¿Por qué no debemos cantar el Himno Nacional de Venezuela?

Mis queridos compatriotas venezolanos, cuando nosotros entonamos la gloriosa letra del Himno Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, estamos reavivando una y otra vez en nuestras mentes y en nuestros corazones, toda la violencia, toda la venganza, toda la desgracia, y toda la irracionalidad humana que siempre acompañó a los procesos independentistas en América Latina.

La independencia de Venezuela no se consiguió jugando ajedrez en una sabionda mesa patriótica, tampoco se consiguió jugando dominó hasta la cochina madrugada, y nunca jamás se consiguió orando en una sinagoga venezolana.

Por el contrario, la independencia de Venezuela se consiguió descuartizando el cuerpo y el alma de la gente, usando el filo y la sangre de las espadas para construir montañas de huesos y cadáveres, que simbolizan el éxito de la clásica perversión humana, que siempre resuelve sus conflictos terrenales usando el dulce pecado de la guerra, que siempre decapita a sus adversarios con tropas armadas, que siempre asesina a la razón y que nunca pide perdón por su vileza.

Cuando los venezolanos cantamos los gloriosos versos del Himno Nacional de Venezuela, estamos reavivando en nuestros cerebros el deseo de perpetuar mentalmente, la extrema dosis de violencia que libertó al pueblo revolucionario de Bolívar, con gritos llenos de salvajismo, con caballos usados como armas de destrucción masiva, con la fuerza bruta de matar o morir, y nuevamente todos estamos despertando el deseo de la violenta insurrección popular, porque la misma ley venezolana que exige el pacifismo del prójimo, es la misma ley que proclama el belicismo en las calles, con toque de queda y sin toque de diana.

Si aceptamos que la violencia solo genera más violencia, si aceptamos que no somos animales de la selva, si aceptamos que somos Seres racionalmente Humanos, y si aceptamos que la violencia es arma de quien no tiene razón en la vida, entonces los venezolanos no debemos sentirnos orgullosos de entonar el mundano Himno de Venezuela, que simboliza el triunfo de la mundana intolerancia del Mundo, que es fruto del mundano éxito del egoísmo global, que es fruto de la mundana victoria de la ignorancia, que con sus ensangrentadas espadas conquistadoras nos esclavizó al eterno sufrimiento en la Tierra.

Me llaman hijo de puta porque yo no canto el himno venezolano, me llaman marico inculto porque yo no quiero cantar la gloria del bravo pueblo, me llaman rata vendepatria porque yo no celebro la independencia venezolana.

Pero yo no soy esclavo de la violenta historia de mi país, yo no soy esclavo de la furiosa idiosincrasia de mi tierra, yo no soy esclavo del pueblo que usa piedras para callarle la geta a su pueblo, porque mis convicciones y mis luchas nacen en la paz celestial del Señor, crecen en el sagrado corazón de Cristo Jesús, y vuelan como paloma del Espíritu Santo, que es libre de volar por los siete mares sin asesinar a los gavilanes, sin clavar puñales por la espalda, sin matar para vivir.

Yo no soy violento, yo soy cristiano, por eso no canto el himno venezolano.

En la guerra no hay honor, no hay virtud, no hay pavor, porque en la guerra solo hay rojas lágrimas, solo hay mestiza muerte, solo hay dolor a mansalva.

Cantar el himno venezolano es apología de guerra, una guerra que aunque se maquille con sublimes palabras para poetizar el veneno de la guerra, pues la guerra siempre será el equivocado y popular abismo de la violencia.

Matar para quitarnos el yugo, no nos quita el yugo, muy por el contrario, nos pone más yugo en la espalda, más culpa, más traición, más sed de revancha.

Un hombre no puede quitarle el yugo a otro hombre, porque cuando un hombre es liberado del yugo impuesto por otro hombre, entonces automáticamente ese hombre será el nuevo esclavo del hombre que le quitó su yugo, siendo una trágica historia de nunca acabar, porque los hombres viven presos en sus yugos.

Tal vez abolimos el yugo de España, pero seguimos presos en el yugo de Satanás.

Cuando orgullosamente cantamos el himno venezolano, demostramos que somos animales, que no tenemos conciencia para diferenciar el bien del mal, demostramos el poder de la violencia, el poder de la guerra, el poder de Satanás.

El himno venezolano diariamente estimula la sublime arrechera de los venezolanos, y muchas veces es por culpa de escuchar y cantar el himno venezolano, que nuestros compatriotas muestran comportamientos agresivos en sus ciudades, violentando a las mujeres en las casas, robando comida en los supermercados de las calles, gritando vulgaridades al prójimo, llenando sus bocas de amenazas y groserías, golpeando a los niños a punta de correazos, fumando miles de cigarrillos, maldiciendo la vida que viven y viviendo en el belicismo.

Incluso, el alto índice de acoso escolar que sufre el sistema educativo de Venezuela, está muy relacionado con la mala costumbre de obligar a que los jóvenes alumnos venezolanos canten el Himno de Venezuela, antes de comenzar sus clases en los colegios públicos y privados, lo cual hace que los muchachos aviven el patriótico deseo de ejercitar el bullying con sus enemigos de clases.

Lo digo por experiencia personal, pues yo sufrí muchísimo acoso escolar durante todo mi doloroso bachillerato, y yo todavía recuerdo que cuando mis verdugos escuchaban y cantaban el himno venezolano, realmente gozaban de más bríos y de más agallas para darme las inolvidables palizas que yo recibí en el patio del colegio Juan Bosco, mientras el himno venezolano era el mejor fondo musical que ironizaba mis cicatrices, que sacudía mis moretones, que guardaba silencio.

El Himno de Venezuela es como un libertinaje musical lleno de doble moralidad, que justifica perjudicar y hacerle mal al prójimo por amor y defensa de la Patria, y aunque el himno venezolano nos exhorta a respetar la ley, pues contradictoriamente, el himno venezolano también exclama que los venezolanos fieles, debemos gritar con bríos y matar a la opresión venga de donde venga.

El himno venezolano despierta el ímpetu de la violencia en los venezolanos, porque la ley se respeta si la vida es color rosa, pero cuando descubrimos que la pantera rosa es ficción y no existe, entonces nos olvidamos de la ley y salimos a las calles venezolanas, para calentarlas, para matar a los enemigos, para ganar la batalla sin derecho a juicio, sin derecho a pataleo, sin derecho a la ley.

Mis hermanos, debemos saber que más del 90% de los venezolanos son cristianos católicos, por lo que los millones de venezolanos que se enorgullecen cantando el Himno de Venezuela, son los mismos millones de venezolanos que profesan la fe cristiana y que supuestamente aman a Jesús.

Pero si leemos la Santa Biblia que es la Palabra de Dios, podemos leer en Zacarías 4:6 que Dios afirmó lo siguiente:

"No vencerás con ejército, ni usando tu fuerza, sino solo con mi Espíritu, dice el Señor"

Vemos que los cristianos venezolanos no debemos usar la fuerza bruta, ni la violencia, ni los ejércitos, ni la guerra, para resolver nuestros conflictos en la vida, y no debemos cantar el Himno de Venezuela que nació como consecuencia del uso extremo de la violencia, siendo la principal artillería que independizó y descuartizó con toneladas de sangre humana a nuestro violento país.

Cantar el Himno de Venezuela va en contra de la santa y pacífica ley de Dios, cantar el himno es una práctica anticristiana de los venezolanos, cantar el himno venezolano entristece al Espíritu Santo cuyo templo mora en nuestros corazones, porque el himno venezolano es un canto compuesto por el mundano odio de Satanás, que siempre engaña a los hombres con su artillería pesada, que endiosa el pecado y confunde con mentiras.

No hay duda que Satanás sabe confundir y engañar con sus mentiras, y sin duda, la letra del Himno de Venezuela refleja la astuta mano y el astuto intelecto del Diablo, que confunde al pueblo venezolano con un himno lleno de confusos versos religiosos, en los que Dios parece ser el Supremo Autor que santifica el aliento de la guerra y llena de bríos a los venezolanos, para que el pueblo se mate en las calles como animales peleándose para aparearse, para que el pueblo venezolano se mate en el monte con la misma culebra que engañó a Eva.

Pero ahora sabemos que la guerra no se gana con ejército, porque nosotros debemos combatir con el Santo Espíritu de Dios, el mismo bendito espíritu que consoló a Jesús, y que consuela a los venezolanos realmente cristianos, quienes deben saber que el Himno de Venezuela es un canto escrito por Satanás, por lo que los cristianos venezolanos no debemos cantar palabras llenas de inmundicia.

Hermanos, para que muera la opresión social de las calles venezolanas, primero tenemos que reconocer que estamos espiritualmente oprimidos por Satanás, porque los venezolanos no debemos seguir el ejemplo que Caracas dio, porque dio no lleva tilde aunque muchos acentúan la mentira, porque la voz del despotismo es la voz del Diablo, y porque la voz de la libertad siempre será la voz de Jehová.

No se llama Supremo Autor, se llama Jehová.

Los hombres con espíritus inmundos llamaban a Jesucristo el santo de Dios, aunque realmente Jesucristo tenía que ser llamado el hijo de Dios, pero los demonios se equivocaban y lo llamaban el santo de Dios, así como los hombres venezolanos con espíritus inmundos llamaron a Dios el Supremo Autor, aunque realmente Dios tenía que ser llamado Jehová, pero los demonios venezolanos se equivocaron y lo llamaron el Supremo Autor, para confundir al pueblo de Dios.

No debemos seguir el ejemplo que Caracas dio, los venezolanos debemos seguir el ejemplo que Jesucristo dio, siendo el cordero manso, humilde y obediente, que siempre respetó la voluntad de su Padre, y rechazó las tentaciones de Satanás.

Jesucristo es el único que puede lanzar el yugo. Un bravo pueblo no puede lanzar el yugo, solo con Jesús los venezolanos podemos vivir sin yugo y en libertad.

Basta con analizar a la Venezuela del siglo XXI, para demostrar que nuestro bravo pueblo venezolano sigue viviendo enyugado al yugo de manos extranjeras, porque en las calles venezolanas los dólares americanos doblegaron y vencieron a los bolívares soberanos, demostrando que la Patria del bravo pueblo venezolano nunca jamás tuvo soberanía, nunca jamás lanzó el yugo, pues Venezuela siempre ha sido una nación esclava, borrega, tan petrolera como encadenada a Satanás.

Para romper las cadenas de Satanás, para libertar la choza de nuestro pobre espíritu mundano, y para que el vil egoísmo caiga derrotado como un ángel caído, es importante que los venezolanos realmente cristianos no canten el Himno Nacional de Venezuela, siendo un cántico que despierta el resentimiento entre los hijos de Dios, y que acrecienta el uso de la violencia como fuerza que une al pueblo para matar a los opresores, lo cual genera mayor subversión para el oprimido pueblo venezolano, que no debe cantar lo que todo el mundo canta.

Cuando cantamos el himno venezolano, estamos comunicándonos con el violento poder de Satanás que nos oprime, porque el Empíreo suena más a Imperio que a cielo, y porque la gloria no es para el pueblo más bravo, ya que la gloria es para el pueblo más temeroso a la Ley de Dios, la gloria es para el pueblo que guarda su Cuarto Mandamiento, su Santo Sábado, el séptimo día de la semana.

Como todos los venezolanos, yo también me tomaba muy en serio el Himno Nacional de Venezuela, y con mucho orgullo patriótico yo levantaba mi rostro, yo enderezaba mi espalda, y yo entonaba con fervoroso entusiasmo el himno venezolano, pero yo debo reconocer que estaba muy equivocado en la vida, porque los mundanos himnos escritos por el Mundo, son himnos que avivan la codicia por las cosas del Mundo, y la cosa más preciada por el Mundo es el dinero, y todos sabemos que detrás de un violento proceso de independencia, siempre está presente el deseo de los falsos próceres y de los falsos libertadores, quienes realmente desean libertar para enriquecerse gobernando a sus nuevos territorios.

Bolívar no fue un héroe, no fue un prócer, no fue un libertador, porque los cobardes que usan la violencia para asesinar con espadas llenas de sangre a su prójimo, deben ser llamados asesinos, no deben ser llamados libertadores, porque Dios dijo en la Biblia que con ejércitos y con la fuerza no se puede vencer, no se puede emancipar a los pueblos, pues solo con su Espíritu Santo podemos ganar las batallas en la Tierra, y por eso Jesucristo como el verdadero Libertador, antes de ascender al cielo nos dio su Santo Espíritu, para consolarnos y vivir en paz.

En pleno siglo XXI, los venezolanos debemos evolucionar espiritualmente, y necesitamos comprender que la paz es el único camino que garantizará la salvación humana, por lo que los venezolanos ya no debemos celebrar la tontería independentista del tonto 5 de julio, no debemos izar banderas y estrellas llenas de mundana violencia social, no debemos seguir involucionando en un planeta Tierra que hoy más que nunca, necesita despertar el santo espíritu de la paz.

Mis hermanos, solo podemos ser libres en Jesucristo, porque Jesús es el camino, es la verdad y es la vida, todo el Universo fue hecho por medio de él y para él, por lo que la libertad solo podemos conseguirla a través de Jesucristo, quien con su preciosa sangre derramada en la cruz del Calvario, pagó el precio de todos nuestros pecados, y realmente nos hizo libres para amarlo y para glorificarlo.

Hermanos venezolanos, la próxima vez que escuchen el Himno Nacional de Venezuela, apaguen rápidamente el televisor, apaguen rápidamente la radio, tápense rápidamente los oídos, no deben escuchar un viejo cántico de Satanás.

Por experiencia personal, yo aconsejo ir a un parque o espacio natural venezolano, leer la Santa Biblia y escuchar los trinares de los pajaritos, pues yo estoy sorprendido de la buena terapia que producen los cantos de las aves.

No hay duda que escuchar los trinares de los pajaritos mientras leemos la Biblia, será una gran bendición en nuestra vida, y aunque yo sé que es difícil encontrar un espacio natural aislado del infernal ruido de la calle, y que se encuentre aislado de la contaminación ambiental que producen los carros y los camiones, pues nosotros debemos buscar el santo camino y dedicarle tiempo a Dios.

También puedes rezar en tu casa, en horas de poco tráfico vehicular, por ejemplo, a las cuatro o cinco de la mañana, así vas a sentir el poder de Dios en tu vida, y cuando vayas por las infernales calles del bravo pueblo, usted se sentirá protegido por el amor de Dios, y el yugo del Mundo no podrá quitarte tu santa libertad.

El yugo del Mundo siempre te esclavizará, la paz de Dios siempre te libertará.

Antes de despedirme, yo voy a compartir una canción que compuse llamada "Santo Espíritu Consolador", siendo un tema musical que dedico a todos mis hermanos venezolanos que como yo, se sienten cansados por tanta violencia venezolana, por tanta pandemia que mató a nuestros seres queridos, y por tanta injusticia que nos alienta a cometer suicidio el domingo, pues para todos mis compatriotas, les doy el enlace de Youtube para que escuchen mi canción.

Título de la Canción: Santo Espíritu Consolador

Letra y Música: Carlos Ruperto Fermín

Año de Grabación: 2021

Enlaces para reproducir la canción: https://youtu.be/QDWvFKqEPGA

Blog oficial: musicacristianalaica.blogspot.com

Yo sé que por tradición, por ley y por presión social, todos los venezolanos vamos a seguir cantando el violento Himno Nacional de Venezuela, y mi mayor preocupación es la salud mental de los niños venezolanos, quienes por culpa de sus padres y de sus abuelos, seguirán creciendo y seguirán cantando el himno venezolano de Satanás, lo cual producirá mayor violencia en el futuro de mi país.

Pero como venezolano, me alegra haber hecho un esfuerzo personal muy artístico y pacifista, para generar la luz de la paz en el corazón de mi prójimo.

Espero que los lectores mediten el contenido de mi artículo, gracias.



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Carlos Ruperto Fermín

Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, LUZ. Ekologia.com.ve es su cibermedio ecológico en la Web.

 carlosfermin123@hotmail.com      @ecocidios

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