¿Qué debería hacer un intelectual progresista y de izquierda en estos momentos?

En el contexto actual de Venezuela, marcado por una permanente polarización política, impulsada por los países imperialistas de siempre y en el internacional esos mismos países se entretienen con la crisis climática, mientras sus desigualdades y contradicciones sociales los marcan como sociedades desiguales, donde las mayorías quedan expuestos a debilidades de los sistemas de educación, salud, con costos crecientes, economías con crisis ocultas que deben ser develadas en todo el mundo, el papel de un intelectual progresista y de izquierda se vuelve esencial, por lo que es necesario hilvanar acciones y reflexiones que contribuyan, en primer lugar a su valorización, a fin de impulsar sus contribuciones pertinentes o impertinentes, que lleven a dilucidar las características y las posibilidades revolucionarias en la sociedad contemporánea.

En primer lugar, un intelectual progresista debe comprometerse con el socialismo, abrazar el socialismo como la verdad real que producirá un cambio en la estructura para liberarnos de la sociedad de clases, donde a pesar de todo lo que digan prevalecen, la exclusión, la explotación, la pobreza y la guerra, como forma de dominio.

Esta unión con el socialismo es también abrazar la revolución social, como forma política de transformación de nuestras sociedades hacia una nueva sociedad.

Para lograr todo eso el intelectual progresista y revolucionario debe permanecer en el camino que haya tomado en su búsqueda de la verdad y la promoción del pensamiento crítico, lo cual significa solo tres cosas estudiar, estudiar y estudiar. En 1.905 ocurrió un movimiento revolucionario en Rusia donde tuvo actuación destacada un Pope, o sea un cura, el cual se acercó a Lenin y se entrevistó con él, aunque después se quejaba que Lenin lo que hizo fue llenarlo de libros y documentos para que los leyera. Lenin también después se quejaba que el Pope no fue consecuente con el movimiento popular y lo abandonó. Por eso es indispensable la unión mental y sentimental con el socialismo, para que resista cualquier prueba.

Y los intelectuales son indispensables porque en una era dominada por la desinformación y las "fake news" o sea las mentiras descaradas, es crucial que estos pensadores, los intelectuales, nuestros intelectuales sean defensores de la evidencia, la ciencia, la razón. Deben fomentar el análisis riguroso y proporcionar herramientas para que la ciudadanía pueda discernir entre información veraz y propaganda. Esto implica no solo escribir y hablar, sino también colaborar con medios de comunicación y plataformas digitales para difundir contenido fundamentado y accesible. Y escribir, escribir, escribir haciendo públicos sus puntos de vista, sin miedo.

Además, es fundamental que estos intelectuales se conecten con las luchas sociales. La defensa de los derechos populares, la distribución equitativa de la gran riqueza nacional, el cuido y atención a todo el país en su paisaje e historia, amar al pueblo o ciudad donde nacieron, la formación de todos, niños y mayores, deben estar en el centro de sus preocupaciones revolucionarias. Esto significa involucrarse directamente con movimientos sociales, escuchar las voces de las comunidades afectadas y contribuir a la construcción de alternativas viables que atiendan sus necesidades.

Al hacerlo, no solo amplían su base de apoyo intelectual ya que estarían leyendo de dos libros, los académicos indispensables y en el de la realidad, además de los otros elementos de la vida, pero que estos dos enriquecen su comprensión de la vida social y su accionar en ella.

Otro aspecto importante es la reflexión sobre la economía y el modelo de desarrollo. Un intelectual de izquierda debe cuestionar las estructuras económicas existentes y abogar por modelos que prioricen el bienestar humano y la sostenibilidad del socialismo. Esto implica proponer políticas que reconozcan las características estructurales del sistema capitalista, que en el prevalece la estructura colonialista y explotadora cubierta o tapada por la retórica de democracia y libertad. Un intelectual progresista debe estar en capacidad de explicar, de educar siempre con estas verdades, contribuyendo al análisis de las situaciones particulares que se presenten en las comunidades y regiones.

En síntesis el alma del intelectual revolucionario tiene la energía que produce la solidaridad y el amor. Su mente debe ser moderna, analítica y estratégica. Y su cuerpo incansable integrándose y participando en las luchas y actividades socialistas y comunitarias. Nada fácil verdad.

 

Oscar Rodríguez Estrada 5 de febrero de 2025



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Oscar Rodríguez E


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