"Un ángel de la calle": El pacto parasitario del poder que empobrece a Venezuela

​En el mundo del cine, hay diálogos que trascienden la pantalla para convertirse en verdaderas lecciones de vida. Uno de esos momentos se encuentra en la película de 1957, "Un ángel de la calle" (o "¡Qué viene Valerio!"), donde un niño, interpretado por Rupert Crosse, desafía la lógica de un viejo político liberal, encarnado por Fernando Rey. Su conversación, a pesar de los años, es un espejo que nos confronta con la realidad de nuestros tiempos, especialmente la que vivimos en Venezuela.

​El debate que lo expone todo

​Político liberal (PL):

"Dime, ¿qué estás leyendo? A Carlos Marx. No serás comunista, ¿verdad?

Niño (N): ¿Hay que ser comunista para leer a Carlos Marx?

PL: Rupert. Una respuesta razonable. Si no eres comunista, ¿qué eres entonces?

N: Nada.

PL: ¿Nada? Cualquier forma de gobierno me fastidia.

N: Pero alguien debe de gobernar.

PL: No me gusta la palabra gobernar.

N: Bueno, si no te gusta la palabra gobernar, digamos mandar.

PL: El mando en el gobierno significa poder político y el poder político es la forma más directa de oprimir al pueblo.

N: ¿Qué dice usted que escribe en la revista? El comentario sobre la actualidad. Oh, perdone su gusto. Pero, mi querido amiguito, la política es necesaria.

PL: La política es un montón de reglas impuestas al pueblo.

N: En este país las reglas no se imponen, son el deseo de los ciudadanos libres.

PL: Viaje un poco y verá la libertad que tienen.

N: No me has dejado terminar. Yo...

PL: Todos van metidos en una camisa de fuerza y no pueden mover un pie sin pasaporte.

N: Permíteme que termine.

PL: En un mundo supuestamente libre se violan los derechos de cada ciudadano.

N: Pero no me dejas...

PL: Se han convertido en esclavos de los déspotas políticos.

N: Sí, pero...

PL: Y si uno no piensa como estos, le retiran el pasaporte. Salir del país es más difícil que fugarse de la cárcel. Y entrar en el país es tanto como pasar por el ojo de una aguja. ¿Soy libre para viajar?

N: Claro que sí, a donde tú quieras.

PL: Solo si poseo un pasaporte.

N: ¿Quieres dejarme?

PL: Solo si poseo un pasaporte. ¿Lo necesitan los animales?

N: ¿Has terminado ya?

PL: Es una incongruencia que en la era de la velocidad atómica soportemos el lastre de los pasaportes.

N: ¿Quieres dejarme de una vez que te explique? ¿Y la libertad de expresión existe? No, porque te has quedado con ella. ¿Y la libre empresa?

PL: Hablábamos de pasaportes.

N: Hoy todo está en manos de los monopolios.

PL: De acuerdo.

N: ¿Puedo entrar yo en el negocio de automóviles y competir con el Autotrust?

PL: Si me dejas decirte algo...

N: Ni soñarlo. Y en el ramo de alimentación y competir con los grandes supermercados.

PL: ¿Quieres callarte?

N: Ni soñarlo. El monopolio es la amenaza de la libre empresa. Y si vuelvo a la vista 60 años atrás...

PL: ¿Dónde estabas tú hace 60 años?

N: Era solo un chispado de deseo en los ojos de su bisabuela.

PL: Bueno, ¿qué? ¿Ya has terminado? Pues déjame decirte una cosa. Déjame decirte que estás muy equivocado. En primer lugar... En primer lugar, ahora se me ha olvidado lo que quería decir.

PL: El hombre tiene hoy exceso de poder. El imperio romano se derrumbó con el asesinato de César. ¿Y por qué? Por causa del exceso de poder. El feudalismo se esfumó con la revolución francesa. ¿Por qué? Por causa del exceso de poder. Y hoy el mundo entero estallará en mil pedazos. ¿Por qué? Por causa del exceso de poder. El monopolio del poder es una amenaza para la libertad. Degrada y hace víctima al individuo. ¿Y dónde está el individuo?

N: No lo sé, te lo juro.

PL: Se haya sumido en el terror porque se le enseñó a odiar en vez de enseñarle a amar. Si queremos que la civilización sobreviva, hay que combatir el poder hasta lograr restablecer la paz y la dignidad humana."

​Un niño anarquista: El individuo por encima del Estado

​El pensamiento del niño en este diálogo se alinea con el anarquismo individualista, una filosofía que enfatiza la autonomía y la libertad del individuo por encima de cualquier forma de poder, ya sea estatal, económico o religioso. El niño rechaza las nociones de "gobierno" y "mandar" porque ve en ellas la fuente directa de la opresión.

​Sus ideas tienen sus raíces en el siglo XIX, con autores como:

​Pierre-Joseph Proudhon, considerado el padre del anarquismo, que veía la propiedad y la autoridad como formas de robo y opresión.

​Mijaíl Bakunin, quien argumentaba que el Estado, sin importar su ideología, siempre sería una herramienta para controlar a las masas.

​Max Stirner, uno de los máximos exponentes del anarquismo individualista, que consideraba que cualquier institución que limitara la libertad del "único" (el individuo) era una construcción vacía y opresiva.

​El niño materializa estas ideas con críticas concretas: su rechazo a los pasaportes es una crítica a la burocracia estatal que restringe la libre circulación, mientras que su ataque a los monopolios es una condena al capitalismo corporativo que anula la libre empresa y concentra el poder en manos de unos pocos. Su conclusión, que el exceso de poder conduce al odio y al terror, es una advertencia que la historia ha demostrado ser cierta.

​La analogía con la realidad venezolana

​El debate, aunque ficticio, es un espejo que refleja la situación actual de Venezuela con una claridad inquietante.

​El monopolio del poder: En el país, la concentración de poder en el Estado ha absorbido la economía y las instituciones. La advertencia del niño, "el monopolio del poder es una amenaza para la libertad", se ha materializado en la corrupción, la ineficiencia y la violación de derechos.

​La burocracia como camisa de fuerza: La dificultad para obtener un pasaporte o la odisea de entrar y salir del país resuenan con la crítica del niño a los pasaportes. La burocracia se ha convertido en una herramienta de control y opresión, transformando la libertad de movimiento en un privilegio.

​Los monopolios que asfixian la libre empresa: La estatización de empresas y la creación de monopolios controlados por el gobierno han destruido el tejido productivo del país. Las palabras del niño, "¿Puedo entrar yo en el negocio de automóviles y competir con el Autotrust? Ni soñarlo", reflejan la realidad de miles de pequeños y medianos empresarios que no pueden competir con los grandes intereses del Estado.

​El individuo sumido en el terror: El niño cierra su intervención con una de las frases más poderosas: "El individuo se haya sumido en el terror porque se le enseñó a odiar en vez de enseñarle a amar". Esta polarización política y el discurso de odio han sembrado el miedo en la sociedad, creando un ambiente de desconfianza e incertidumbre.

​El pacto de los parásitos: poder y capital sin responsabilidad social

​La tragedia venezolana no solo se explica por el monopolio del Estado, sino por el pacto parasitario que existe entre el gobierno y los grandes grupos empresariales tradicionales, como Fedecámaras, Consecomercio, Cavefar, Fedeagro y Fedenaga.

​Mientras el Estado mantiene su monopolio económico a través del control de la industria petrolera y la gestión discrecional de las divisas, concentrando todos los poderes públicos, gobernaciones, alcaldías y la burocracia; los monopolios empresariales tradicionales operan bajo la sombra de ese poder. Se benefician de un sistema que les garantiza ganancias sin la presión de la competencia real, reflejando el control económico que el niño de la película denunciaba.

​Este pacto, tácito o explícito, se enfoca en el reparto del botín que son los petrodólares, sin ninguna contraprestación productiva que nos libere de las importaciones, de la fuga de capitales y del enriquecimiento de unos pocos a costa de la riqueza común de todos los venezolanos. Ni el Estado ni los empresarios parasitarios se sienten obligados a pactar para frenar la devaluación o para aumentar salarios y pensiones. Su arreglo no tiene como objetivo el bienestar social.

​La exigencia de una riqueza común al servicio de todos

​Por eso, la exigencia debe ser clara: el Banco Central de Venezuela (BCV) debe dejar de vender los petrodólares al mejor postor a través del sistema de mesas de cambio. Estos ingresos, que son riqueza común, deben ser depositados en un Fondo Soberano para que aumenten las reservas internacionales.

​Esta acción estratégica no es un capricho. Unas reservas internacionales robustas, como las que superaban los 35.000 millones de dólares en 2013, garantizan una mayor liquidez monetaria en bolívares. Solo así se pueden aumentar los salarios y pensiones al nivel de la canasta básica, tal como lo establece el Artículo 91 de la Constitución, y devolverle a los trabajadores y jubilados el poder adquisitivo que se perdió.

​Esto no significa que los importadores se quedarán sin divisas. Quienes necesiten los dólares del petróleo de ese fondo de desarrollo deben obtenerlos por la vía de préstamos productivos, no por una venta directa que luego se devalúa y empobrece a quienes no tienen acceso a ese sistema.

​Si realmente existe la voluntad política para aumentar los salarios de los trabajadores, militares, pensionados y jubilados, es imprescindible que se acabe con este pacto parasitario y se le dé un uso digno y productivo a la riqueza común. La solución pasa por la gestión transparente y estratégica del petróleo, no por su repartición entre un grupo de élites.

La inyección de los dólares generados por la industria petrolera, que es 100% propiedad del Estado, debe ser en calidad de préstamos retornables y no a través de la mera venta sin retorno. Esto es la gran estafa que todos los gobiernos, desde Juan Vicente Gómez, han perpetrado contra los verdaderos dueños de la riqueza del subsuelo venezolano.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1652 veces.



Andrés Giussepe

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

Visite el perfil de Andrés Giussepe para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Actualidad


Revise artículos similares en la sección:
Anticorrupción y Contraloría Social