¡Qué casualidad!

Se considera que robar una base en el beisbol es una cuestión de velocidad y cálculo del tiempo, desde que el pitcher hace el movimiento para lanzar al home. Y no es fácil. Sin embargo, fue sensacional lo que hizo el novato dominicano Elly De La Cruz, al robarse la segunda y tercera base, para luego rematar robándose el home; pero, lo casual es que juega para los rojos rojitos de Cincinnati y se lo hizo a los cerveceros de Milwaukee que a lo mejor estaban pasados de palos.

Pero, ese record no es gran cosa, es un niño de pecho si se compara con lo que ha sucedido en el país. Hace varios años, alguien que jugaba para los rojos rojitos, no solo se robó la segunda, la tercera y el home, sino que se robó hasta la primera.

De paso, ese record lo siguen emulando desde el mismo equipo rojo rojito, porque quienes han tenido la oportunidad de "batear", es decir, ser parte del gobierno, como lo muestran los últimos hechos de corrupción, no han perdido tiempo, sino que de inmediato al darle las 4 malas y llegar a primera (Acceder a un cargo público) salen sin ver el movimiento del pitcher a robarse lo primero que encuentran en el camino: PDVSA, criptomonedas, presupuestos, etc.

En verdad, es impresionante lo que hizo el novato y eso se traduce en éxito personal como jugador de beisbol tratando de ayudar a su equipo; pero, lo que sucede aquí con tanta "robadera de bases" lo que ha hecho es afectar al pueblo en relación a su bienestar.

Por lo tanto, se le sugiere al gobierno que aplique las reglas del softball a todo aquel que ingrese a cargos públicos, para ver si no salen a robar tantas bases, y se mantienen pegaditos a la almohadilla.



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Jesús Rafael Barreto


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