Reflexiones de un chavista reflexivo

Alerta I
El peligro de las especulaciones

Todo lo que se ha dicho hasta ahora sobre las causas de la derrota del 2 de diciembre es pura especulación subjetiva, que puede estar muy bien fundada en la buena voluntad de los que opinan, incluyendo al Presidente Chávez, pero que no tiene basamento objetivo. En otras palabras: nada de lo que se diga sobre las causas de la derrota electoral en el referendo aprobatorio de la reforma constitucional tendrá verdadero valor político (prospectivo) si no se investigan a fondo las razones del comportamiento de los que votaron no y de los que no votaron, estando entre el universo del voto chavista. Y cuando digo “investigan”, me refiero a una investigación sociológica como las que se realizan para conocer la intención del voto antes de votar, esto es: una investigación en el campo de la opinión, de las aspiraciones y de las expectativas de los electores. Si no se hace esto estaremos ubicados en el campo de las especulaciones que nos pueden llevar a minimizar el peligro que corre el proceso revolucionario y encaminarnos, entonces sí, hacia una derrota definitiva.

Alerta II
Un aspecto que debe despejarse: “Chávez nos quiso engañar”

Desde que el Presidente Chávez anunció la reforma y nombró la comisión que la redactaría (por cierto encabezada por la Presidenta del TSJ, que votó, por lo menos, un NO), transcurrieron varios meses (¿6 u 8?) en que prevaleció el secreto oficial sobre el contenido de la misma, pero no fue así entre los voceros de la oposición que hasta distribuyeron documentos que inventaban mentiras sobre ella. Voceros de la derecha, apoyados por los medios de comunicación (85% del espectro nacional, en radio, prensa y televisión), propagaron ficciones y argumentos falaces sobre el contenido de la reforma constitucional sin que se escuchara una sola respuesta concreta, directa sobre el contenido por parte del gobierno. Prevaleció el viejo concepto del secreto ante el enemigo, para no “darle ventaja”. Así se mantuvo el ambiente hasta que se dio a conocer el texto redactado por la comisión y se pensó que con esa realidad se podían contrarrestar las matrices de opinión generadas y propagadas sobre la reforma desde los laboratorios de la CIA, conocedora a fondo de los temores que genera en los ciudadanos nacidos, criados y formados en el liberalismo la simple idea del “socialismo”. Algo debe haber aprendido la CIA en su lucha victoriosa contra el Bloque Soviético. Tenemos que aceptar que el pueblo venezolano conoció primero lo que no era la reforma que lo que en verdad era y lo conoció a través de los medios de comunicación capitalistas especializados en manipular los sentimientos y las emociones de los electores, a quienes trata como consumidores. Luego de varios meses de bombardeo psicológico intenso contra el socialismo/comunismo (no debemos olvidar que este bombardeo comenzó en la campaña del 98 contra el candidato Chávez) y a tan sólo 15 días para el 2 de diciembre, el Presidente Chávez advierte que quien vote por el SÍ está votando por él y quien vote por el NO está contra él y a favor de Bush. Lo repito: a tan solo 15 días y, como ahora lo reconoce hasta el mismo Presidente, fue muy tarde para contrarrestar la influencia de la mentira. Entonces, pienso que un aspecto que debe despejarse en la investigación es el siguiente: ¿No será que por primera vez mucha gente que apoya a Chávez, “percibió” que él la estaba engañando con lo del socialismo y que quiso meterle gato por liebre? Léase bien esta pregunta. No se trata de que Chávez haya querido engañar a la gente con lo del socialismo, sino que cuando él advirtió la amenaza de la manipulación mediática ya se había propagado una matriz de opinión nutrida en el viejo caldo de cultivo del miedo al comunismo y, como sabemos, hay prejuicios inmunes al escrutinio de la razón, como por ejemplo los que alimentan el racismo, el sexismo, el machismo, etc., y, en este caso, los que alimentan la concepción de la propiedad privada como un valor sagrado, totémico.
Siendo coherente con la primera advertencia, no me respondan sin antes haber investigado científicamente, porque la CIA sí lo hace. Esa agencia tiene centros de investigación sociológica y psicológica del comportamiento humano regados en el mundo, que le dicen lo que deben hacer para lograr los objetivos del imperio en sus puntos de ataque y no podemos descartar que esos centros estén funcionando ahora eficientemente para el caso venezolano. El hecho de que hayan fracasado en el 2002 y 2003, no debe hacernos pensar que no pueden descifrar las claves emocionales de nuestro comportamiento político. Quizá un solo ejemplo sirva para ilustrar lo que decimos y es el de los estudiantes. Todos sabíamos cuál era el papel de los estudiantes en la estrategia del “golpe blando” gracias a las investigaciones de Thierry Meyssan. Hasta Chávez nos lo advirtió. Y sin embargo el gobierno no hizo nada para contrarrestarlo. Todo lo contrario, en vez de impulsar un movimiento estudiantil bolivariano dentro de las universidades que se opusiera con políticas genuinas a los opositores, sacó a los líderes revolucionarios de las universidades y montó una “Comisión Estudiantil Presidencial”, que lo que logró fue alejar a los líderes bolivarianos del movimiento estudiantil, con el resultado de perder los espacios dentro de las universidades públicas, que son las más importantes desde el punto de vista político, porque las privadas sólo sirven para “guarimbiar” y aunque joden bastante, no generan políticas. De hecho el foco de atención política en Caracas es la UCV y no la Universidad Católica Andrés Bello, la Santa María o la Metropolitana aunque tengan líderes sobresalientes, porque el peso político lo tiene históricamente la universidad pública.

Alerta III:
Cuidado con la televisión.

Mucho se dijo, y fue motivo de discursos y reflexiones públicas, que el 12 y 13 de abril de 2002 el pueblo venezolano había vencido a la televisión. Que tras el silencio comunicacional durante el golpe de Estado, nuestro pueblo percibió una trampa y sin más recursos que su “intuición” política se echó a las calles y recuperó el poder junto a los militares patriotas. Ignacio Ramonet hizo de aquel hecho toda una tesis de proyección internacional. Y nosotros nos regocijamos de ser el primer pueblo del mundo que vencía la hegemonía comunicacional imperialista. Pero hétenos aquí hoy, 5 años más tarde, reconociendo que quien venció el 2 de diciembre fue la televisión, que la reforma constitucional propuesta por el Presidente Chávez se estrelló con el fantasma del comunismo instalado en el imaginario colectivo del pueblo venezolano por la televisión y los otros medios de comunicación. Es decir, ahora reconocemos que no hemos vencido a la televisión y que sigue siendo un poderoso medio de disuasión y manipulación política, ¿Entonces, en qué quedamos: somos o no inmunes a la televisión? Este es otro ejemplo que confirma la certeza de nuestra primera advertencia: hay que investigar en serio antes de sacar conclusiones sobre el comportamiento colectivo. Una cosa es que “la gente”, en general, participe en la política guiada más por sus emociones que por la razón y otra muy distinta es que “los líderes políticos”, en particular, se dejen llevar más por sus emociones que por su razón.

Alerta IV:
Sí es posible el chavismo sin Chávez

Mucha gente pone en duda que pueda existir algo así como un “chavismo sin Chávez”, porque no ven cómo pueden conciliarse las propuestas revolucionarias hechas por Chávez con la oposición derechista. Suponen, quienes así piensan, que al salir Chávez del poder, se acaba el proyecto revolucionario, porque la derecha no lo continuaría por ser contrario a sus intereses pecuniarios e ideológicos. Al respecto precisamos lo siguiente: 1.- La única ideología política incompatible con el capital es el marxismo y este gobierno no es marxista, y 2.- El “chavismo” es como el “peronismo” un conglomerado de actores que va desde la derecha conservadora hasta la ultraizquierda destructora.
Ante este panorama tenemos un proyecto de país diseñado en la Constitución de 1999 que es liberal, socialdemócrata en esencia, por lo que la derecha chavista vio con preocupación que en la exposición de motivos de la reforma constitucional se propusiera como objetivo “desmontar progresivamente la estructura del Estado burgués capitalista”, y se utilizaran términos como “superestructura” e “ideología”, para describir los planos en que debía actuarse para profundizar la revolución. Este intento reformista revolucionario, pudo llevar a la derecha chavista a congeniar con la derecha no chavista para llevar adelante sus planes sin Chávez y conformar un gobierno alejado de la retórica anticapitalista, que deje las misiones como programas de asistencia social secundarios, que deje PDVSA como está porque al fin y al cabo la derecha antichavista no ha salido de ahí. Aún más, tiene ahora nuevos socios venezolanos en lo que se ha llamado la boliburguesía petrolera y porque, por otra parte, los precios del petróleo no dependen de la voluntad política de un solo productor, sino que dependen de la “connivencia” entre los productores y las trasnacionales petroleras. De manera que con reestablecer condiciones especiales para los EUA es suficiente, de lo que no tiene que enterarse el pueblo venezolano, como siempre fue antes de Chávez. Lo demás es cruelmente blando: regresarán las prácticas represivas (al comienzo serán masivas y violentas para deshacerse de los grupos chavistas y los militares más incómodos que reaccionarán airadamente…, después como siempre serán selectivas y sutiles), regresarán la señal de RCTV y el pueblo “chavista” lo agradecerá porque le devolverán sus telenovelas y sus programas de “sano entretenimiento” como Radio Rochela, seguirá avanzando la privatización de la salud, la seguridad ciudadana y la educación con la máscara de la “corresponsabilidad” entre empresa privada y sector público, lo que, por cierto, ya ha prosperado bastante con este gobierno en el campo de la Educación Superior: En el Pedagógico de Caracas, el Banco Venezuela, sucursal de un banco español, se apropió de la nómina estudiantil y la convirtió en su mercado cautivo a través del “Carnet electrónico”, en la USB ya no se sabe si hay “estudiantes” o “tarjetahabientes”, en la UCV sólo falta instalar una “Feria” como en los centros comerciales (o en la UCAB, la UMET, etc.) para dejar el comedor para los pobres. Claro, todo esto es posible con un Chávez enjuiciado por malversación fondos, peculado, etc. preso o exiliado y muchos de sus “secuaces” más radicales viviendo de lo lindo en el extranjero con las “migajas” que les dejó el usufructo del poder por varios años. Y otra vez la derecha con el control del poder nacional, se reformaría y se enmendaría la Constitución en el seno “íntimo” del Congreso Nacional sin participación popular, como siempre fue, y se eliminarían los aspectos “populistas” de la misma: referéndum, consejos comunales, etc., etc. Y con el paso rápido del tiempo, impulsado por los medios de comunicación, el “proceso bolivariano”, será tema de tesis de investigadores trasnochados.

Alerta V:
¿Todos quieren o queremos ser socialistas?

Detrás de la idea que sostiene que el socialismo es la superación del capitalismo y es un nivel superior del desarrollo civilizatorio, está el dogma teleológico de la historia como una marcha necesaria, ineludible, hacia la libertad plena de la humanidad y hacia la creación de un “hombre nuevo”. Este dogma alimentó cierto marxismo que produjo los engendros de la URSS, China, etc. Pues bien, tal parece que este dogma está vivo en la mentalidad de muchos líderes chavistas y frente a la derrota del 2 de diciembre argumentan que “el pueblo no está preparado aún para asumir el socialismo”, dando por seguro que con un poco más de esfuerzo “pedagógico” se logrará que dicho pueblo avance y se haga socialista. [Por cierto, esto le da la razón a PODEMOS y a los “estudiantes” opositores que pedían prorrogar el referendo]. Y aquí hay que hilar fino, porque la consigna enarbolada por Chávez "Patria, socialismo o muerte", es expresión de este dogma, que además tiene un dejo negativista, nihilista, hasta triste, porque está anclada en la tradición socialista derrotada en el Siglo XX y, como lo indican los resultados del referendo, no caló en la conciencia de la mayoría del pueblo elector venezolano, porque el 51% votó NO y el 44% no votó, es decir no fue convocado por ese grito de guerra. Una incógnita que exige despejar esta experiencia es ¿No será que ese eslogan no es pertinente para un pueblo joven, alegre y jodedor como el venezolano? ¿No será que así como estamos inventando el "socialismo del Siglo XXI", tenemos que inventar nuestras propias consignas políticas? A mi, casi sexoagenario, no se me ocurre otra consigna que "Patria socialista y vida".
A estos “ideólogos” les sugiero que investiguen para despejar esta otra incógnita: ¿Es seguro que todos (o mejor un poco menos: la mayoría) queremos ser socialistas? Y una incógnita más a despejar: ¿En qué piensan ellos cuando evocan el término “socialismo” y en qué piensan los venezolanos cuando los convocan a vivir en el socialismo? Y esta otra: ¿No será que la mayoría de los venezolanos creen que no es necesario una reforma para avanzar a una sociedad más justa e igualitaria?
No soy iconoclasta ni nihilista, porque soy optimista como todo verdadero educador y como todo revolucionario. Pero no estoy dispuesto a renunciar al pensamiento crítico. Y por mucho que disgusten mis argumentos a los cancerberos del pensamiento único “marxista-leninista”, sé que muchos venezolanos (y extranjeros) coinciden conmigo. A estos advierto del peligro que corren si abandonan su trinchera por cansancio ante la dureza de la realidad o por desilusión ante el avance indetenible del enemigo, porque les espera la muerte en el alma mucho antes que en el cuerpo. Como lo dijo George Orwel: “quien no vive como piensa, terminará pensando como vive”.

Hasta la victoria siempre.

sovago2004@yahoo.com


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