Al madurismo lo persigue el fantasma de la conspiración militar, pero en particular la conspiración chavista; llevan el fardo de la traición al socialismo y a Chávez. Saben que la vociferada unidad cívico militar policial es compulsiva y pura bulla, que deben controlar a sus oficiales, vigilarlos, mover sus comandos, han vuelto a lo aprendido en la Escuela de Las Américas, prevenir rebeliones como la de Chávez.
Una rebelión chavista los desenmascara.
Chávez nunca quiso nada con Jorge Rodríguez y ahí está, como presidente de la Asamblea Nacional. Vuelve Diosdado a ser ministro, Delcy vicepresidenta, y un mercachifle arabe colombiano, con credenciales diplomáticas, dirigiendo la economía, privatizando las empresas del Estado, y Maduro y Mariacorina Machado peleándose los favores de Donald Trump; si Chávez resucitara hoy seguro vuelve a morir. Hoy crece la economía para sembrar Caracas y al país de indigencia, mientras la gente que come, los clientes del gobierno, voltean hacia otro lado... Y la historia se repite, por eso tanta aprensión, tanto miedo y presos acusados de traición por los traidores.
El "por ahora" fue una promesa cumplida, y asumir la rebelión un gesto de valentía, muy raro en la política chapucera adeco copeyana, y madurista, la que, según la publicidad y propaganda gubernamental es infalible: los malos, los brutos, los ineptos y ridículos, los corruptos y ladrones son los otros. El 4F fue una rebelión moral de Chávez, que ahora deja pálidos de vergüenza al madurismo, campeones del disimulo y la irresponsabilidad.
Hoy, con un loco capitalista que quiere apoderarse del mundo sin intermediarios, sin subterfugios, el sueño de Chávez de independencia y socialismo cobra mucho más sentido, hay que librarnos del capitalismo y de sus monstruos. El plan de Trump es capitalismo salvaje para el planeta, pero con nacionalismo imperial para que él mismo gobierne como emperador. Frente a este chiflado, las miserias del madurismo dan risa e indignación, la alharacas, la sumisión, las inconsistencias. Un gobierno tan voluble y cobarde, inclusive el bocón de Trump, se lo tragaría en unos días. Trump le confisca el segundo avión al presidente pero el oportunista no toca los intereses de EU ni con el pétalo de una rosa. Al imperio hay que mostrarle fuerza moral, resistencia verdadera, no fatuidades, el imperio mira el alma de sus contrarios, no los ojos, y no hace caso de aspavientos, de palabras que sabe son vanas.
Lo que más teme el capitalismo son las revoluciones socialistas, el desprecio por el materialismo y la competencia por un éxito vano que esclaviza, el desprecio a su lógica, que funciona como un conteo regresivo de la vida.
Ese cuatro de febrero de 1992 Chávez prendió las alarmas capitalistas e imperiales con su promesa, el "por ahora" y con su responsabilidad sobre los hechos ocurridos, dió un ejemplo moral nunca visto en décadas cumpliendo la promesa de tomar el poder. Lamentablemente los que se llaman sus hijos han hecho lo contrario: prometen, prometen, y no cumplen jamás y no asumen la responsabilidad sobre sus fracasos.Pero afortunadamente no todos somos tan negadores u olvidadizos, si así fuera no habría presos políticos, exiliados y protestas en las calles de empresas del Estado y privadas, y no habría tanta paranoia del madurismo con la Fuerza Armada, y tanta ansiedad con hacer elecciones de cualquier cosa para maquillar la ignominia de democracia.
Hace 33 años del 4F, tiene la edad de los rebeldes, es tiempo para rescatar a Chávez de la vergüenza de la traición al socialismo.
¡VOLVAMOS AL CAMINO DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!, ¡BASTA DE TANTAS HUMILLACIONES! ¡VOLVAMOS A CHÁVEZ!