Compromiso de gigantes

No hay duda del grado de solidaridad y desprendimiento de la medicina cubana. Basta que ocurra un desastre; una epidemia, para que los médicos cubanos digan presente. ¿Pero, en verdad esta camada venezolana recién egresada de médicos generales integrales posee el mismo nivel de vocación y de desprendimiento de los cubanos?

Relataremos un hecho real, sólo omitiremos el nombre por respeto al colega; no obstante, lo sustituiremos por uno ficticio.

Baldomero, es un médico graduado en 1975, es decir cuenta con 32 años de ejercicio profesional. Baldomero pasó por todas las etapas de cualquier médico venezolano en su carrera. Fue médico rural por un año, luego se desempeñó como médico interno por dos años en un hospital general, cargo que ganó por concurso de credenciales. Posteriormente, concursó y ganó una residencia docente universitaria de post grado en gineco-obstetricia en L.U.Z. por tres años, egresando como médico especialista en ginecología y obstetricia en 1981.

En 2004 el gobierno hace un llamado al gremio médico venezolano para formar médicos generales integrales, Baldomero, aplica e ingresa al mismo en la denominada primera cohorte que acaba de graduar el ciudadano presidente.

Lo primero que a uno le viene en mente es por qué Baldomero después de 29 años de graduado para el 2004 y con un título de especialista, decide hacerse médico general integral. Suena como raro ¿no? ¿Hacerse médico general de nuevo?

Conocemos a Baldomero desde hace muchos años, desde la escuela de medicina y sabemos por qué Baldomero tomó ese camino.

Baldomero es uno de los muchos médicos venezolanos que están contratados por el Estado a tres horas como especialista en un materno infantil, de esos que nos legó la cuarta, construidos en tiempos del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Baldomero, ha trabajado como especialista en esa área con tres horas de contratación. Nunca logró la tan ansiada contratación a seis horas; lo máximo que ofrece el Ministerio del Poder Popular para la Salud, devengando un miserable estipendio.

Baldomero, para redondear la arepa, se dedica a la medicina privada. Para ello, se hace de una semana de guardia al mes en un centro de salud privado en donde también se le explota. Como no ve que su estándar de vida mejora y pasan los años y va envejeciendo, decide ingresar al postgrado de medicina general integral con la ilusión que el Estado, una vez haya concluido sus estudios, le provea del tan anhelado cargo en el Ministerio de Salud a ocho horas de contratación.

Como se desprende de este relato, notarán que en tanto Baldomero cursaba sus estudios de medicina general integral, lo cual incluía la práctica comunitaria en uno de los consultorios de Barrio Adentro y que suponía dedicación exclusiva, simultáneamente se desempeñaba como contratado por el Estado Venezolano en un centro asistencial dependiente del Ministerio del Poder Popular para la Salud y de paso, haciendo práctica privada.

Este relato me hace dudar de la verdadera vocación de mis colegas. Estos compatriotas médicos, formados como nosotros con otro sentido de ver la práctica médica de lo cual, no se nos puede estigmatizar por ello, y que tampoco nos avergüenza ¿estarán realmente en capacidad de enfrentar los retos que les vienen? ¿Se habrán dado cuenta que a partir de este momento pasan a ser un ejército de batas blancas al servicio de la revolución para decir ¡presente! en cualquier misión que el Presidente les asigne? ¿Estarán concientes de su compromiso? ¿Estarán a la altura del mismo?

Eso lo sabremos con el correr del tiempo, en relativo corto plazo.

Sólo sé que como Baldomero, existen muchos médicos más que posiblemente sueñan con un cargo cómodo, en un ambulatorio de Barrio Adentro o quizá dentro de un centro de diagnóstico integral (C.D.I.) con un buen aire acondicionado, dentro de un área urbana, con un buen salario, con estabilidad laboral, con un Sambil cerca y con todas las comodidades de la gran urbe ¡por supuesto! ¡jamás en una comunidad indígena!…ojalá, el despertar no sea terrible y seamos testigos de una estampida de desertores de ese ejército de batas blancas que estamos seguros no llegan a calzar los puntos del ejército de batas blancas cubanas.

¡Compatriotas, el reto es grande, éxitos y felicitaciones!

¡El que tenga oídos que oiga!


(*)Médico


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Eliécer Alvarado(*)

Médico y revolucionario.

 elieceralvarado@hotmail.com

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