El abstencionismo no es respuesta pertinente; además habla de una oculta carta

La proposición abstencionista, no es una actitud "estoica", que siéndolo, tampoco sirve, habiendo, aunque sea, el más mínimo espacio para participar e impulsar cambios. Y, en Venezuela, tampoco es original, como que menos habla de nada positivo. El abstencionista no lo es, sólo por protestar callada, pacíficamente y mostrar su descontento ante el proceder de su adversario, al que califica de truculento y como tal, dado a montar espectáculos electorales para engañar a la gente. Y como tal, para nada sirve, habiendo otras opciones. No niego, haya abstencionistas, porque nada tienen que buscar, saben que sus números, por insignificantes, darían vergüenza al conocerse. Y entonces, por esto, asumen el abstencionismo para vestirse de heroicos. Y los hay, bastante, porque nada buscan. Estos nada esperan del accionar de los partidos, más bien los ve como ocupados en hacerles la vida insoportable,

El argumento estoico del abstencionista se cae, pierde valor, por la sola participación de otros factores, pese él les califique como le guste, convenga o le resulta más atractivo y contundente; como lo de "alacranes", calificativo antes usado por el general Müller con otra finalidad, contra aquellos que, a su parecer, intentaban generar conflictos, distanciamientos en torno al liderazgo de Chávez, mediante procederes para él, moralmente inaceptables. En el lenguaje coloquial se habla de ponzoñosos para referirse a aquellos que envenenan con chismes y mentiras.

El abstencionista, duda de su fuerza y capacidad para derrotar, al contrario, pese se justifique en argumentos que pudieran tener alguna incidencia en los resultados, para darle "sensatez" a lo insensato y planes ocultos, ajenos a la participación y, en consecuencia, del interés de la multitud. En este caso hablamos de otro tipo de abstencionista, del cual hablaré ahora de manera específica.

Quienes hoy llaman a la abstención, se justifican en asuntos derivados de su propia torpeza, como esa del reiterado abstencionismo. Alegan, sin negar que pudieran tener motivos, para nuestros fines no hace falta negarlos, que el CNE, controlado, digamos también para ponerla más fácil, les hizo trampas; tanto como que sus votos, se los transfirió al gobierno o no los contó con pertinencia. Para eso dicen tener unas actas que eso prueban, pero no las presentaron al TSJ, para siquiera abrir allí un debate y proceso con la ayuda de sus abogados, alegando que ese organismo también, como el CNE, es un apéndice del Poder Ejecutivo.

Dicho lo anterior, es pertinente, hacerse la siguiente interrogante: ¿Por qué el Poder Ejecutivo, o para decirlo al gusto de los abstencionistas, el gobierno de Maduro, tiene controlado rígidamente esos poderes?

No es nada difícil descubrir que eso fue el resultado del abstencionismo anterior de esa oposición, entonces con mayor poder, pues no se había dividido tanto como ahora. Si el CNE, pudo, pese el sistema electoral existente, en alta medida automatizado, hacer trampas, en favor del gobierno, valiéndose del control absoluto que allí éste ejerce, la causa final, determinante, estaría en la ausencia o la representación proporcional de la oposición, dentro de ese organismo, a causa de su abstencionismo. Aunque es bueno recordar que, el señor que representaba a esa oposición en el CNE, confesó, como infantilmente, creyendo lo contrario, que él no asistió de manera voluntaria a la sala correspondiente donde se recibía la totalización de los votos. Lo que es fácil entender, fue aquello un acto deliberado, como un fundamento para elaborar, construir el discurso que pronunciaría después, que, de paso, tardó bastante en hacerlo, como quien se debatía en la duda. Estaba enterado de todo lo que acontecería con posterioridad y su rol, fue no estar donde debía.

¿Y cuál fue la causa de esa actitud abstencionista?

Vuelvo a repetir que, las fuerzas más numerosas opuestas a Betancourt, en la década del 60 del siglo pasado, "privilegiaron" – uso esta palabra porque fue usada de manera expresa para ese fin – la lucha armada, para deshacerse del gobierno. La llamada "Revolución cubana", su adelantada y poética definición como "Revolución Socialista", pues según ellos no sólo habían "tumbado" a Batista, un férreo dictador, sino que seguirían raudos y con inmediatez al socialismo, produjo aquí un encantamiento o efecto ecuménico, de tal magnitud que, el PCV y el MIR, más sus aliados, sobre todo dentro de URD, optaron por imitarles. Pasaron por alto que los cubanos se alzaron en guerra contra una dictadura de verdad, donde no había partidos legalizados, ni derecho siquiera a respirar, si se descubría que era para darle aliento, fuego, a un pensamiento o sueño de libertad. El PCV, MIR y sus aliados, crearon las condiciones, en su manera de protestar contra las políticas antinacionales y anti obreras de Betancourt, para que éste hallase la manera de justificar y hasta moralizar, ante los demás partidos, fuerzas políticas internas y la opinión internacional, su desmesurada acción represiva. Lo demás continuó tal el impulso de arranque. Betancourt y Leoni fueron unos represivos feroces, imperdonables, pero de quienes les dieron motivos para eso.

Es decir, aquella oposición guerrerista o de lucha armada contra Betancourt, de hecho y de manera formal, también asumió el abstencionismo, pese que, por esta vía, según apuntaban todas las circunstancias, mediciones de opinión, encuestas, sus fuerzas y las de potenciales aliados, habían sumado hasta de sobra capacidad para derrotar electoralmente al candidato de AD, sustituto de Betancourt, en las elecciones venideras, que fue un oscuro personaje como Leoni, aunque se aliase con Copei, lo que no lucía realizable. Pues en efecto, ante Leoni, Copei lanzó su propia candidatura.

Es mentira que el abstencionismo se utilice a manera de protesta y hasta como recurso para no darle validez moral a un acto electoral, menos si en este participan distintas fuerzas con sentido competitivo. Las venideras elecciones, como las presidenciales anteriores, contarán con la participación de distintas representaciones y, esta vez, más que antes, pues la posición abstencionista pierde fuerza, lo que es por demás evidente en los niveles medio.

Es curioso además y digno de tomar en cuenta que, quienes se deslindan de los o las abstencionistas, se manifiestan contra las sanciones y la injerencia extranjera.

¿Cómo entender esto?

El abstencionismo, desde hace ya varios años, ha estado ligado a salidas de fuerza; golpes de Estado, guarimbas feroces, invasiones con mercenarios contratados, alteración del orden público y al plan que, EEUU decida invadirnos, con su ejército formal, uno de mercenarios o los dos combinados, con el sueño nada santificado que, logrado ese propósito, entregarían el poder a los venezolanos que eso alientan y buscan. Y, es más, se lo entregarían sin cargo, deuda ni compromiso alguno, sólo que impongan las libertades, derechos y dispensen bienestar a la población. Esto no lo dicen los gringos, sino quienes en ellos buscan ayuda para llegar al poder sin tener que molestarse en esa vaina engorrosa de elecciones, donde deben buscar y cuidar sus votos.

Y está ligado el abstencionismo a eso porque es la otra cara de la moneda y la única opción que les queda.

Los intereses de la nación como tal y de las de las mayorías de los nacionales, no cuentan en tal proyecto; no es pertinente y menos valedero hacer suyo ese contubernio, pues el invasor y quien aporta las fuerzas para derrocar al gobierno existente, cobrará con creces su participación, inversión y riesgo. Recordemos como en el contrato firmado entre Juan Guaidó y Goudreau, para la ejecución de la operación Gedeón, se les asignó a los contratistas invasores la soberanía nacional, el mantener el control por tiempo que fuese necesario y, como tal, el derecho a decidir en muchos aspectos. Y si falta hace, revisemos cómo ha actuado el país invasor en cada circunstancia.

De modo que el abstencionismo no es una política ligada a la contemplación y la espera que, por el mismo, todo se derrumbe y el orden se recomponga, sino a un plan siniestro, asociado a fuerzas ajenas a la nacionalidad y por demás rapaces. Y quien se asuma como abstencionista, por un acto de simple, inocente y hasta "noble" protesta, es un iluso, pues si se sabe con poca fuerza, no es motivo legal ni moralmente válido para renunciar a su espacio y derecho, más si puede sumarse a otro.

Por supuesto, todo lo anterior es ajeno al ciudadano común y corriente, decepcionado, que ya forma una multitud quien, por el desencanto, derivado del acontecer nacional, se ha vuelto abstencionista, totalmente ajeno a plan político alguno y sólo busca la forma de subsistir.

Lo pertinente, pese se crea que el gobierno usa sus ventajas, todos lo hacen, unos más que otros, lo que es común, es participar en elecciones sumando el mayor número de fuerzas, uniendo, sin sectarismo.

Por cierto, hablando de ventajismo, por el control estatal, ahora mismo, Luisa González en Ecuador, acusa al presidente Noboa, quien es respaldado por los abstencionistas de Venezuela, de haberle hecho trampa y, hasta factores nacionales e internacionales, en eso la acompañan.

Pero lo pertinente, si se actúa de buena fe, sin cartas bajo la manga y menos planes inconfesables ni oscuro sectarismo, habiendo el más mínimo resquicio para ello, alianzas posibles, pertinentes, es participar en las elecciones; pues eso permite a quienes combaten en la política, en la medida que les sea posible, acumular fuerzas y ganar espacios para seguir combatiendo. Quien se esconde, escurre el bulto, deja el campo de batalla y todos los espacios legales al contrario, para justificar opciones ilegales, carece de moral para quejarse. Y hasta pudiera hundirse en el olvido.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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