Ministro de Ecosocialismo intervenga de inmediato y con firmeza, en detener la destrucción ambiental que está sufriendo el semiárido del estado Lara. Esta región, naturalmente frágil y vulnerable, está siendo sometida a una serie de actividades que ponen en peligro su biodiversidad, sus recursos naturales y la supervivencia de sus habitantes.
Esta región semiárida, caracterizada por su fragilidad y vulnerabilidad intrínsecas, se enfrenta a una serie de desafíos ambientales que exacerban su situación precaria. Estudios han demostrado que, a altas temperaturas, el proceso respiratorio de las plantas aumenta más rápido, que la fotosíntesis. La escasez de agua, la desertificación y la erosión del suelo son problemas persistentes que amenazan la sostenibilidad de este ecosistema y la subsistencia de las comunidades locales. Además, el cambio climático, con su impacto en los patrones de precipitación y la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos, agrava aún más la vulnerabilidad de la región.
El semiárido larense, enfrenta una grave amenaza: la deforestación. Esta problemática, impulsada por diversas actividades económicas no sustentables, tiene consecuencias devastadoras tanto para el medio ambiente como para las comunidades que habitan en la zona.
La deforestación en el semiárido tiene consecuencias, la falta de cobertura vegetal por la tala, deja el suelo expuesto a la acción del viento y la lluvia, lo que provoca erosión y pérdida de fertilidad, hasta condenarlo a la desertificación, un proceso que convierte áreas productivas en desiertos, además la pérdida de bosques nativo afecta el ciclo hidrológico, reduciendo la disponibilidad de agua tanto para el consumo humano como para la agricultura y la ganadería.
Ministro entienda, que están está destruyendo el hábitat de numerosas especies de plantas y animales, poniendo en riesgo su supervivencia, esos bosques desempeñan un papel crucial en la regulación del clima, y su pérdida contribuye al calentamiento global.
La deforestación en zonas semiáridas plantea un desafío ecológico crucial, con impactos severos en la biodiversidad, el ciclo hidrológico y la calidad del suelo. Para contrarrestar esta problemática, es esencial adoptar un enfoque multifacético que combine estrategias sostenibles y promueva la restauración del paisaje.
La agroforestería emerge como una solución prometedora al integrar árboles y arbustos en sistemas agrícolas y ganaderos. Esta práctica diversifica la producción, mejora la fertilidad del suelo, proporciona sombra y refugio para el ganado, y contribuye a la captura de carbono. Además, los árboles agroforestales pueden actuar como barreras contra la erosión eólica, protegiendo los cultivos y conservando la humedad del suelo.
La cosecha de aguas, que implica la recolección y almacenamiento de agua de lluvia y escorrentía, se presenta como una estrategia vital para garantizar la disponibilidad de agua para la agricultura, la ganadería y el consumo humano. La construcción de terrazas, zanjas de infiltración y reservorios permite aprovechar al máximo el agua disponible, reduciendo la dependencia de fuentes externas y fomentando la resiliencia ante la sequía.
Solicitamos Investigación exhaustiva sobre las causas de esta devastación, que incluyen la deforestación indiscriminada, para la producción de carbón vegetal y su exportación.
Exigimos Implementación de un plan de recuperación integral que contemple la reforestación con especies nativas, la restauración de suelos degradados, el manejo sostenible del agua y la promoción de prácticas agrícolas y ganaderas respetuosas con el medio ambiente.
Es nuestro deber como venezolanos proteger este patrimonio natural para las generaciones futuras.
Prof. ALVARO ZAMBRANO CARRERA
Ingeniero Forestal, Especialista en hidráulica y medio ambiente, Profesor del Decanato de Agronomía UCLA.