¿Por qué Maduro no atiende las protestas de los trabajadores públicos?

Como lo ha dicho el periodista Clodovaldo Hernández, en reciente escrito "El hecho de que se estén produciendo expresiones de protesta sindical es una doble señal de alerta para la Revolución. Por un lado –como ya se ha señalado- porque hay un sustento real en las quejas. Por el otro, porque queda evidenciada la poca ascendencia de la dirigencia sindical roja-rojita en las masas trabajadoras".

Pero, decimos nosotros, lo que más debería preocupar y ocupar a la Revolución, más que la poca ascendencia de los sindicalistas sobre los trabajadores debe ser la perdida de ascendencia del propio Presidente Maduro sobre la gente y en este caso, sobre los trabajadores de la administración pública en general, que es una familia numerosa entre los electores.

Debe el Presidente Maduro y sus aliados en el gobierno recordar que en las épocas más difíciles de los años de su antecesor en Miraflores Hugo Chávez, se llegó a popularizar la consigna "Con hambre y desempleo con Chávez me resteo". Incluso en los días en los que destacados miembros de las Fuerzas Armadas se complotaron para derrocar al Presidente (abril de 2002), fue la popularidad de Chávez lo que hizo posible revertir en pocas horas el golpe y retomar el hilo constitucional. Ni se diga cuan determinante fue el papel del pueblo en el paro petrolero y cuanto contribuyo a su derrota.

No debe confiarse el Presidente Maduro en el hecho de que la oposición política este dividida, como nunca antes en estos últimos 23 años. Basta recordar lo que ocurrió en las elecciones a la Gobernación de Barinas, donde el mejor candidato del chavismo, Jorge Arreaza, con proyección nacional y con una campaña impecable y con financiamiento sustancioso, termino siendo derrotado por un candidato local opositor que poca gente pudo imaginar que resultaría favorecido en las urnas. El voto castigo de los electores, a la usanza cuartarepublicana del bipartidismo, podría explicar parte de lo que ocurrió en Barinas en enero de 2022.

En una ligera reflexión que publicamos "Barinas, ¿meando fuera del perol?, aun en medio del desconcierto por la derrota, nos atrevíamos a expresar los temores y las advertencias del panorama electoral para el chavismo y para el Presidente Maduro en las elecciones presidenciales del 2024, afirmando: "Apostamos a que en el país todo haya tiempo para que la dirigencia entienda que no basta con hacer la campaña más costosa, ni la campaña donde simbólicamente se intente rescatar el ideario chavista, ni que tantos asesores y propagandistas insistan en que el chavismo es mayoría, al final de los finales la última palabra la tienen los electores".

Quizás los asesores del Presidente Maduro despachen el tema de las protestas de maestros, trabajadores de salud y la administración pública en general sugiriendo que basta con una marcha oficialista que rebase en cantidad de asistentes a las de estos días y que se retrasmita por los medios públicos para que quede claro que quienes marchan contra el gobierno son pagados por la CIA.

Quizás aquí nos enfrentamos a una diferencia sustancial entre las formas de gobernar de Chávez y la de Maduro. El primero siempre tuvo verdadera autonomía al momento de decidir en privado que decisiones tomar, mientras el Presidente Maduro, desde que fue propuesto al pueblo por Chávez como su sucesor (2012), ha estado condicionado por factores de poder que determinan muchas de las acciones que desde Miraflores se anuncian. Nada nuevo en la política, por cierto.

Por ello, soy escéptico en cuanto a la incidencia en cambios reales de la política salarial y reivindicativa que desde 2018 impulsa el gobierno actual hacia los trabajadores y la sociedad en general.

Algunos asoman en el horizonte político el adelanto de elecciones presidenciales, finalizamos con palabras del propio Clodovaldo quien afirma "Sin duda pues por más que haya señales de recuperación nacional y por más terrible que sea la situación de las oposiciones, sería un grave error creer que todo anda viento en popa y a toda vela, que han cesado las amenazas concretas de inestabilidad y, peor aún, que 2024 es pan comido".



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Carlos Luna Arvelo


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