Para no morir en el intento

      Uno circula por Maracaibo y, a veces, siente asfixiarse. Además de la terrible temperatura que en ocasiones raya en los 47 grados centígrados, se encuentran protestas por diferentes causas y no todas las personas tienen aires acondicionados en sus vehículos para mitigar el calor… pero bueno, lo cierto es que la gente agobiada ante innumerables necesidades, sale de sus casa con el propósito de reclamar los recursos más elementales, a fin de no morir en el intento de seguir viviendo con semejantes precariedades.

      Por supuesto, no me refiero a las protestas estimuladas por sectores politiqueros, sino a las que brotan espontáneamente del pueblo y sobre las que quiero destacar algunos elementos que creo inciden hoy más que nunca en tales acciones: el primero es que con el presidente Hugo Chávez la gente se siente con mayor derecho a reclamar, porque de eso se trata la revolución: de darle poder al pueblo, segundo; porque con las misiones esas personas que estaban en sus casas como un mueble o artefacto viejo, aprendieron a leer, escribir, pensar y, por consiguiente, se activaron con gran capacidad y propiedad y los políticos no pueden engañarlos como antes.

     Tercero: es evidente el deterioro de la ciudad. No es cuento. Los últimos aguaceros demuestran que vamos en franco retroceso. Ni siquiera en épocas de inviernos limpian las cañadas. No se escuchan proyectos de embaulamientos. La mayoría de estos canales están llenos de maleza y en vez de solventar la situación, los responsables dicen que la gente las usa de vertedero de basura, pero este argumento se desgasta, porque no es que las ensucia, sino que nunca las pavimentan y se enmontan.

     La inseguridad marcha libre con su estela de sangre. Las calles son un desastre. La mayoría tienen huecos y otras son intransitables. No se habla de vías alternas. La Circunvalación Tres es una vergüenza. Cada vez se observa más basura. Y lo peor es que nunca hay dinero para ejecutar los proyectos sociales.

      Así  que son innumerables los problemas, sin embargo, siempre critiqué las manifestaciones. Afecta a personas que no deberían soportar embotellamientos, humaredas… pero prestando atención a lo que decía mi abuelo: “mientras el alma esté en el cuerpo hay que hacer por ella”, ahora justifico a esa gente que evita morir en Maracaibo en esa miseria, que se agrava en medio de rumores de incrementos de sueldos a 8 millones 500 mil bolívares en la Alcaldía, que para el que gane 10 o 20 millones no será mucho, pero ¿por qué no le preguntan a un desempleado o a uno de esos salserines que, a la 1.00 de la tarde, escoba en mano barren las calles?...ya verán lo que  les responde.


 *Periodista

albemor60@hotmail.com



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* Alberto Morán


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