Constitucionicidas

Recuerdo que, en la escuela de Comunicación Social, el profesor de "Legislación" señalaba que la tradición y las costumbres eran dos de las fuentes más importantes del Derecho. Se refería a lo afirmado, para siempre, por Montesquieu. Los anglosajones, británicos y norteamericanos, han hecho una distinción, que hizo también para siempre un francés, Alexis de Tocqueville, entre la tradición latina, notable por su retórica, algo de racionalismo y el iusnaturalismo, en contraste con la herencia anglosajona, basada en las costumbres y en derechos antiguos. Por eso, frente a un enfoque racionalista revolucionario o idealista, propio de la Revolución Francesa, varios pensadores se inclinan por la recuperación de las tradiciones civiles de los pueblos, lo cual habría caracterizado la revolución de independencia norteamericana contra los británicos, que reivindicaba la Carta Magna del siglo XI. Entre las frases más representativas de la tradición jurídica de la colonia española, se encuentra aquella que dice: "se acata pero no se cumple", con la cual los criollos, aun respetando la autoridad real, terminaban haciendo lo que les daba la gana, que era, seguramente, lo más adecuado a las peculiaridades de las circunstancias americanas. Pero también hay una tradición jurídica venezolana y, posiblemente, latinoamericana: las constituciones y las leyes se confeccionan a la medida del caudillo de turno y hasta de la cúpula que esté en el poder en el momento.

Por eso, hay que preguntarse, ante esta nueva iniciativa de reforma de la Constitución, impulsada por Maduro y la cúpula policial-militar-burocrática: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Acaso la Constitución ha impedido resolver los problemas del pueblo? ¿La Constitución ha impedido el avance hacia una sociedad más justa y democrática? Las preguntas parecen meramente retóricas, porque la respuesta es obvia: un gran NO. Al contrario. Lo que sí ha hecho esta Constitución es garantizar multitud de derechos: al salario justo y digno, a la Educación, la salud, al debido proceso, a la libertad de expresión, movilización y organización, etc. Pero, además, esta Constitución incorporó a la vida política del país instituciones propias de la democracia participativa que complementa y mejora la democracia representativa que antes teníamos. Referendos, iniciativas ciudadanas. Incluso el poder en la ciudadanía a nivel local, están en la actual Constitución.

Además, esta Constitución recogió conquistas democráticas de este pueblo, logradas a lo largo de su historia, en una continuidad que viene desde la adopción de la República como forma de estado, la igualdad ante la ley, el Estado de Derecho, los derechos humanos, la borales y políticos, en lucha contra las dictaduras. El ejemplo mayor es el establecimiento del voto universal, directo y secreto (artículo 5). Y eso, a la luz del robo del 28 de julio y la juramentación írrita del presidente ilegítimo, evidentemente está contra la cúpula policial-militar-burocrática que hoy ejerce el poder de facto. Esta Constitución tampoco permite la hegemonía de un solo Partido. Claro que también, lamentablemente, recoge algunos "lunares". Opuesto al pensamiento expreso de Bolívar y continuando una tradición caudillista, fue enmendada para permitir la reelección infinita. Además, crea privilegios injustificables para la casta militar, como los antejuicios de méritos a los generales.

Pero es que quieren cambiarla precisamente porque la Constitución recoge las conquistas democráticas del pueblo venezolano en su lucha por la democracia desde 1928, 1945, 1958. Las innovaciones que recoge en 1999, provienen de propuestas que se venían debatiendo desde la década de los ochenta: la elección directa (y no por nombramiento del Presidente), de los gobernadores y alcaldes, mediante el voto popular, descentralización y federalismo, referendos e iniciativas populares (propuestas de democracia participativa propuestas por la COPRE), incluso el traslado de competencias a instancias de la base popular, norma constitucional a partir de la cual pudieron desarrollarse los consejos comunales. Parte de una tradición civil que viene desde la colonia de los cabildos abiertos, donde todo el pueblo, incluso los pardos, participaban en la gestión local.

Chávez, en su momento, se juramentó ante una "constitución moribunda" para referirse al sistema de conciliación de élites que repartía la renta petrolera entre las clases, instituciones clave como los partidos, e incluso los sindicatos, gremios e Iglesia, pero ese esquema ya venía derrumbándose desde las décadas anteriores, a través de hitos como el fin del pacto institucional en el Congreso entre AD y COPEI, la derrota electoral del bipartidismo con Caldera, la defección de las bases de los dos partidos hegemónicos, pasos hacia la descentralización con el surgimiento de líderes locales y estatales. Incluso, la propuesta de reforma de la Constitución ya era una idea trajinada por Caldera. Brewer Carías le propuso en los noventa a los jefes el sistema, el referendo o la Asamblea Nacional Constituyente para cambiar la Constitución del 61, pero ellos, ya ciegos en su decadencia, lo rechazaron y le dejaron a Chávez el camino libre para recoger esa bandera. Después vino el error histórico y estratégico de la oposición de rechazar esa nueva Constitución en 2002; pero desde 2006, al menos, la aceptaron, convirtiéndola de hecho en el consenso más integrador de los venezolanos.

¿Qué dice que se propone Maduro? Tal parece que la principal propuesta es resucitar el "Poder Comunal", el mismo que se intentó establecer también de facto con las famosas leyes del Poder Popular, después del rechazo popular de la reforma de 2007, y que terminó siendo intervenido por el Partido hegemónico (o brazos ejecutores, dirigidos por cubanos, como el "Frente Francisco de Miranda") desde el mismo 2008, imponiendo dirigentes en los Consejos Comunales, las Comunas que a menos siguieron funcionando con la devoción de una base creyente, creando nuevas instancias como los CLAP para neutralizar a los indeseables. Esta vez proponen "constitucionalizar" una caricatura ultraburocrática y ultracentralista de la reforma de 2007. Así se pretende eliminar el voto universal, directo y secreto, imponer otro poder público chupador de presupuesto, electo en tres niveles, pero dirigido desde arriba por el autócrata; una división político territorial que vacía de sentido el federalismo, las gobernaciones y alcaldías, los Concejos Municipales, y hasta la Asamblea Nacional, pues la tercera instancia del Poder Comunal dictaría leyes también. En fin, quieren imponer "por las buenas o por las malas" un injerto de constitución cubana en la venezolana, para después ir contra esta última.

Para dorar la píldora dice Maduro que incluirán "actualizaciones" como Normas sobre la IA y las redes (acaso conocerán los acuerdos internacionales en estas materias?), y hasta (cuándo no) un "nuevo modelo económico", ya tan viejo, conocido y anunciado durante veinte años, que no significa nada, sino profundizar el sistema de enriquecimiento de la cúpula cívico/militar con la corrupción y la sistematización de la entrega de riquezas a capitales norteamericanos, en comunicación con el tirano estadounidense, a cambio de negociaciones de facto. ¿Constitucionalizar la desnacionalización de la disidencia, instituir el crimen de odio, el fascismo? Inventos de la pareja grotesca de Nicaragua. Desconocen así que la nacionalidad y la Nación, trascienden cualquier régimen político; que el odio es un sentimiento causado por el maltrato y la propaganda polarizadora sistemática, manejado con hipocresía por un régimen que pretende instalar una lógica excluyente de enemigos a muerte y amigos adulantes.

El Partido hegemónico trata de institucionalizar ("blindar") su autoritarismo. Quieren asesinar la Constitución de los venezolanos. Son constitucionicidas. Hay que decirles NO.



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Jesús Puerta


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