-
En El Callao, estado Bolívar, centenares de niños trabajan en las minas ilegales de oro a cielo abierto y manipulan mercurio en la extracción del valioso metal. Abandonan la escuela para dedicarse a esta peligrosa actividad y quedan expuestos a la acción de delincuentes de todo tipo, nacionales y extranjeros; a ser víctimas de la violencia que ocurre en forma permanente en esos lugares, a los deslizamientos de tierra y demás accidentes y a contagiarse con numerosas enfermedades. Además, abandonan la escuela y no regresan luego. Es Venezuela, no estamos hablamos de Camerún, ni de Tanzania, y aunque hasta ahora se trata de una actividad familiar que no se ha convertido en esclavitud, este desarrollo es previsible, sin lugar a dudas.
-
En alrededor del 20 por ciento es la desnutrición en menores de cinco años en Venezuela, lo que significa que ha habido un crecimiento peligroso de esta condición en los últimos años. El déficit de la ingesta de proteínas, debido al alto costo de las mismas y al muy deteriorado poder adquisitivo de la población, es la causa fundamental de esta lamentable, crítica y peligrosa situación. Ya se ha hecho evidente un retardo del crecimiento en un tercio de los niños venezolanos, algo muy grave sobre todo en lo que respecta al desarrollo intelectual de los menores, pues no se corrige individualmente, aunque la ingesta de nutrientes se normalice en el futuro. Es Venezuela, no un país africano, ni Haití, que todavía nos supera en nuestro continente en este deplorable aspecto. Ni que hablar de la población indígena, sometida al hambre y la miseria desde hace mucho más tiempo.
-
Cuatro indígenas yanomami resultaron muertos y otros cinco fueron heridos, entre ellos un joven de 16 años, en un enfrentamiento hace pocos días con efectivos de la Fuerza Aérea venezolana. Y para colmo, el incidente se produce por un despojo hecho por los militares, de un enrutador de Internet propiedad de la comunidad indígena, que generosamente había sido compartido con quienes luego son sus agresores. Es la Venezuela "defensora de nuestros habitantes ancestrales" donde ocurre este hecho, que nos hace recordar el despojo de nuestros indígenas por parte de los conquistadores españoles. Los choques de los cuerpos de seguridad del Estado con indígenas, se han hecho muy comunes en el país en los últimos años: desde la Goajira, donde 10 líderes yukpa fueron asesinados entre 2009 y 2014; hasta San Francisco de Yuruaní en Bolívar, donde a comienzos de este año asesinaron a 2 indígenas de la etnia Pemón e hirieron a otros 17, para sólo adicionar dos casos. Pareciera que el compromiso con los indígenas es sólo para levantar algunas estatuas y utilizar sus nombres como epónimos de autopistas. Con eso lavan sus conciencias.
-
El uso de la represión policial y militar para enfrentar las protestas sociales y hostigar a la oposición política es una práctica que no ha sido erradicada del país, pese a los 25 años de gobiernos chavecistas. En 2018, Oscar Pérez, alzado en armas contra el gobierno, es asesinado en una operación militar policial gigantesca, que lo masacra junto con su grupo, mediante la utilización de armas de fuego poderosas, muy por encima de las utilizadas por los insurrectos, y pese a que los mismos se habían rendido, lo habían hecho público y por tanto no eran ya ninguna amenaza. Fue con Maduro como Presidente, no con Luis Herrera Campíns. No. No se trata de la masacre de Cantaura, donde murieron 23 jóvenes. Se le parece. En aquélla, como en la de Oscar Pérez y su grupo, los insurrectos fueron calificados de terroristas. Curioso como gobiernos ideológicamente distintos, o supuestamente distintos, usaron fuerza militar desmedida contra gente casi desarmada o rendida y como ambos le dieron la misma calificación a los masacrados.
-
El avance de la revolución parece restringirse a las cárceles y a la estrecha relación de colaboración con la delincuencia súper organizada, que dejó muy atrás y obsoleta a la del siglo pasado. La toma tranquila de Tocorón, que permite la fuga de su jefe máximo el pran "niño guerrero", develó cómo las cárceles se han convertido en ciudades con facilidades mayores que los barrios populares caraqueños, donde no hay zoológicos, organismos muy costosos de mantener, ni discotecas ni presentaciones artísticas vistosas, todo ello costeado por un aparato financiero que incorpora a la banca nacional y que trasciende las cárceles y maneja cuantiosos recursos del robo, la corrupción gubernamental, el secuestro y la extorsión y el tráfico de drogas y de todo tipo. Bonita esta Venezuela.