El reciente cambio de calendario en la educación de la educación inicial y básica llevándolo a 200 días de actividades académicas, considero que es una decisión que no se soporta en una diagnóstico certero, científico, técnico y docente de la educación que se imparte en el subsistema y promueva una educación de calidad, participativa y con énfasis en la transformación social. No toma en cuenta las realidades locales, por ejemplo no nos imaginamos que en La Guaira no bailaran tambor el día de San Juan, o que en Margarita la Virgen del Valle no será llevada por docentes o alumnos. Eso es pensando solo un aspecto social como es el como es el religioso. Cultura y Educación, Educación y Cultura son temas de estudio para un Ministerio de Educación.
Debemos iniciar la transformación de soportar todas las decisiones en diagnósticos escritos lo más técnico y científico posible, de acuerdo a nuestras capacidades, con lo cual nos diferenciaríamos de formas de gobierno anteriores donde bastaba la voluntad o el interés personal.
Y no podemos esperar que por incrementar el número de días de clase se va a mejorar la calidad educativa sino tenemos detallados los problemas principales que aquejan a la educación en su conjunto o a cada uno de sus componentes. Es necesario más ciencia pedagógica. Los Ministerios del área educativa tienen que tener evidencias científicas que muestren que la deficiencia en el aprendizaje es porque no se cumple el calendario académico.
Inclusive hay que preguntarse cuál será el efecto de este incremento, por muy bien intencionado que sea, en el funcionamiento actual de la educación. Como va a afectar a los docentes ya sobrecargados, cuál será el efecto sobre los estudiantes, se ajusta a las realidades locales o la buscada zona comunal. Se corre el riesgo de que la transformación por no ser producto de una verdadera participación se convierta en un cambio formal dejando atrás un cambio transformador. El problema no es cumplir el calendario, lo necesario es cumplir los programas académicos con la
Todo el sector educativo venezolano actualmente en sus subsistemas está profundamente impactado por todas las medidas que se han lanzado contra el país para impedir su normal desarrollo, siendo la más sentida la carencia de los recursos económicos necesarios para mantenerse y asistir tanto docentes, alumnos, administrativos, obreros a sus actividades regulares diarias. Esta crisis estructural se refleja en deterioro de infraestructuras, escasez de materiales didácticos, salarios y sueldos insuficientes y migración del talento educativo. La resistencia diaria de la comunidad escolar es heroica, por lo que es prioritario que las nuevas políticas tomen en cuenta estas realidades. Y los días libres es una necesidad.
Lo importante creo que no son los días de asistencia a la escuela sino el programa de estudios, la calidad de la educación impartida y la vinculación con las realidades del país y con lo laboral. También hay que retomar las iniciativas de fortalecimiento tecnológico que con las Canaimitas inicio Hugo Chávez. ¡Se acuerdan¡
Tenemos una escasez extrema de docentes en todos los subsistemas educativos, las materias no se ven completas, por lo que es necesario políticas específicas para corregirlas, que junto con las dificultades económicas limitan la presencia en las escuelas de alumnos y maestros. Hacia allá parece lógico dirigir los esfuerzos de los directivos educativos. Y claro mejorar los sueldos.
Uno cree que los que dirigen un sistema educativo tanto en la educación básica y primaria como en la educación universitaria deben tener una educación muy superior al común, que deberían ser sabios en esa área. Por lo tanto, sería ideal que el ministro de Educación Primaria y también el ministro de Educación Universitaria en Venezuela sean personas sabias, que no solo tengan una sólida experiencia académica, sino que también comprendan la complejidad y lo estructurante ,socialmente hablando, de su labor y con una valoración indiscutible de nuestra independencia nacional en riesgo.
Es posible que encontrar personas de esas características actualmente presente sus dificultades, por lo que pienso que a los políticos que se les incorpora a dirigir la formación de nuestra juventud deben ser asesorados por un Consejo de prestigiosos docentes, en la educación primaria y básica y otro Consejo en la educación universitaria, con trayectorias reconocidas que lleven el pulso educativo nacional regularmente, formulen recomendaciones y consideraciones para que el futuro del país se transite con mejores perspectivas y se mantenga la continuidad con la Ley al momento de ocurrir cambios de ministros.
La educación es un camino hacia el futuro por lo que sumar docentes sabios y que defiendan la soberanía nacional es un paso decisivo para el progreso del país.
Oscar Rodríguez Estrada 19 de septiembre de 2025