El momento histórico actual está caracterizado por una complejidad política global que se puede expresar como un simple dominio de la derecha.
Si bien es cierto que Rusia presenta una resistencia a este avance, no se encuentra en situación de construir una imagen ideológica que contrarreste el mensaje capitalista en sus expresiones políticas y económicas. Por otra Rusia tiene un caballo de Troya como es su prensa, que en casi todas sus manifestaciones es opuesta a abiertamente a los intereses de Rusia, y se le ve plegada a principios de neutralidad informativa, seguimiento de los patrones occidentales, cuando no parcialización integral por ellos. Es un obstáculo que no le permite consolidarse.
Por el lado de China, como dice una amiga, siempre quiere pasar agachao. También puede interpretársele como una reencarnación moderna de la Dinastía Ming con un esfuerzo modernizador, propiciado por el Partido comunista, y lealtad al pensamiento de Confucio, lo cual le da su matiz prudente y conservador. Nada de Internacionalismo proletario, eso será con Mao.
Siendo Rusia y China los grandes centros políticos e ideológicos del socialismo y se encuentran en la posición que hemos descrito arriba, no tienen capacidad o disposición de apoyar respuestas significativa desde la izquierda ya que para ello es imprescindible la formación de organizaciones revolucionarias adaptadas a la nueva era tecnológica y realidades sociales consiguientes.
Así que la derecha tiene todo el campo politico a su disposición, sin enemigos a la izquierda.
En varios países occidentales, y particularmente en Europa y América Latina, se ha visto la consolidación de gobiernos de derecha o claramente vendidos a los Estados Unidos y con fuertes políticas represivas y fascistas. Populismos de derecha. Estos movimientos suelen enfocarse en temáticas como la seguridad, la economía y el nacionalismo, generando un discurso en contra de la inmigración principalmente de su víctima preferida, los venezolanos y criticando las políticas de bienestar social. Igualmente una represión masiva contra los pobres físicamente y contra sus esperanzas de una vida mejor. Llevan a sus países por el camino a largo plazo de la pobreza.
Este fenómeno ha sido alimentado por crisis económicas, incertidumbres globales y un descontento creciente con las élites políticas tradicionales. La polarización política también ha aumentado, y se han visto manifestaciones de desconfianza hacia las instituciones democráticas.
Y así, aunque se han dado movimientos sociales y políticos de izquierda que buscan resistir y responder a estas tendencias estos no logran mantenerse en el tiempo por responder a situaciones demasiado coyunturales, que al superarse le quitan soporte al movimiento social. En otros contextos, hay un renovado interés por temas como la justicia social, el cambio climático y los derechos humanos, que han ganado protagonismo en la agenda pública.
Las elecciones recientes en diversos países han mostrado que los partidos de izquierda no tienen propuestas claras, convincentes para dirigirlas al electorado y hasta que eso no pase sus posibilidades de gobernar son negativas lo que indica que la única narrativa dominante es de la derecha.
Este avance de la derecha política y militarmente hablando se ha dado en dos vertientes, una hacia lo externo como una reacción a los movimientos revolucionarios, representados por el socialismo, y otra a lo interno ya que considera superado esos enfrentamiento y más bien ve en peligro su identidad nacional, posición en que se apoya directamente el fascismo y Trump, los cuales parecen tener preponderancia actual.
Con esto queremos decir que el movimiento de la derecha, al igual que los de izquierda, no es monolítico o unitario sino que está unido por fuerzas internas eventuales.
La izquierda tiene que trabajar en su mensaje, y Venezuela en los foros internacionales puede contribuir a ello dado el carácter no dogmático de sus planteamientos, con análisis y propuestas nuevas dirigidas a la juventud en su contexto y que la ubiquen en su actuación esperada en lo social, una juventud adiestrada en una disposición a la globalización, el individualismo y el consumo, de manera que vean a la izquierda más representativa de sus intereses.
Así que tenemos ante este dominio de la derecha, también una lucha de mensajes, uno de la izquierda que debe renacer, contra el otro de la derecha que no quiere irse sin dejar aniquilada a la humanidad, aniquilación que es su dominio.