Conocer la verdad nos hace libres y soberanos

Refiere Juan 8:32, en su evangelio, que Jesús habló diciéndole: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». En latín: «veritas liberat norbis». Años antes, Sócrates, filósofo y quien fuera Presidente de la Asamblea del Pueblo de Atenas en el año 406, año en que le tocó participar en un juicio contra ochos generales, a quienes el pueblo consideraba traidores y pedían su muerte, siendo Sócrates quien se oponía a tamaña determinación popular. Reivindicó al conocimiento, «el saber nos hace libres», por eso se afanaba en la búsqueda de la verdad y en ello, llega a reivindicar la crítica como una virtud y fomentar en sus alumnos la necesidad de practicarla, como una crítica colectiva, mediante una estructura racional cuya base fundamental se sustenta en el diálogo. Sócrates, reivindica la ignorancia como método para alcanzar el conocimiento y sentencia: «sólo sé que nada sé» y en ello resume su sabiduría, en el reconocimiento de su ignorancia. Muchísimos años después, Vladimir Ilich Lenin, reivindicaría a la verdad como un acto revolucionario y un siglo después, otro líder surgido de las filas del pueblo, Hugo Chávez Frías, haría lo mismo: «La verdad histórica es esencialmente revolucionaria» (Foro de Filosofía, Caracas, 2010). Pero, será Sigmund Freud, quien con su monumental psicoanálisis llega a la verdad con una tesis tan radical como sencilla para comprender la realidad: «Al hacer consciente lo inconsciente, se produce la cura».

Verdad, conocimiento y liberación, son parte de un círculo-triángulo en que pueblo y gobierno se unifican para lograr alcanzar la verdad como comunidad, como si se tratara de alcanzar un objetivo estratégico, un propósito de vida en comunidad, en fin, alcanzar la felicidad. Sócrates, desarrolló en su tiempo, el método: buscar el conocimiento. Es por ello, que cuando analizamos los Estatutos de los partidos políticos que se plantean la transformación de las sociedades en que desarrollan su praxis política; el estudio, análisis y comprensión de la realidad, se convierte en una tarea de vital orden. «El partido declara como valor fundamental la formación y autoformación socialista, de tal forma se constituirá un Sistema de Formación política e ideológica…» (Estatutos del Partido Socialista Unido de Venezuela, Art. 10). «Todo miembro del Partido tiene los siguientes deberes: a. Elevar continuamente su nivel ideológico y político, así como profundizar en el conocimiento de la realidad local, regional, nacional e internacional, mediante el estudio colectivo e individual, esforzándose para que todo el Partido asimile los fundamentos del Marxismo-Leninismo y desarrolle la teoría de la Revolución Venezolana» (Estatutos del PCV, artículo 3, XI Congreso, marzo 2002). En 1988, en Cantaclaro, se publicó un compendio de escritos del histórico Eduardo Gallegos Mancera (GM), en los que define «Las cualidades del dirigente», dedicaba sus páginas, al Partido de Gustavo Machado y Jesús Farías, y a todos sus dirigentes y su militancia de base, «a la cual están destinadas estas páginas». Recomendaba, en sus líneas, y esto es válido para toda o todo militante de un partido que se digne en llamar revolucionario, que: «El cuadro debe estudiar sin cesar. Se dice que no da tiempo para ello, y es esta una excusa que no debe aceptarse. Siempre habrá lugar para el repaso de los textos clásicos, que conservan su validez a través de los tiempos. Y no solamente esto, sino que debe seguir con atención el curso de la política nacional y regional, de la economía del país, de los fenómenos sociales que se operan a su alrededor, para informarse e informar a la base, asunto de cardinal importancia». Realizaba, GM, su crítica a aquellos militantes revolucionarios vanidosos, expresaba que: «Nada de común hay entre las características del comunista y la vanidad, el afán de exhibirse, de sobreponer su personalidad a la de sus compañeros y a los organismos. La vanidad esconde muy a menudo un complejo de inferioridad. Y se debe poner coto a tiempo a ese defecto, pues es más difícil luego evitar sus efectos negativos». Casi, que de actualidad, lo señalado por GM, debido al enorme atractivo y poder de seducción que ejercen los medios de comunicación, que llevan al o la dirigente a una exacerbada sobreexposición mediática, a presentarse con sus mejores chaquetas de cuero, de colección, por supuesto lucir el mejor peinado, la mejor sonrisa, todo a la moda. En cuanto a la manera de hacer la crítica, recomendaba GM: «Critica es análisis, valoración; no tiene que ser siempre negativa como tampoco laudatoria. Ha de ser, si, objetiva. La crítica, por el contrario, ha de ser constructiva, para ayudar y no para destruir. Tales tipos de «críticos» a menudo terminan mal. No ven la paja sino en el ojo ajeno».

Venezuela, este último quinquenio, con el ascenso de la ultraderecha a la dirección de un órgano del Estado Bolivariano: la Asamblea Nacional, ha sido objeto de la intensificación de una larga guerra que se ha prolongado por una veintena de años, pero tras el pase a otro plano de vida del Comandante Hugo Chávez Frías y el posterior ascenso al gobierno por elección popular, del Hno. Nicolás Maduro, el imperialismo de EEUU, ha estimado que ha llegado la hora de propiciar el derrocamiento de la Revolución Bolivariano, y ello le ha conducido por los derroteros de la guerra no convencional y multiforme. Una guerra brutal y criminal, que encontró en esos sectores de la ultraderecha, con expresión política en el territorio nacional, eco y apoyo a sus criminales intensiones de hacer colapsar al «régimen», como acostumbran llamar despectiva y negativamente a la Democracia Bolivariana. El «cambio de régimen», ha sido un objetivo -casi obsesivo- de las Administraciones de Obama y Trump, que han propiciado las más dañinas acciones para provocar sufrimientos al pueblo venezolano, acciones comparable –apenas- al daño causado por el gobierno nazista de Adolf Hitler al pueblo judío, con su Holocausto. Sí, hora es que hablemos del Holocausto venezolano, causado por la Administraciones Obama-Trump. Holocausto, que, a diferencia del judío, se expresa en diferentes dimensiones de la vida cotidiana del pueblo venezolano. Como por ejemplo, el daño causado al Salario.

Conscientes, las Administraciones de EEUU, de la relación de valor del Bolívar con respecto al dólar, se utilizó esa dependencia para desvalorizar la moneda nacional, como lo expresó –abiertamente- el Senador Republicano, Richard Black, en diciembre 2019: «Hemos desmonetizado su moneda y, a través del sistema bancario internacional, hicimos que la moneda venezolana careciera de valor y luego vamos y decimos: ‘Miren lo malo que es este Gobierno, su moneda no vale nada’. Bueno, no fueron ellos, fuimos nosotros quienes hicimos inútil su moneda» (Últimas Noticias, 21-12-2019). Estas acciones criminales para desvalorizar la moneda nacional, y pulverizar los ingresos del pueblo trabajador, se combinaron con otras que buscaban imposibilitar toda actuación del Gobierno del Presidente Maduro, que mitigara los efectos de tamaña agresión imperialista, es lo que el ex embajador, William Brownfield, definió en los siguientes términos: «La campaña de presión contra Venezuela está funcionando. Las sanciones financieras que hemos impuesto (…) han obligado al Gobierno a comenzar a caer en default, tanto en la deuda soberana como en la deuda de PDVSA, su compañía petrolera. Y lo que estamos viendo (…) es un colapso económico total en Venezuela». Lo ha explicado, recientemente, el propio Presidente Nicolás Maduro, en amplitud: «…el ataque contra la economía, en los últimos cinco años ha sido multiforme, cruel, extendido, creciente y planificado, ha abarcado todos los aspectos de la economía real, los ingresos del Estado, la moneda, la producción y comercialización del petróleo, la deuda externa, el intercambio comercial con el extranjero, el oro, el Petro, todos los minerales, la importación de alimentos, medicinas, bienes esenciales, la producción interna, la economía digital, todos los frentes de la economía, no ha habido una sola área de nuestra economía que no haya sido atacada y no haya sentido los terribles impactos de esta guerra, y de este bloqueo […] Para lograrlo, el imperialismo, decidió atacar inicialmente las fuentes de financiamiento del país y en particular, el financiamiento externo; en aquellos años fue a partir, sobre todo del año 2016, las acciones contra nuestro país estuvieron dirigidas hacia ese objetivo central, quitarle al Estado y al Gobierno, la capacidad de generar o acceder a recursos en divisas para sostener las políticas de protección social, que se traduce en servicios públicos, subsidios, salarios dignos y el desarrollo en general de la sociedad; esta situación contrastó claramente con el período inmediato anterior. […] En esta gráfica se ve el ingreso del año 2007 hasta el 2012, seis años, de la bicoca de 56 mil 912 millones de dólares al flujo necesario de la economía venezolana. Y luego, se ve 2013 al 2018 todo lo contrario.» (Mensaje Anual de Rendición de Cuentas al Pueblo venezolano del Presidente de la República, 12-01-2021). Y concluye, el Presidente Nicolás Maduro, explicando que: «La abrupta caída de los ingresos externos de la República, desarticuló drásticamente los equilibrios macroeconómicos, afectando las reservas internacionales, el Producto Interno Bruto, la balanza comercial, el índice de precios, la liquidez monetaria, las importaciones, los niveles de inversión, las tasas de interés y sobre todo, y lo más doloroso, el ingreso de los trabajadores y trabajadoras. El ingreso y el salario de los trabajadores y trabajadoras, que tiene que ser el centro de la política para remontar y recuperar los ingresos nacionales y los ingresos directos del trabajador por su jornada laboral…» (Mensaje Anual).

Tácito suponer, que la intención del gobierno de los EEUU, al privar de ingresos en divisas a la República Bolivariana de Venezuela, era incrementar los niveles de descontento del sector laboral nacional y propiciar su ruptura con el Gobierno Bolivariano. Iniciativa derrotada, gracias a la conciencia nacional alcanzada por el pueblo venezolano, que pudo conocer de las iniciativas del Gobierno Bolivariano para mitigar los daños que la política propiciada por el imperialismo causaba, y que solo tenían eco en sectores de la derecha nacional y en cierta izquierda «exquisita», que se afanaban en exigir incrementos de sueldos que luego, esa propia derecha articulada al imperialismo, con su poderosa arma de guerra: Dólar Today, pulverizaba, manipulando el valor de la moneda imperial en un ciclo perverso de incremento salarial – revaluación del dólar – devaluación del Bolívar – pulverización de los Salarios. Esa verdad, logró captarla y hacerla suya el pueblo venezolano y en ello, justo es reconocer la labor pedagógica de notables economistas como la Dra. Pascualina Curcio, Tony Boza, Juan Carlos Valdez, José G. Piña e incluso, el propio Jesús Farías, causa de las discordias entre diferentes concepciones de apreciar la economía y acucioso defensor del monetarismo de Milton Friedman. La búsqueda de la verdad, se convirtió en causa de unidad nacional. Por eso, resulta incomprensible la postura del histórico PCV, para quienes lo que ocurría era caracterizado en los siguientes términos: «La inevitable precarización de las condiciones de vida de la clase trabajadora ha generado su resistencia combativa frente al retroceso creciente de los derechos laborales. A lo que ha respondido el estado venezolano con represión, criminalización y judicialización de las legítimas luchas obrero-sindicales que se levantan contra la configuración de estas nuevas condiciones de explotación de la fuerza de trabajo en el contexto de la crisis capitalista.» (Carta a los Partidos Comunistas y Obreros del Mundo, 07-09-2020). Obviamente, con tal caracterización, la dirección política del PCV, colocaba a sus antiguos aliados del Gobierno Bolivariano del Hno. Presidente Nicolás Maduro, en la acera del frente, de hecho, le tildaron de «reformista» y eso bastó para considerarlo «enemigo de la clase obrera». Con ello, justificaron su táctica electoral con miras a las parlamentarias del 06 de diciembre 2020, que pasó por un intento –infructuoso- de dividir las fuerzas políticas del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, sin considerar que, con ello, dividían las fuerzas patrióticas ante las divididas fuerzas de la derecha imperialista, en un escenario en el que el rescate de la Asamblea Nacional, se convertía en una opción de vida o muerte para la República Bolivariana. El objetivo de obtener mayores escaños, se priorizó por encima del interés nacional. El tacticismo electoral, en que el fin de obtener mayores escaños parlamentarios justificaba todo, se sobreponía a los objetivos estratégicos de la Nación, ni que hablar de los Principios revolucionarios, todo ello fue echado por la borda.

El pueblo venezolano, juzgó el oportunismo y aventurerismo del PCV, en su justa dimensión, asignándole un resultado electoral de los más escasos que haya obtenido en toda su historia, reduciéndolo a un solo escaño, que hoy podemos ubicarlo en el Hemiciclo Parlamentario, a la derecha de las fuerzas patrióticas del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, en soledad, y acompañando de los también escasos, 20 parlamentarios, que asignó con sus votos, el pueblo venezolano a las fuerzas de la derecha, corresponsable -en mayor o menor grado- del desastre que –mediáticamente- intentaron adjudicar al Gobierno Bolivariano del Presidente Nicolás Maduro y que les rebotó, al brotar la verdad, como fuerza irreductible de la conciencia adquirida y desarrollada -en conocimiento- de la mayoría del pueblo venezolano. «El que aspira a ser águila debe mirar lejos y volar alto; el que se resigna a arrastrarse como un gusano renuncia al derecho de protestar si lo aplastan».



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Henry Escalante


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