auditorías; lo que pasa es que son genios encriptados, con un código de bip en sus cerebros, que no pueden copiarse ni clonarse. Está establecido que los hombres supieron contar mucho antes que se escribieran los números que aparecieron para desarrollar la aritmética, pero historiadores i arqueólogos, estudiosos de la cultura humana, no saben qué nombre se le dio a los números. Empero, en contar está el destino i el arte de la humanidad. Por eso estos matemáticos nuestros se empecinan en contar i contar; no desean, por ejemplo, un contaje de glóbulos rojos como las matemáticas en el terreno biológico lo hace; una verdadera “auditoría” sanguínea que no dejara la menor duda, sería sacarle litro a litro las sangre a un paciente i contar hasta la última célula roja transportadora de oxígeno. Nada de muestras representativas i aleatorias.
Sin embargo, también es necesario enterarse por qué esos ilustres herederos de Newton, Laplace, Hilbert o Einstein, no admitieron encuestas, votaciones, resultados, datos oficiales del CNE, observaciones i auditorias del Centro Carter, la OEA, observadores internacionales, matemáticos i lógicos de universidades; no por capricho ni por mostrencos como creemos muchos, sino porque utilizaron nada más i nada menos que, ¡Cálculo de Probabilidades! Parece que conocen, tal vez, la frase de Jonh Gay que dice: “Para que los hombres no malicien que tu relato es falso, mantén la probabilidad a la vista”. Lástima que el periodista i humorista Roberto Malaver se adelantó a explicar los detalles, los pormenores de cómo se hace un fraude perfecto, atribuyéndose la genialidad para despistar, pero eso debió salir sin duda de esa “conflagración” de cerebros de la Coordinadora Democrática, pese a que unos irreverentes piensen que, en vez de cuerpo calloso en sus cerebros, tienen un escíbalo. Su explicación está clarísima, transparente i entendible hasta para Sancho Panza. Según ha trascendido, para lograr ese esquema maravilloso que con justo orgullo esgrimía Ledezma (¡que entusiasmo el de Bill Gates! dice Reuter i CNN) tomaron la precaución de superar el principio de indeterminación de Heisenberg (allí no quedó nada indeterminado, como eso de no poderse establecer al mismo tiempo velocidad i lugar de una partícula elemental) i tampoco de conformaron con llegar apenas a “una probabilidad probable”, sino números concretos (los números “irracionales” fueron desechados de sus oficinas de cálculo, precisamente por irracionales, allí donde brilla el talento); demostraron no solamente la inversión de votos que hubo entre el SI i el NO, sino que calcularon igualmente que, en las elecciones regionales arrasan, pero por condescendencia, dejarán que el chavismo se quede con una que otra gobernación o alcaldía, pero Venezuela es de ellos.
I fíjense que cosas ofrece la vida i la ciencia; mientras el mundo de las matemáticas sigue incesantemente construyendo sistemas formalizados axiomáticos, aplicando hallazgos de la topología, del cálculo infinitesimal i tantas novedades que exigen los vuelos espaciales i el estudio del cosmos (el libro Miles de Millones de Carl Sagan es una tontería de especulaciones matemáticas), prefieren ir a las obras de Lewis Carroll (o el cura Charles Dodgson) para contar i contar como Alicia en el País de las Maravillas, en el pasaje que dice la Reina:−¿Cuánto es uno y uno y uno y uno y uno y uno y uno y uno? −No lo sé −dijo Alicia− he perdido la cuenta. −No puedo hacer la suma, dijo la Reina Roja. Pues bien, eso es lo que ha pasado con el Referendo i el CNE: perdieron la cuenta (que pretendían era de rojo chavista) i entonces la reina Sobeida Mejías exclamó: no puedo hacer la suma. Fue un caos interno que ni Carter, ni Gaviria i ningún otro observador “percibieron” i en consecuencia el Rector-Presidente Francisco Carrasquero anunció una cosa falsa; algo así como un castigo de Dios (diría Castillo Lara, como Velazco calificó a la tragedia de Vargas) por no haber dejado que Enrique Mendoza hiciese adelantos de cifras a las 2 de la tarde. Empero, todo este complejo proceso, nadie lo percibió i menos se percató, pero con cálculos matemáticos, recursos de física cuántica i sobre todo lo inefable: el talento de los integrantes de la Coordinadora Democrática i el uso adecuado del superpercibetrómetro-laser, la oposición pudo gritar al país i al mundo, urbe et orbi…¡FRAUDE! Estoi pensando que el Premio Nobel se puede dar a un grupo de investigadores i que ya, al fin, Venezuela va a tener la dicha de tener, no uno sino muchos laureados en Estocolmo.

De ahora en adelante, todas las Misiones educativas, van a tener que recurrir a lo que hizo Estados Unidos cuando, al poner a Gagarín en el espacio, la Unión Soviética los dejó atrás en la carrera espacial: modificar, mejorar i profundizar el estudio de las matemáticas (al poco tiempo tenían más de 5.000 Doctores en Matemáticas) porque como dijo Burke “La época de la caballería ya no existe. Le ha sucedido la de los sofistas, los economistas y los calculadores” i esa “oposición científica” se nos está perdiendo de vista.


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Roberto Jiménez Maggiolo


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