El dialogo del presidente Chávez y ahora Maduro no ha sido el camino más viable para un entendimiento o limar las asperezas con el todopoderoso país del norte. Ni con Bill Clinton por allá en los inicios del proceso revolucionario hubo un acercamiento en este sentido, para valorizar donde están las diferencias y donde las aproximaciones. Vinieron los demás presidentes y cada uno fue elevando el tono de la agresión; hasta llegar Donald Trump quien desenvainó la espada con mayor contundencia con su bloqueo y la andanada de sanciones; ahora nos encontramos con Biden que aparece con el mismo recetario. Hay que reconocer que tanto Chávez como Maduro, siempre han insistido por todas las formas en un acercamiento, valiéndose de terceros, misivas, etc; solo han enviado los fulanos emisarios; pero sin una garantía para llegar a acuerdos. No obstante hemos observado, que a pesar de la tirantez existente con algunos países como el de Corea; Trump no tuvo escrúpulos para reunirse y llegar a entendimientos.
Los gobiernos gringos no han considerado ni a Chávez, ni a Maduro; mandatarios idóneos para reunirse con ellos. Los consideran como intrusos, sin legitimidad. Lo que sí han pretendido es el de valerse de terceros para imponer sus políticas, esto lo han logrado a través de la ultraderecha fascista. En la reunión de República Dominicana presidida por Julio Borges, se llegaron a acuerdos, que habían recibido la buena pro de ambas partes, solo faltaba lubricar el documento, en un ínterin de la reunión y en forma intempestiva Borges se retira a atender una llamada del Departamento de Estado gringo, donde le ordenaban no firmar nada y retirarse del lugar. Sin embargo por parte del gobierno, algunos de esos acuerdos fueron cumplidos;
entre otros la libertad de "políticos presos. En Noruega, también se dieron encuentros en la búsqueda del mantenimiento de la paz. Ahora tenemos la firma del Memorándum de Entendimiento en México, con una mesa que le falta una pata; en lugar de haberle permitido la asistencia a toda la oposición golpista, dejan por fuera al G – 4. Nos hacemos una pregunta:
¿Por qué no permitieron la asistencia a toda esa oposición, que en otras oportunidades hablan el mismo lenguaje?.
Al parecer ellos están aferrados al visto bueno, tanto lo relevante como irrelevante, que todo, absolutamente todo debe llevar el sello aprobatorio de la Casa Blanca. De asistir el resto de la oposición la decisión nunca va a ser unánime.
No crean que es fácil para el gobierno gringo mantener las sanciones, existen empresas en ese país que con esas medidas criminales las han llevado a la ruina, al perder a un mercado tan potencial como es el venezolano. También tenemos que esa tozudez de mantener a diestra y siniestra esas medidas permiten la radicalización del proceso revolucionario y un rechazo hacia ese país, orientado a esa oposición ultra montana apátrida que le sirve de escalón para la entrega de este país a los intereses gringos. Hay que advertir que la oposición es un saco de gatos, dividida, anarquizada, desacreditada y enfrentada entre ellos y así no van a llegar a ninguna parte. Por todo esto no le auguramos un feliz término a esta reunión en México.
Biden no va dar el brazo a torcer en quitarnos el bloqueo o las sanciones o parte de ellas. EEUU esta aferrado a que Maduro abandone la presidencia; tampoco va a desistir en su propósito de dejar a Venezuela en manos de la revolución bolivariana al primer país con mayores reservas de petróleo y minerales estratégicos. Al final de las deliberaciones, tenemos que hacernos la pregunta: ¿Cuál es el aporte de EEUU al dialogo de México?. La respuesta seria: ninguno. Así vemos
las cosas
