Estamos a la defensiva

En las riberas heladas del Volga,

recuerdo las derrotas que hemos pasado,

canto secular que vienes a mí

repasando mis sentimientos

como plancha caliente y calentando mi corazón

V. Maiakovski.

Estoy tratando de escribir y plantear lo que siento respecto a lo que nos está ocurriendo a todos en el campo revolucionario después del 2D y alguien me ofrece un vaso de agua, me volteo súbitamente y me encuentro que quien me lo ofrece es Luis Buñuel que un poco sonriente me empieza a hablar: “Sin duda que todos concurrimos diariamente a reproducir nuestro surrealismo cotidiano, lo grave es cuando este surrealismo viene a constituirse como una respuesta o política del gobierno o como la más destilada de las estrategias para la contra ofensiva política y mediática que les toca a ustedes desarrollar de aquí en adelante”

Pienso en lo que me está diciendo y me doy cuenta que mientras el ataque mediático de la derecha no deja sobras ni nada a lo superfluo, atacándonos desde diferentes frentes, como el racional y el sentimental, tratando de horadar la imagen del presidente, de las instituciones y de todos los logros de la revolución, apareciendo todos los días nuevos mini frentes, mientras sucede esta ofensiva nosotros nos damos a cultivar un exquisito surrealismo de izquierda.

Hoy están las nuevas vallas en donde sobre un fondo blanco aparece en letras rojas la fase “por ahora”. Quisiera que alguien me explicase la razón y el tipo de lógica que llegó a esté soufflé conceptual.

¿Pasó la peregrina idea, por no decir juvenil de asustar con esto a la oligarquía y las masas escuálidas?

¿O fue una descarga creativa manejando los cánones de la intriga usada para vender una marca de carros o de whisky?

Seguramente, tal vez, se pensó que con estas vallas recordaríamos tiempos anteriores en donde hemos sido derrotados pero de los cuales hemos salido triunfantes. Bien, pero este uso es como una aspirina, que quita el síntoma por unas horas pero no elimina la causa.

Los creativos no se dieron cuenta que esa frase es como las pociones de las brujas. “recuerda hijo que sólo puedes usarla dos o tres veces y después se acaba” y yo agregaría “y mira también cómo la usas” Porque de que la use el presidente a que se plantee como valla no le encuentro el sentido o la ganancia para la guerra que estamos combatiendo.

Buñuel me hace señas y me recuerda lo del sancocho. Verdad, se me pasaba la gran obra creativa digna de ser transmitida en esos programas cómico demenciales norteamericanos: Nada más ni nada menos que la propaganda del ministerio de Alimentación donde dice “misión cumplida” y se muestra a un ministro de la revolución nada más ni nada menos que defensor de nuestros intentos de abastecimiento y de soberanía alimentaria sonriente con el libro Guinness 2008 y orgulloso de figurar en él por haber hecho un mega sancocho para 60.000 personas en la Av. Bolívar, vanagloriándolo como un logro de la revolución.

¿Entienden por qué Buñuel está a mi lado?

Riendo, Buñuel me dice: “Fue lo mismo con el sí, ustedes le atribuyeron una serie de cargas semánticas que no todos compartieron. No supieron hacerse entender ni derrumbar los mitos negativos, una carga semántica producida por más de 40 años de penetración cultural e ideológica.”

Pero le digo, que el problema es que estamos en una situación de parálisis con una ofensiva de la derecha que no es sólo mediática, sino que mina lentamente por ejemplo la distribución de alimentos, si no que lo diga el creador del mega sancocho, eso sí bien revolucionario.

Buñuel me interrumpe,”fíjate que esa figura del “megasancocho” es un icono totalmente surrealista, se sobrepone a la realidad, y la trata de enmascarar pero sin lograrlo, luego la voltea, rompe los parámetros de la realidad dejándote en un momento de disonancia cognitiva en donde no sabes si estás viendo un producto estético, un objeto ritual, una representación espectacular, o una representación del sincretismo creado por el kitsh cuando se mezcla con la desesperación y la falta de creatividad”.

No sé qué responderle, sólo tengo vergüenza ajena y trato de olvidarme de ella pensando un poco en nuestro problema estético comunicacional.

Claro, hay otra objeción a que salgamos de nuestra parálisis. ¡No podemos ser reactivos al ataque de la oposición! ¿Qué quiere decir esto? ¿Que mientras disparan por todas partes diciendo que, por ejemplo, Misión Barrio Adentro está colapsada en un 70 %, nosotros mostramos los pesebres en Fuerte Tiuna? “Claro, dice Buñuel, fíjate que así ligas el referente de la alegría navideña, con la firmeza institucional de la fuerza armada y eso te puede dar un pequeño “surplus” de seguridad.”

Le digo que lo que pasa es que no estamos siendo ni reactivos, ni defensivos ni ofensivos, sencillamente estamos respondiendo de forma surrealista.

¿Qué hacer? Nos recuerda Lenin, seguramente riéndose…

Tal vez primero que nada aceptar que nos dieron un coñazo en la nuca y que estamos a la defensiva, aceptemos la realidad, eso no es malo.

Examinemos las causas de nuestra cómica derrota, siempre son buenos los momentos de limpieza profunda en la casa.

Por otra parte, analicemos por dónde vienen los tiros del bando escuálido y hacia dónde probablemente irán los nuevos y comencemos al menos a defendernos con mucha creatividad mientras preparamos la ofensiva.

Buñuel interviene: “agregaría los nuevos problemas…Existen en este proceso nuevos problemas que se expresan en una serie de movimientos, intentos, misiones, estructuras y obras que se están desgastando por diversos motivos y que son el caldo de cultivo por no decir las municiones que les están dando al enemigo.”

Enciendo la televisión, paso por varios ametrallamientos mediáticos hasta que llego a un canal del estado que me hace ver otra publicidad: Un ministro disfrazado de torta de cumpleaños con velitas encendidas y todo sonriente que canta “Feliz no cumpleaños” y el cual después de un paso de merengue explota en cientos de banderines rojos que decenas de niños felices tratan de recoger mientras arriba en el cielo se despliegan fuegos artificiales.

El mismo Buñuel apaga la televisión y busca un calmante.

miguelposani@gmail.com


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