Tapabocas

Y nos taparon la boca pero seguimos hablando. Y nos taparon la boca pero seguimos besándonos. Y nos taparon la boca pero seguimos diciendo.

¿Será que ahora, además del Black Berry, y el MP4 solicitaremos indistintas presentaciones de tapabocas en los anaqueles del supermercado? Nuestra cara en el XXI además de entaponada por los audífonos, se caracterizará por la cara de una generación con tapabocas. Yo te quiero. Yo te amo, pero ya mi lengua no puede juguetear con la tuya. Yo te quiero yo te amo pero con mi boquita tapada como con un bozal. Ahora soy una boca tapada. Es solo por supervivencia ¿entiendes? Yo te quiero, yo te amo, pero ya mi aliento no podrás sentirlo entrar en tus oídos al murmurarte un secreto. Yo ahora tengo mi tapaboca. Personalísimo, imprestable y bello.

Como que ya es demodé ir a restaurantes. En México se jodieron: los cerraron y los cerraron. Ahora hasta comer es un acto íntimo, yo no puedo. No me quito mi tapaboca delante de nadie. ¿A ver si me salpicas tu cochino virus? No, no. no.

Las cosas de la vida. ¿Que se iban a imaginar sus fabricantes que de la noche a la mañana, su producto, saltaría de los hospitales y las clínicas y de las caras de odontólogos y enfermeros y se convertiría en algo tan maravilloso en nuestra sociedad, siempre tan cambiante?. Claro, claro… hay que darles tiempo después de que nos acostumbremos para superar el color blanco. Ahora tendrán que producir versiones y versiones. Tapaboca invisible, tapaboca piel de tigre, tapaboca Pink, blue and green. ¡¡Que nota!!

Yo no me ahogo en angustias. Asumo, escuchaste: ¡¡aaa..ssuuu…moooo!! Sí, ahora la vida será boquitapada, será! Reguetón, hip hop y tapabocas. Siempre solidario con el fashion y más que moda es cosa de supervivencia.. y aparte imagínate que bello, quitarle el tapaboca a una mujer, será muy excitante... Quien quita y ahora fabricarán condones linguales y así no tendremos que estar semanalmente haciéndonos exámenes porcinovirales para poder besarnos sin el miedo, sin el riesgo.

Me quitó mi tapaboca, porque quería verme la boca, no, no. Que abuso. Si ya la cosa ahora es diferente, que y que quería ver mis palabras salir de mis labios. ¡¡Que no!! Recuperamos un espacio más para la sexualidad, es más: ya no hará falta el comedor en las casas, se acabaron los almuerzos, desayunos y hasta las últimas cenas. Deberían, digo yo, esos sesudos líderes del capitalismo, inaugurar restaurantes con cabinas, donde uno recibe su servicio y aprieta un botoncito para que se suba la cortina y ver al otro comensal al otro lado del vidrio comiendo frente a uno, cubiertos desechables o esterilizados y hasta tecnología digital para grabarnos y poder rememorar nuestros encuentros y los arquitectos son otros que también tienen que abocarse a diseñar los cometorios. Un lugar más en nuestro hogar donde comer será tan íntimo y privado como cagar. ¿O es que piensan que me voy a encerrar a comer en el baño?

Como me excita que ya estamos llegando al futuro. Que alegría. ¿Quien iba a pensar que los Porkys, los cerditos iban a ser quienes cambiaran la vaina? Eso es lo bello del capitalismo, que uno no puede predecirlo. Con tal de vender pasa cada cosa!! Ahora los hombres sentiremos la vergüenza que envidiamos a las mujeres cuando iban al ginecólogo, cada vez que vayamos al dentista. ¡Privatizaron la boca! ¡¡Qué logro tan magistral!

Y nos taparon la boca pero seguimos hablando. Y nos taparon la boca pero seguimos besándonos. Y nos taparon la boca pero seguimos viviendo.


(*)Fundación HombreNuevo

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho(*)


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