Hay que salir del desorden en el mercado venezolano del dólar y hacer crecer a Venezuela

El mercado de divisas en Venezuela funciona bajo una lógica profundamente perversa, producto de una acumulación de distorsiones institucionales, económicas y sociales, ataques directos que se le hacen y su secuestro por directivos completamente penetrados por la agenda personal y de políticas destructivas del imperialismo que ha llevado recientemente a la desincorporación de toda la directiva del BCV. Años de la directiva anterior haciendo mal al país donde el desorden cambiario era una de sus metas.

Eso también llevó a la ausencia de una regulación eficaz y de mecanismos de control dinámicos lo que ha derivado en la formación de un mercado paralelo donde la divisa extranjera, especialmente el dólar, adquiere día a día, un valor mucho más alto que el oficial, erosionando la capacidad del Estado para incidir en el comportamiento general de la actividad económica y trayendo desesperanza a la población en general que se siente indefensa ante esta situación. Nuestra propuesta de venta anticipada de divisas trata de llenar ese espacio.

Esta brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo no solo refleja un desfase contable, pues también representa una pérdida de credibilidad en el sistema monetario, que es utilizada arteramente por los enemigos de Venezuela.

Aunque el mecanismo de control que el BCV lucha por aplicar, fue concebido para proteger las reservas internacionales y garantizar la asignación justa de divisas, en la práctica sus debilidades han sido utilizadas generando incentivos perversos que alimentan la especulación, la corrupción y la evasión de normas. La escasez en la provisión de divisas al ente monetario lleva necesariamente, a la restricción en su distribución y suministro, no pudiendo evitar la rigidez en esta operación.

Y al igual que Nosferatu que difundió el vampirismo en Europa tratando de eliminarlo, la restricción de divisas trae como una de sus consecuencias llevar a empresas y ciudadanos hacia un mercado paralelo que opera con total autonomía, sin ningún temor y generando el caos cambiario cuyas consecuencias son profundas y nos afectan a todos. Así hasta los buhoneros, como me decía Jimmy Velásquez mientras atravesábamos la Plaza Bolívar, tienen su dólar, el dólar Petare.

Una de esa consecuencia ha sido la inflación prolongada, causa y consecuencia de la crisis. Para defenderse de la pérdida constante del poder adquisitivo, la población migra, como manadas de Ñu africanos buscando pastos más verdes, hacia el dólar como reserva de valor, como supuesto protector, y acelerando una dolarización de facto que el Estado no logra revertir, por las condiciones internas y de control externo que se le han impuesto.

Este comportamiento de la población, válido aunque uno no quiera, desde el punto de vista microeconómico, ha producido sin embargo un escenario más crítico en lo social, comunitario y politico con, dualidades de precios, fractura del sistema tributario, pérdida de soberanía monetaria y debilitamiento del crédito. Todo esto está atravesado por un problema aún más profundo como es la perdida de la confianza en el bolívar, como signo monetario nacional y de estabilidad. Cuando la moneda nacional deja de ser percibida como un instrumento fiable, se desploman no solo sus funciones económicas básicas, sino también su valor simbólico como expresión de soberanía.

Resolver esta situación requiere más que ajustes puntuales: exige una reconfiguración integral del sistema cambiario que con principios de transparencia, corresponsabilidad y equidad lo cual proponemos. La propuesta de venta anticipada de divisas al BCV, en ese sentido, se presenta como una innovación institucional que reconoce las tensiones existentes, pero se sitúa más allá de ellas. Propone una arquitectura basada en la cooperación regulada entre actores económicos y el Estado, rompiendo con la lógica pasiva de demanda constante de divisas y apuntando hacia un sistema más justo, sostenible y alineado con un proyecto de desarrollo nacional soberano.

Se necesita recuperar la autoridad del BCV como institución técnica y la responsabilidad de las directivas asumir todos los retos que conlleva dirigir una institución como un Banco Central en las condiciones de asedio y de vernos como un botín, en que vivimos en Venezuela. La propuesta presentada en Aporrea el día de ayer de, Venta Anticipada de Divisas por importadores y comerciantes, transformando el mercado de divisas en un motor del desarrollo nacional y el socialismo, busca introducir una lógica de justicia económica y contribuir a restituir los equilibrios y la confianza perdida.



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Oscar Rodríguez E


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