“Los pistoleros de puente Llaguno”


La Cadena Capriles tiene un conjunto de Principios Editoriales, y un “Manual de normas ética, de redacción y de conducta profesional” que guían la acción de sus medios, así como el trabajo periodístico de sus profesionales.

Y aunque aún no contamos con un Defensor del Lector que vigile su cumplimiento, aquí hacemos un esfuerzo por garantizarlo.

Cuando la mayoría de los medios comenzó a llamar “pistoleros de puente Llaguno” a los imputados de haber disparado el 11 de abril desde ese sitio contra manifestantes opositores, en Últimas Noticias optamos por no hacerlo, orientados por uno de esos principios:
“En nuestras coberturas informativas no nos anticipamos al Juez, condenando o absolviendo.

Consideramos que toda persona es inocente hasta que se pruebe lo contrario y respetamos el derecho de cada cual a proteger su reputación, como esencia de su dignidad”.

Ese tratamiento está apoyado en principios éticos universales, contenidos en los códigos deontológicos gremiales y en los libros de estilo de algunos de los más importantes diarios.

Gradualmente se han venido clarificando los hechos ocurridos en esos días de abril, particularmente el episodio de puente Llaguno. En el juicio radicado en Maracay se han mostrado videos que de alguna manera refuerzan otras grabaciones e investigaciones, que pueden verse en la pelicula “La revolución no se detendrá” filmada por dos europeos, ganadora de premios internacionales; en el amplio y poco conocido informe de la Defensoría del Pueblo, así como en la versión preliminar de “Investigación de unos medios por encima de toda sospecha” de Luis Britto García, en todos los cuales parece claro que desde puente Llaguno no se disparó contra los manifestantes de la oposición, sino contra la Policía Metropolitana. Ni el juicio ni las averiguaciones han terminado y seguiremos esperando por la sentencia del mencionado tribunal.

Por razones que no intentaremos explicar, pero casi siempre ajenas al periodismo, muchos medios y especialmente los televisivos, se precipitaron en condenar a los imputados de Llaguno y llegaron a calificarlos de criminales.

Comenté aquí recientemente que se repitieron situaciones donde el periodismo se adelantó a juzgar y acusar:
el crimen de Altamira, el asesinato de los soldados también de Altamira, las bombas en la sedes diplomáticas de España y Colombia, fueron irresponsablemente atribuidas al gobierno. Con el tiempo las cosas se han aclarado y las responsabilidades en algunos de esos casos apuntan hacia el radicalismo opositor. La muerte del niño de siete años, David Campos, después de recorrer siete centros asistenciales sin recibir atención, diagnosticada por meningitis y neumonía, fue atribuido con igual ligereza, pero con obvia intención, a “mala praxis” de un médico cubano, es el más reciente ejemplo de estas prácticas.

Toda esta manera de hacer periodismo, de adelantarse a los acontecimientos, de convertirse en jueces, y a veces, de adulterar la verdad, o de deliberadamente ocultarla, de quiebra de valores, hacen que nuestra profesión atraviese por una situación que llama a la reflexión de todos. Desde el ya famoso “silencio informativo” del 13-14 de abril es inevitable el cuestionamiento que nos hacen periodistas de otros países. Por primera vez en mucho tiempo he escuchado de profesionales del reporterismo que están pensando seriamente en abandonar la profesión. Cada día más usuarios de los medios asumen posturas críticas. Hace poco el Centro Carter y Search for Common Ground, promovieron un sondeo entre 60 periodistas que deparó resultados que confirman mi preocupación:
el 79% de los asistentes (48 de 60) opinó que “no están satisfechos con el periodismo que se realiza”. Nunca en la historia contemporánea del periodismo en Venezuela un porcentaje tan alto ha mostrado esa insatisfacción.











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Eleazar Díaz Rangel

Periodista egresado de la UCV. Ganador del Premio Nacional de Periodismo y menciones en diversas especialidades. Es Director del diario Últimas Noticias desde el año 2001. Profesor titular jubilado de la universidad central de Venezuela, cuya escuela de comunicación social dirigió (1983-86). Presidente de VTV 1994-1996. Presidente de la asociación venezolana de periodistas.

 edrangel@grupo-un.com

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