Mi palabra

Rafael Ramírez ganó la batalla de Roma y…

"Si los jueces, después del juicio, fuesen

Juzgados, algunos irían a prisión"

Santiago Rusiñol

Rafael Ramírez, se da duro en el pecho para gritar a todo pulmón ¡Me persiguen, porque soy el que puede tumbar a Nicolas Maduro! En un extenso artículo, como de aquí a la capital italiana; distancia reducida en las comunicaciones por los avances de la tecnología, habló de lo que–según él– no había dicho. Desde Roma, a donde llegó, y no precisamente en una balsa; su nuevo aposento para hacer vida, como si hubiera nacido en una cuna de dólares, las mejores llaves para abrir y derribar puertas. Después de la sentencia, el cual llamó la "batalla" de Roma, para rechazar la extradición parece muy difícil que, regrese a su Pampán natal, porque el dictador Nicolás Maduro, hace y deshace, con las leyes para encarcelar a los "inocentes", entre los cuales se encuentra él.

Después de leer estas delirantes declaraciones de Ramírez, me invadió un fresquito al pensar que, el imperialismo en medio de sus criminales "equivocaciones" por lo menos no acertó al aupar a Guaidó, cuando tenía al verdadero RAMBO a la mano, para rescatar la democracia y la libertad en Venezuela: Rafael Ramírez Carreño, quien acaba de librar una batalla, al estilo de los personajes fantasmagóricos creados en Hollywood, el cual debe tomar muy en cuenta el gobierno de los Estados Unidos, para nuevos intentos en suelo venezolano, y terminar de echar en el cesto de la basura al autoproclamado, quien aparte de ladrón, se convirtió en un verdadero embarque para la oposición venezolana, y su ayo Donald Trump.

El artículo publicado por este "valiente" exiliado, se parece al cuento de un amigo, quien, en sus tertulias, siempre saca al ruedo una historieta muy contada, pero en boca de un campesino con el deseo de agradar se puede oír: "El vecino me atacó y casi me mata, porque creía, que le estaba enamorando la mujer" al preguntarle ¿Y usted no se vengó? Siempre responde, con una risa muy inocente –cualquier parecido a Ramírez, no lo malinterpreten– ¡Si, no me vengo me mata! Desde el 2014, el absuelto de extradición, pero no de los cargos que, les imputan, está defendiéndose muy escondido, hasta ahora que, pegó el grito ¡Me salve!

Estas declaraciones aclaran en parte, la cobardía de un traidor muy astuto. Agarró un escondite muy seguro –La mejor prueba está en su relato– Italia, tiene instituciones democráticas que no permitirían ningún atropello en mi contra, más aún siendo mi esposa de origen italiano. Dijera un amigo ¡Dile pendejo, por eso! Pero, además se oferta, como para que lo oiga la casa matriz de todos los males creados por los gobiernos de Estados Unidos en el mundo: La CIA. Estoy seguro que, los maracuchos, cuando lo oyeron gritaron al unísono una expresión propia de ellos ¡Alábate pato, que mañana te mato! Rafael Ramírez, ni corto ni perezoso se presentó, como un inocente, dejando a más de uno pensando ¿Quiénes son los culpables entonces?

Termina el artículo, como un triunfo, y para variar casi responsabiliza al presidente Nicolás Maduro, de los 130 muertos y heridos, causados por los guarimberos. Por ninguna parte nombra al imperialismo ¡ni pendejo que fuera! Se desahoga al quitarle la justicia italiana –por los momentos– un peso de encima. Las veces que nombra al presidente lo hace en minúsculas; expresión del odio que lo atormenta, desde el mismo momento que, el comandante Chávez, escogió a Nicolás Maduro, como relevo en la conducción del país. Tenía que rendir cuentas, y no podía hacer, como un funcionario muy folklórico, quien, respondía, cuando le preguntaban por los viáticos ¿Qué fue lo que salió? ¡Lo que entró!

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Narciso Torrealba


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