Respuesta a un ataque incivil de Rafael Poleo

Base de operaciones

Fue incivil pero estimulante el ataque que recibí de Rafael Poleo en el # 1459 de Zeta. Los epítetos que me adjudica son más decentes que los soeces insultos usados contra mí y mi esposa por las “damas” detrás de las cuales se escudaba Antonio Ledezma en el cacerolazo de 6 horas recibido en “El Tamanaco” el 1/1/03. Y, más o menos del mismo tono de los usados por los “chavistas duros” en múltiples ocasiones. En ningún caso he perdido la sindéresis. No lo haré ahora. Conozco a Poleo desde hace unos 40 años y sé de su inteligencia. Esta acción no es producto de la irracionalidad de un fanático. Es el resultado de una bien pensada estrategia. Su interés personal, como él de todo empresario – que es fundamentalmente lo que es - es acrecentar sus utilidades, un propósito legítimo. Para ello es necesario aumentar las ventas de sus productos, por lo que una polémica conmigo le sería más que conveniente. Le agradezco el reconocimiento, tal vez exagerado, a mi estatura estratégica. El es producto de tantos años de relaciones amistosas que originaron un respeto mutuo y, quizás, una sobrevaloración compartida de nuestras potencialidades. Por tal razón, estoy dispuesto a complacerlo. Nada me agrada más que ayudar a mis amigos en el logro de sus fines positivos. En lo que no lo voy a satisfacer es en el carácter que le ha impuesto a su planteamiento. No personalizo, por respeto a la audiencia, las discusiones políticas públicas en las cuales me enfrasco. Es contrario a mis fines personales degradar en Venezuela, más de lo que ha sido mancillada, la función cívica de la política.

Empero, sí acepto la polémica. Estoy dispuesto a debatir mi posición, favorable al multilateralismo, en el campo de las relaciones internacionales. Ella enfrenta la multipolaridad sostenida por el gobierno y, por supuesto, la unipolaridad que abiertamente respaldan sus antagonistas. Del mismo modo quisiera discutir la racionalidad de las políticas y estrategias que adelantan los bandos beligerantes en Venezuela. Rechazo, en principio, la “democracia de las manifestaciones” utilizada por ambos corros, como lo hace Giovanni Sartori. Como él, pienso que “las voces que se dejan sentir por encima y más allá de las elecciones son voces minoritarias o de élites”. “La marcha de Musolini sobre Roma en 1922 movilizó mucha gente; fue mucho menos aterradora que otras marchas europeas recientes; y en realidad fue pacífica en la medida en que no encontró resistencia. ¿Fue un ejemplo de ?”. Me gustaría discutir sobre estos temas y muchos más de la política internacional y doméstica. ¿Estará dispuesto Poleo, en las páginas de sus publicaciones a abrir este debate?. Sé que en la actualidad los mensajes escatológicos venden más. Hollywood lo sabe perfectamente. Pero ¿no serían más pedagógicos – e incluso, creo, que venderían más - unos mensajes constructivos?. Es una decisión que dejo en manos de mi amigo Rafael Poleo.

escruz@telcel.net.ve


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Alberto Müller Rojas


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