Contraste Migratorio: La Política de Trump y la Acogida en Brasil

Uno de los temas que recorre el mundo actualmente es la política migratoria impulsada por Donald Trump. Las imágenes de migrantes deportados y esposados han dado la vuelta al mundo, generando reacciones inmediatas de los gobiernos de México, Colombia y Brasil, cuyos presidentes protestaron ante las condiciones violatorias de los derechos humanos en que fueron trasladados. Una clara muestra de la criminalización de la migración por parte del gobierno de Estados Unidos.

En este breve escrito se pretende compartir mi experiencia como parte de la creación del Comité de Migrantes del Estado de Pernambuco, Brasil (CEPMIGRA) como un hecho que contrasta con la situación de la población migrante al norte del continente americano.

CEPMIGRA um espacio que debemos cuidar

Brasil cuenta con una población de aproximadamente 1.079.708 migrantes, lo que representa el 0,52% de su población total. De este grupo, según datos de la Plataforma R4V actualizados en noviembre de 2024, alrededor de 626.885 son venezolanos, una comunidad que ha crecido exponencialmente en los últimos años. Yo misma soy parte de esta diáspora, reconstruyendo mi identidad en tierras ajenas, enfrentando desafíos, prejuicios y oportunidades.

Mientras el capitalismo global configura el destino de los migrantes, imponiendo barreras o facilitando su movilidad según intereses económicos y políticos, las historias individuales quedan atrapadas en el juego de las grandes decisiones. Sin embargo, entre leyes y fronteras, la resistencia se manifiesta en quienes, a pesar de todo, siguen buscando un lugar donde reconstruirse.

Es de esta forma, que en el estado de Pernambuco, se ha creado por Decreto gubernamental el Comité de Migrantes del Estado de Pernambuco (CEPMIGRA), un espacio en el que recientemente he comenzado a participar como miembro. Este comité está conformado por representantes del gobierno de Estado, miembros de la sociedad civil y migrantes, con el propósito de acompañar, proponer y defender políticas públicas que garanticen derechos y mejores condiciones de vida para quienes llegan al grande del sur.

La existencia de este comité coloca en contraste dos modelos de gobierno en relación al trato a las personas migrantes, refugiadas y apátridas: por un lado, la política de inclusión y participación de la población migrante, refugiada y apátrida impulsada en Brasil, y por otro, la línea dura de Donald Trump, cuyo enfoque migratorio se basa en la exclusión y la represión. Mientras en algunos países los migrantes son vistos como una amenaza y tratados con hostilidad, en Pernambuco se abre un espacio de diálogo y construcción colectiva, demostrando que otra política migratoria es posible.

Lo que sucede con nuestros hermanos migrantes en cualquier parte del mundo nos debe importar. Más allá del sentimiento de hermandad y solidaridad, debemos comprender que la migración no es solo un fenómeno ajeno, sino una realidad que podría alcanzarnos en cualquier momento, especialmente si gobiernos con tendencias autoritarias y xenófobas, como el de Donald Trump, vuelven al poder.

Cuando se crean espacios de discusión sobre políticas migratorias, es fundamental que estos no sean meras estructuras simbólicas o de carácter burocrático. Debemos estar atentos a que las decisiones tomadas dentro de estos espacios no solo queden en el papel, sino que realmente impacten y protejan a quienes más lo necesitan. La población migrante es una de las más vulnerables y, por ello, cualquier medida que se tome en su nombre debe contar con una vigilancia activa y una participación genuina.

La historia nos ha enseñado que los derechos no se conceden, se conquistan. Y si queremos que experiencias como CEPMIGRA sean realmente una herramienta de transformación, debemos asumir la responsabilidad de hacer que estos espacios no solo existan, sino que también sean efectivos en su misión de garantizar dignidad y justicia para todas las personas migrantes.

Es fundamental la participación protagónica de los migrantes y de los sectores involucrados. Sin embargo, para que esta participación sea efectiva, es necesario crear espacios genuinos, autónomos, democráticos y creativos, donde se pueda escuchar la voz de quienes han vivido en carne propia los desafíos de la migración.

Por ello, hago un llamado a sumarse, a construir desde una perspectiva comunicacional que no solo informe, sino que también movilice y promueva la participación real de los y las migrantes. La comunicación tiene el poder de visibilizar, de generar conciencia y de conectar historias que, aunque dispersas, comparten un mismo anhelo: el derecho a existir con dignidad.

A quienes se sientan identificados con esta historia, les invito a tejer redes, a fortalecer un espacio que nos pertenece y que, aunque algunos piensen que hemos perdido en el camino, sigue latiendo en cada migrante que no olvida de dónde viene ni por qué lucha. La migración no es solo un tránsito, es también una maleta cargada de experiencias, y en la mía vino la certeza de que la democracia participativa y protagónica no es un ideal lejano, sino un derecho que debemos seguir defendiendo, sin importar en qué lugar del mundo nos encontremos.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1493 veces.



Zuleika Matamoros

Zuleika Matamoros, Profesora. Comunicadora popular y alternativa del portal www.aporrea.org. Luchadora y activista social.

 zuleika@aporrea.org      @Matamoros36

Visite el perfil de Zuleika Matamoros para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: