Yo El Corrupto

Ayúdate que Yo te ayudaré reza un versículo bíblico. Hay que instruir al que no está instruido es una regla del proceso educativo. Es necesario, a los amigos oposicionistas que de vez en cuando resulta conveniente visitar el diccionario de la Real Academia Española no solo con el propósito de descubrir nuevos vocablos sino para determinar los alcances de muchas palabras de uso cotidiano y que corrijan si pueden a sus líderes empezando por el Presidente Interino y terminando con el Filósofo del Zulia.

En el mundo político tanto venezolana como mundial hay en esta exploración y nos hemos concentrado en expresiones que hoy están de moda y que debieran causar vergüenza e indignación, tales como "Corromper o corromperse", "corrupción", "corrupto", aquí hay que dejar que este comentario no lo hace mella a la cúpula hamponil de la "Mesa de la Desunidad"

Por ejemplo citando a DRAE, el término "Corromper" implica alterar o trastrocar la forma de algo, echar a perder, depravar, dañar o pudra es aquel que se deja o dejado sobornar, pervertir o viciar; sujeto dañado, perverso, torcido. Algo común en el sector oposicionista.

"Corrupción: Vicio o abuso introducido en las cosas no materiales, en las organizaciones especialmente en las públicas; práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas, en provecho económico o de otra índole de sus gestores; sobornar a alguien con dádivas o de otra manera; pervertir a alguien; hacer que algo se deteriore. El cuánto hay pa’eso técnica utilizada por la estirpe Adeco-copeyana

Otro termino muy acariciado por la Jauría oposicionista es el personaje, "Corrupto: que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar; sujeto dañado, perverso, torcido. Los dedos de la mano son pocos faltaría unas manos pero de cambures para poder completar la cuenta, ni así completaríamos la sumatoria corrupta.

Digo Yo y creo que con lo dicho, supongo que queda bastante claro de qué estamos hablando. No sé sí el sector oposicionista entendería y los coleados "Rojo Rojitos". Porque la corrupción es hoy una plaga que recorre el continente. Hace algunos años (no muchos, por lo demás) los Latinoamericanos tomábamos conocimientos de hechos acaecidos en nuestros países y, con la prepotencia que nos brota por los poros, comentábamos: "menos mal que eso no sucede en Latinoamérica". Hoy, salvo que sufriéramos un ataque de cinismo extremo, no nos atreveríamos a repetir esa frase que en el fondo quedó sembrada en muestras conciencia.



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Marco Pedraza


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