Bolas

La oposición no acatará ninguna inhabilitación ¡¡Que bolas!!

Esta es la posición manifestada por el alcalde de Chacao Leopoldo López ante el veredicto emitido por la Contraloría General de la República a través del contralor Clodovaldo Russian.

La actitud asumida por el referido Alcalde, burla al país, conduce a una ineludible pregunta: ¿Por qué puede suceder esto en nuestro país?

La respuesta no es difícil de imaginar, sólo hay que pensar un poco, para entender cual es la causa. La verdadera causa no es más que la existencia crónica de una falta de autoridad por parte del gobierno acompañada de una gran complicidad.

Complicidad que comparten los oposicionistas y de ciertos “revolucionarios rojos rojitos” que no pueden admitir una acción contundente por parte del Estado contra la corrupción. Tal situación favorece la distracción y malversación de los recursos económicos del Estado perjudicando al desarrollo integral de la nación.

Por tal razón, aparece dentro de la vida pública y política del ciudadano un llamado insólito a la ciudadanía para que participe en una manifestación en contra de la inhabilitación de los corruptos y la decencia y a favor del delito y la delincuencia política. Definitivamente podemos concluir que ha sido la falta de “bolas”, la que ha propiciado la impunidad dentro de las instituciones del Estado. No se entiende como la Asamblea Nacional, ha sido incapaz de implementar nuevos mecanismos y leyes que permitan controlar a tiempo la infecta bacteria de la corrupción que existe en los cargos públicos.

Si habrían “bolas”, el Corrupto no podría burlarse de la honestidad y credibilidad del ciudadano venezolano. No podría hacerlo jamás, antes sería llevado a un juicio público y condenado por sus actos delictivos. No se puede entender, cuando se habla de una revolución socialista, que el Estado aún no tenga a disposición los elementos suficientes que le permitan recuperar el dinero que le ha sido sustraído y poder condenar al señor delincuente con cárcel por su delito cometido.

Si por el simple hecho de inhabilitación, el corrupto se permite amenazar la vida del Contralor de la República, a sabiendas de que se le permite legalmente seguir disfrutando de sus fechorías, pudiendo adquirir bienes y servicios. ¿Que pasaría si “el Señor” fuese despojado de esos bienes adquiridos en forma espuria? Seguramente, con el apoyo incondicional de los medios de comunicación, lograría constituir comandos de resistencia por la impunidad, dispuestos a ajusticiar a la decencia y acabar con los últimos recursos de justicia que aún mantenemos.

Esto significa que para aplicar la justicia y combatir la corrupción no basta con la denuncia, ella puede ser estéril.

CONCLUSIÓN: Para hacer justicia hay que tener “bolas”



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Alex Rivero


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