Aunque usted no lo crea, los bonos especiales se habían convertido en el oxigeno del día anterior de cobro de quincenas. Usted sumaba ese bono, a la miseria de salario que se recibía y se recibe aun, y, se resolvía alguna necesidad como por ejemplo, completar una comida, tratar de balancearla y no tragar tanto carbohidrato. Un vecino jodedor, llanero, de esos que componen un verso inspirado en cualquier cosa, me hizo llegar estos versos, parodiando la "Despedida de las ñapas" de Aquiles Nazoa, los cuales envío.
Ahora que soy un viejo
Viejito ya sesentón
Y me llegaban los bonos
Para comprar el arroz
Siempre llegaban a tiempo
Salvaban la situación
Y me iba pa los chinos
Como un viejo manganzón
y allí quedaban los bonos
y daba gracias a Dios
Pero este mes mis señores
La cuestión aquí cambió
Mi móvil ya no repica
Ya no hay treinta y cinco treinta y dos
Tan solo hubo un silencio
Mi tripa solo rugió
Los bonos ya no llegaron
Me pongo en manos de Dios.
Que malo fue acostumbrarnos
a los bonos especiales
jubilados, pensionados
activos, desempleados
y ahora el bono de guerra
no alcanza ni pa´ el mandado
Más lo que a mí me gustaba
de aquellos bonos, lector,
es que el café lo tenía
y también el papelón
entonces señores míos
esa noble institución
la institución de los bonos
de los bonos especiales
hace poco que murió
Con los bonos especiales
Emergentes de ocasión
Cuando ya el bono de guerra
Moría por la inflación
Nos alegraba la vida
Venia la salvación
¡Adiós, bonos especiales
de grata recordación;
adiós, mis bonos queridos
que fueron mi salvación
al pensar en nuestro eclipse
se me vuelve el corazón
como un viejo de 100 años
que cree en resurrección
y si no vuelven los bonos
lamentable si señor
que este pobre viejo que habla
ira de portón en portón
pidiendo una limosnita
con todo su corazón.