¿Y qué te pasa a ti vale: qué animal te picó?
Tal parece más bien que te pesan los años y, eso que apenas son 85 lunas llenas de frescas tempestades que, como se ve no quieres seguir bailando joropo en Aporrea.
¿O se te acabó el guarapo?
Alfredo Sadel te diría: “Que sabroso este guarapo que se toma por aquí, caraqueño y de los guapos, este jugo alimenticio, que nos hace revivir”. Entonces Juan Veroes: a tomar guarapo, porque masturbarse es de jóvenes y sabemos que tu juventud quedó atrás a fuerza de pan de leche.
¡Qué tiempos aquellos ah Juan Veroes! Seguro que no volverán, y si no aguanta callado. Que el que grita se pone ronco.
El refrán dice: que el que se va no hace falta. Pero tampoco es para llorar, pero cómo no va a hacer falta Juan Veroes, hombre de sangre vergataria que desde que descubrió a Mérida se enamoró de ella y la preñó de ironías que le dio paso al caminante y se hace camino al andar y, entonces, Juan Veroes, cuál es tu querrequerre volátil de amarrar más lectores que eso no es como multiplicar el pan.
Creemos que el que corre tendrá sus motivos y sabes a quién me refiero y la falta que hace no es de lamentar como sí tu retirada de agravios espontáneos que, sin sonar el primer cañonazo contra los gringos que todavía no saben qué van hacer tú te entregas.
Así que móntate en el caballo blanco de Bolívar y sigue a Chávez que está más vivo que nunca en el mundo. O de lo contrario te vas a la Cordillera de Mérida a ver si alcanzas tu destino sin mirar atrás.
El dicho dice que: “El que siembra cosecha”. Y si a ti te leen menos de 500 individuos, qué se va hacer, si eso es parte de tu vida que no es para morirse y, bien sabes que la actividad de lectores en Aporrea ha bajado, pero vendrán tiempos mejores, aunque los gringos no quieran, hay que insistir que en la tercera va la vencida y vienen tiempos de vencedores.
Se solicita por piedad a los débiles de carácter por ahora no llorar que el que tiene hambre no llora, sino lucha, aunque Juan Veroes, haya sacado la bandera blanca no es de entrega sino de desahogo, porque él quiere mucho a Venezuela ( y quién no), ya sé, pero esa es la Patria como lo es Aporrea para los aporreadores que siempre los habrá.
El adiós de Juan Veroes a Aporrea es un hasta luego e imagino que llegado el momento tendremos un miliciano más no masticando letras, sino luchando entre tantos para que Venezuela siga siendo nuestra.
Imagino que Juan Veroes escribió en Aporrea para aquellos que adoran a Bolívar y le tienen asco a George Washintong como debe ser y, las prestaciones que le corresponden por sus 20 años de servicio pasarán a ser un entretiempo más para leer a sus favoritos y la jubilación le sale a Maduro porque, mejor defensor de él que Juan Veroes ni Diosdado.
Entonces, Juan Veroes, hasta que el tiempo nos dejé vivir en paz y siempre soñando que es nuestro mejor tesoro que el sueña vive. Hasta la victoria siempre JV.
Como los tiempos de brindar para mí se acabaron. Solo te saludo y seguro estoy que cuando cumplas los 100 años te escribiré, aunque no me queden lectores en Aporrea.
Esteban Rojas