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Debe admitirse lo ocurrido, no existen razones para afirmar lo contrario. Pero eso sí, con realidades en la mano. Hubo, ciertamente, una oposición que logró alcanzar prácticamente los mismos votos de Manuel Rosales, el derrotado candidato presidencial, lo que avala, dentro del análisis, que ese es el techo de ese sector, que no logra crecer, sino mantenerse con los mismos parámetros de hace varios años cuando nuestro Presidente superó los siete millones de votos y ellos sólo llegaron a un poco más de los cuatro millones. Una muestra de que el pueblo no quiere dar marcha atrás hacia el pasado adeco-copeyano-masista-causaerrista-club social de los salistas, es decir, de aquellos que alcanzaron el poder para enriquecerse, que bajaban los recursos al pueblo a través de migajas, con techos de zinc y dinero cuando se presentaban las campañas electorales. Mientras esto ocurría, las cúpulas de siempre disfrutaban de lujosos vehículos, restaurantes, hoteles cinco estrellas y miraban de reojo a los humildes, a los execrados.

El pueblo, por supuesto, no quiere retroceder hacia ese pasado de corruptos y vivarachos. Nada de eso. Por ello, es que este domingo dos de diciembre, si bien el SI fue derrotado por una mínima diferencia, los chavistas, más de tres millones de ellos, no salieron a votar, o simplemente, se abstuvieron, pero sin trasladar el voto hacia la oposición. Los motivos de no votar por parte de ese amplio segmento de la población, hay que analizarlo con profundidad. Eso le corresponde a quienes están en el trabajo de conformación del Partido Socialista Unido de Venezuela, al alto Gobierno Nacional y a tantos otros que fungen de principales voceros y parlamentarios. Saber las razones por las cuales no se explicó, a través de mensajes sencillos, de fácil interpretación, el contenido del proyecto de reforma constitucional, sobre todo lo referente a los beneficios sociales para los que trabajan en la economía informal, las amas de casa, los choferes, en fin, para ese amplio sector de la población. Pienso, que allí está gran parte de las fallas. Lo otro, que aún permanecen en los sectores públicos del país, en los propios ministerios, PDVSA, Pequiven, Mercal, en las misiones como Sucre, entre otras y tantas otras instituciones, decenas de millares de personas que sabotean las gestiones gubernamentales y no se sienten identificados con este proceso. Ocupan cargos, de alto y bajo nivel, que deben ser ocupados por personas comprometidas con este nuevo concepto revolucionario, que defiendan los lineamientos de nuestro Comandante. En ese aspecto, existe mucha debilidad y de no hacerse los cambios requeridos, el problema persistirá y será un factor que perjudicará cada una de las actividades que se realicen, por más que existan muy buenas intenciones.

Se deber rectificar y actuar en lo inmediato. Vale recordar, que el chavismo sigue siendo mayoría, y si bien no salió a aprobar en su totalidad el proyecto de reforma constitucional, lo que hizo fue un llamado para la reflexión para que se le atienda como venezolano, como son todos ellos y como se merecen. Estamos a tiempo de hacer los ajustes necesarios. Debemos continuar, pero haciendo los ajustes necesarios.

ajurado16@yahoo.es


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