Ni paraísos fiscales, Ni maquilas

Zonas Económicas de Desarrollo Endógeno Sustentables (ZEDES)



La Zona Económica Especial tiene por objeto fomentar el desarrollo integral subregional sobre la base de la especialización, industrial, comercial, manufacturera y de servicios, con el otorgamiento de un conjunto de beneficios y estímulos fiscales sobre un determinado espacio geográfico subregional debidamente delimitado, para generar bienes y servicios con valor agregado nacional, fundamentándose en el potencial industrial instalado y su capacidad de encadenamiento con los recursos naturales locales y regionales, especialmente para las industrias de bienes y servicios intermedios; en minerales metálicos y no metálicos; agroindustria; textiles y calzados; artes gráficas: imprenta y reproducción; farmacia y química; automotriz, turismo y cualquier otro, asegurando un régimen económico especial que permitirá potenciar su actividad productiva y exportadora.

La zona atenderá la especialización en los campos de complementariedad económica, manufacturera, comercial, industrial y de servicios donde existan potencialidades y oportunidades de vincular a encadenamientos industriales, comerciales y de servicios existentes en el país.

A tales efectos, integrará estrategias de complementariedad económica con el apalancamiento de la inversión extranjera y el fomento a las exportaciones, con la atención a su vez de necesidades de producción de bienes finales estratégicos para la Nación, y su relación con las cadenas productivas e industriales subregionales y regionales.

ZEE no son maquilas donde se desaplicar leyes nacionales, se privilegian a las transnacionales, se violan los derechos de los trabajadores y “serían así paraísos fiscales para los inversionistas, en detrimento del fisco de Venezuela”. Esto no es cierto ni tiene por qué serlo, ya que justamente para eso estamos legislando.Juan Bautista Arias Palacio

Las ZEE son una estrategia de desarrollo extendida en el mundo. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNTAC) en su Informe sobre las Inversiones en el mundo 2019: Zonas Económicas Especiales, da cuenta de la existencia de más de 5.300 ZEE, y las define como un instrumento de política pública, fundamental para atraer inversiones y promover el desarrollo industrial; y nos invita a adoptar en ellas normas más exigentes en materia social, ambiental y de gobernanza.

En Venezuela, el mismo presidente Chávez las estuvo impulsando, para lo cual adaptó el modelo a nuestra realidad denominándose Zonas Económicas de Desarrollo Endógeno Sustentables (ZEDES); y estudió su pertinencia en la construcción de una “nueva geometría del poder”. De hecho, en el primer Plan de la Patria ya se habla de ZEE. De modo que la promoción actual de una Ley de ZEE no es un “invento de sectores de derecha que se han apoderado del gobierno de Maduro” como afirman algunos, sino una idea promovida por el comandante Chávez, la cual en las actuales circunstancias del bloqueo económico ha cobrado mayor importancia y nos toca implementar.

No es cierto que ZEE sea igual a maquilas. Aunque no en pocas se han instalado maquilas. Tampoco hace falta crear ZEE para instalar maquilas pues éstas últimas han proliferado en muchos países subdesarrollados sin necesidad de crear ZEE. Las ZEE son una estrategia para llevar desarrollo adonde no lo hay y captar los capitales necesarios para lograrlo. Para ello se ofrecen atractivos, fundamentalmente fiscales, sin que por ello las convirtamos en “paraísos fiscales”, en detrimento del fisco nacional”. En el mundo, los paraísos fiscales son otros, y captan fondos del crimen mundial mediante instrumentos financieros que son protegidos con secretos bancarios y otras alcahueterías. Esto no lo secunda nuestro proyecto de ley.

En nuestro caso, el fisco nacional no tiene por qué ser perjudicado al desarrollar una ZEE, sino todo lo contrario, ya que el fisco solo puede captar ingresos en áreas donde hay desarrollo, jamás donde no lo hay. Lo que sí hacemos es dar a quienes invierten un tiempo prudente para generar el desarrollo esperado. El fisco progresivamente aumenta su recaudación, no solo por el inicio de las cobranzas en las ZEE sino también por el incremento en todos aquellos espacios periféricos que se han dinamizado gracias a la gran influencia provocada por las actividades productivas y exportadoras de las ZEE. Esta es la lógica que buscamos instaurar. Y aún más, en el caso venezolano, los atractivos fiscales, comerciales o de cualquier otra naturaleza son para todos los inversionistas, tanto nacionales como internacionales, y sin privilegio alguno para las transnacionales. Así está en el proyecto de ley que, insisto, debemos mejorar.

Por otra parte, es cierto que en las ZEE se podrían desaplicar algunas leyes nacionales, pero solo si su marco legal lo permite. Sin embargo, éste no es el caso de la propuesta de ley de ZEE presentada por el Viceministerio para el Desarrollo de las ZEE, el cual coordino desde su creación en 2018, por instrucciones del presidente Nicolás Maduro, quien lo creó precisamente para desarrollar las políticas públicas relacionadas con las ZEE definidas en los Planes de la Patria (2013-2019; y 2019-2025).

Para elaborar la propuesta de Ley, trabajamos por casi un año con las cinco gobernaciones de estados que para aquel momento ya poseían ZEE: Cojedes (Tinaquillo-San Carlos), Falcón (Paraguaná), Miranda (Guarenas-Guatire) Lara (Palavecino e Iribarren) y Táchira (Ureña-San Antonio). Y, además, con todos los ministerios y entes directamente relacionados con la materia. Entre ellos, organismos claves como Ministerio de Planificación; el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT), Bolivariana de Puertos (Bolipuertos), el Comando de Resguardo Aduanero Nacional y el Comando Nacional Antidrogas de la Guardia Nacional Bolivariana; la Procuraduría General de la República; la Unidad Nacional de Inteligencia Financiera (UNIF) y la Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública (ENAHP), institución adscrita al Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas que durante todo el proceso brindó su asistencia y asesoría especializada.

Partimos de un diagnóstico realizado en conjunto con los Consejos de Gestión de nuestras seis ZEE ya existentes. Allí detectamos serios problemas de gobernanza asociados a las lagunas y debilidades de la ley que hasta ahora rige a las ZEE en nuestro país: la Ley de Regionalización Integral para el Desarrollo Socioproductivo de la Patria; y la persistencia de añejos vicios relacionados con la lentitud y poca transparencia en procesos administrativos de nuestro sistema de comercio exterior.

Las debilidades detectadas lesionan gravemente nuestra capacidad productiva y exportadora. El éxito de las ZEE exige soluciones. La promulgación de una apropiada ley es vital en este propósito que, además, debe: 1) Generar confianza, 2) Animar la producción de acuerdo a sus planes económicos y sociales de desarrollo y los requerimientos de la población; 3) Elevar, especializar y diversificar las capacidades y competencias industriales y tecnológicas del país; 4) Impulsar nuevos modelos de gestión coherentes con nuestro modelo de sociedad socialista, comunera y bolivariana; 5) Generar empleos de calidad y bien remunerados; 6) Incrementar y mejorar la infraestructura de servicios públicos; 7) Impulsar actividades que integren las cadenas y el tejido productivo de la nación; 8) Integrarnos regional y mundialmente a fin de fortalecer las posibilidades de éxito del país. Esta es la misión.

Por todo ello, en nombre de cuantos participamos en ese esfuerzo, debo reiterar —en mi condición de viceministro, coordinador e impulsor del proyecto de ley— que, en la propuesta presentada por nosotros a la Comisión de Economía, Finanzas y Desarrollo, representada por los diputados Vielma Mora, Ramón Lobo y Durga Ochoa, no se propuso desaplicar ninguna ley nacional. Tampoco, en el proyecto aprobado en primera discusión. De modo que, si queremos ayudar al país, a nuestra economía, a nuestro golpeado pueblo y/o al Gobierno Bolivariano, tenemos la oportunidad de obrar para incluir ideas necesarias y excluir las inapropiadas, blindar la ley aportando argumentos y artículos que taxativamente establezcan que en las ZEE venezolanas no se podrá desaplicar leyes nacionales, y que éstas no son espacios para la secesión territorial, la desprotección del ambiente, la vulneración de los derechos laborales o de derechos humanos, entre otros contrasentidos. En esta dirección, invito a aportar propositivamente, en especial a aquellos valiosos compatriotas como nuestro Luis Britto García y demás intelectuales y revolucionarios que hoy cuestionan a este proyecto de ley, y cuyas cualidades bien pueden ser puestas al servicio de una tarea de Estado, para una nación que reclama ejemplarizantes consensos.

Sin ZEE nuestra economía se deteriora progresivamente, entre el bloqueo criminal y el desacierto de algunas políticas públicas. Mientras tanto, muchos desde el gobierno, y otros desde las catacumbas de nuestra sociedad, procuramos aportar algo útil para el país. Así sea, el ruidoso silencio de la clase obrera que le ha sido intensamente leal al ideal bolivariano y a la memoria de Chávez. Pongo como ejemplo a la “Tríada Productiva de Guatire”, donde empresarios, trabajadores y gobierno local han construido espacios de concertación de políticas públicas, para recuperar JUNTOS el aparato productivo destruido por la guerra económica en ese municipio mirandino. Esta tríada está siendo emulada en otras regiones del país, donde han comprendido que si bien hay circunstancias para luchar, también hay momentos para cooperar y concertar posiciones en medio de las dificultades compartidas y pese a las diferencias.

La experiencia ZEE en China habla por sí sola ZEE serán "una alternativa estratégica de inversión" que permitirá "asegurar el desarrollo industrial científico, tecnológico y financiero" sin perder el "equilibrio interterritorial" y perseguir mejores condiciones "socioeconómicas, geoestratégicas y geopolíticas".Pero, ¿cómo funcionarán esas ZEE para conseguir todo esto? Ese es el gran misterio todavía sin resolver y que obliga a mirar a China.

EL GRAN MODELO CHINO: Parece claro que el modelo chino marca el norte en la brújula venezolana.

China es uno de los dos grandes aliados internacionales de Venezuela pero, más allá de coqueteos, es evidente que su modelo económico es, cada vez más, un referente.

La reforma económica estructural en China ha generado un éxito que no tiene precedente en otras naciones del mundo. El impacto económico de las ZEE fue directo e inmediato. China cosechó rápido y temprano los frutos de las reformas. En 1982 alcanzó una tasa de crecimiento del 9.1 % en el PIB, mientras que Estados Unidos experimentó un decrecimiento del -1.9 % (Banco mundial, 2014). En las regiones, la tasa de crecimiento económico de Shenzhen entre 1979 y 1995 fue cerca de 40% anual. China empezaba a producir y exportar cada vez más, obteniendo una balanza comercial positiva y una mejor calidad de vida para los trabajadores de las ZEE.

Este impetuoso y prolongado crecimiento creó una gran cantidad de puestos de trabajo mucho mejor remunerados que en el resto del país. Así comenzó a aumentar la calidad de vida de los trabajadores de Shenzhen, Zhunhai, Shantao, Fujian y de otras ZEE, en comparación con las demás regiones del país. Además de estar mejor pagados, los trabajadores de las ZEE disfrutan del permanente proceso de formación y entrenamiento, y de los incrementos salariales sustentados en los incrementos de la productividad.

En la ZEE florece el espíritu emprendedor, se estimula la innovación que incrementa la productividad y fortalece la competitividad internacional. La incursión en el comercio mejora el conocimiento de los mercados internacionales y facilita la expansión del comercio exterior. Con el ingreso de China a la OMC este dinamismo se ha mantenido. Las empresas que ya se habían fogueado en las lides del comercio exterior, se encuentran mejor preparadas para regir sus operaciones internacionales según los acuerdos y regulaciones de la OMC.

Con las ZEE China se abrió hacia occidente y mostró su voluntad de constituir alianzas estratégicas entre empresas locales y el capital extranjero para promover la transferencia de tecnología, la formación del factor humano, la asistencia técnica y la incorporación de un creciente valor agregado nacional en la oferta exportable. Su mayor beneficio ha sido la fuerte atracción de la IED, transferencia tecnológica, formación continua de sus trabajadores, técnicos y gerentes, la creciente incorporación de contenido nacional en las exportaciones, balanza comercial superavitaria, crecimiento económico sostenido y, lo más importante, la reducción acelerada del desempleo que ha permitido liberar a más de 800 millones de chinos de la pobreza y la exclusión social.




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Antonio J. Rodríguez L.


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