(Comentario de una obra del Prof. Dr. Enrique L. Eyrich S.)

La identidad sometida a sangre y fuego

I
Nuestro buen amigo el pintor Valmore Álvarez (Barquisimeto, 1947) Maestro de la Manchografía. Autodidacta, lector e investigador de la historia del arte, la psicología, la filosofía hermética y otras áreas afines del conocimiento que nutren su producción plástica signada por el lenguaje propio del abstraccionismo, nos facilita una obra que vamos a comentar someramente. Ensayo que, a su vez, le dio en calidad de préstamo un amigo suyo y del autor del libro en cuestión. Un tipógrafo de oficio, componedor de libros descuadernados y mal trechos que al pasar por sus manos los deja como nuevos, bien refilados, con sus hojas cocidas o pegadas bellamente que invitan a preciar los acabados de su arte motivador de su lectura: “La identidad sometida a sangre y fuego” escrito con enjundia por Enrique Lothar Eyrich Santrock (Alemania, 1942), profesor de Matemáticas egresado del Instituto Universitario Pedagógico Experimental de Barquisimeto (IUTAEB, 1977), Magister Scientarum en Andragogía (Universidad “Rafael Urdaneta”, Maracaibo, 1983), Doctor en Ciencias de la Educación (Universidad Bicentenaria de Aragua, Maracay, 2002); docente de larga trayectoria en los niveles de educación media general y universitaria. Así como gerente en instituciones públicas y privadas en Venezuela, también ha visto publicar de su autoría entre otros libros “La Salle en Venezuela” (Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1997).
El libro que traía entre manos el amigo pintor nos llamó la atención inicialmente por una llama de fuego intensamente roja que presenta su portada y segundo porque conocimos su autor someramente. Hacia 1995 durante poco tiempo atendimos una sección de Educación Artística, octavo año de Bachillerato en el Colegio La Salle de Barquisimeto, institución prestigiosa en la que el Prof. Enrique Eyrich cumplía funciones de director (1).

II
La referida obra de Eyrich, E. (2010) (2) constituye a todas luces un producto académico elaborado con una filigrana argumentativa significativa. Una investigación de tipo documental que describe procesos sociohistóricos con sustentación bibliográfica, aunque también pretende sustentarse en ciertas hipótesis de teorías propias de la literatura de las corrientes que siguen la psicología psicoanalítica, de la que por cierto hace alarde un psiquiatra como el Dr. Francisco Herrera Luque; de allí que ofrezca explicaciones sobre conductas de protagonistas de la historia de la conquista y colonización o la república supuestamente heredadas de las rémoras de aquellos hombres del siglo XVI, como sujetos propensos a la violencia, la ambición, uso de estratagemas engañosas u otras “taras mentales”; por otra parte, creemos que la obra refleja el estado del arte de una discusión sobre los rasgos identitarios de Latinoamérica y el Caribe de tipo positivista con su determinismo geográfico-climático, aunque también algunas aproximaciones de tipo hermenéutico-fenomenológico, sobre todo cuando discurre sobre importantes desafíos en el presente con fines de fortalecer el Estado-Nación de manera autónoma; todo un largo discurso entretejido de citas comentadas pertinentemente que va exponiendo en XII capítulos, más su conclusión (capítulo XII).
En la Introducción el autor elogia la Unión Europea y se extraña de que Latinoamérica y el caribe, con menos diferencias lingüísticas, culturales y religiosas no haya podido en más de 200 años de historia común e independiente de las metrópolis peninsulares europeas; a lo que habría que agregar que no es por incapacidad de sus líderes preclaros como El Libertador Simón Bolívar, sino en mucho, pensamos nosotros, que obedece a la injerencia de los nuevos imperios a través de aliados a lo interno de nuestros países que iniciativas más recientes como UNASUR, CELAC, BANCO DEL SUR, entre otras, que impulsara el presidente Hugo Chávez junto a otros gobiernos progresistas, no terminan de consolidarse; en general, cuando los regímenes políticos son proclives a los intereses de EE. UU., torpedean tales procesos de integración: Colombia, Perú, Ecuador, Brasil, Guatemala, El Salvador, Honduras, entre otros gobiernos en los días que corren.
Al respecto acota Eyrich (ob cit) “Los líderes de esas naciones, donde las tradicionales diferencias siempre han sido mayores que las coincidencias, a partir de la rendición incondicional de Alemania y declararse el cese de la Segunda Guerra Mundial, comprendieron que una manera de evitar la repetición de los horrores apocalípticos de las dos últimas guerras, consistía en la unión de sus economías. Fue así como nació el Mercado Común Europeo, convertido hoy en Unión Europea y la creación de la Unión Monetaria Europea, la cual, a su vez, dio origen al Banco Central Europeo y una moneda única: el euro” (p. 11). A continuación, el citado autor se pregunta: “Entre las naciones latinoamericanas existen más coincidencias que diferencias. ¿Por qué no ha sido posible lograr una integración continental? Los países latinoamericanos, excepto Brasil y algunas islas del caribe, comparten la misma lengua, religión, tradiciones, elementos culturales, confrontan similares problemas económicos, políticos y sociales. ¿Por qué aún no han sido capaces de interpretar el pensamiento integracionista de ese genio de América llamado Simón Bolívar?” (ibídem. P. 12).
Ello es parte de las “erratas políticas” propaladas interesadamente, ya que “Culminado el dominio luso-español en América, fue instrumentado un conjunto erratas políticas que dio origen a la presencia de una minoría social privilegiada, el racismo, la eliminación del indígena, el sometimiento y pauperación de la mayoría de la población, las agresiones a la fuente primigenia de identidad, al etnocidio cultural, la codificación del hombre y la destrucción del medio ambiente (Simanca, Francisco, 2000, Identidad nacional y territorio. Tierra Firme, N° 18, Vol. XVII. Caracas; citado por Eyrich, ob cit., 2010., p. 19). Antes había acotado que “Después de la Independencia, las nuevas repúblicas otorgarían derechos políticos formales a los indígenas, pero a causa de la discriminación y la subordinación política y económica, a éstos nunca se les permitió ejercer los mismos derechos del resto de la población. Desde entonces, las élites políticas, culturales y económicas han insistido en mantener su dominio, tratando de civilizar el continente según el modelo europeo primero y el estadounidense después (Calzadilla, Pedro, 2009, “Claves latinoamericanas”. Editorial Nuestro tiempo. México. Citado por Eyrich, ob cit., p. 18).

III
Los capítulos que van del I al XII, se ocupan de los asuntos propiamente de la “identidad” latinoamericana y su problemática, vinculada sobre todo a la dialéctica amo- esclavo, libertad y necesidad, autonomía-dependencia (Hegel, dixit); aun no resuelto en el presente, como no sea con gobiernos más vinculados a los rasgos culturales propios, entendemos nosotros. Semejante a la “Revolución Ciudadana” impulsada por Rafael Correa en Ecuador años atrás, el proceso político autonómico y transformador moderado que hasta poco había conducido Juan Evo Morales Ayma en Bolivia, el Justicialismo que ha retornado a la Argentina, la Revolución Bolivariana en Venezuela, sobre todo en tiempos del comandante-presidente Chávez y los procesos sociales disruptivos que han tenido lugar en otras naciones de gobiernos neoliberales como Chile y Colombia, entre otros; pero por ello mismo sometidos a gran presión por parte de EE. UU., en cooperación con aliados internos. Precisamente, las élites que en la cita anterior denunciara Calzadilla.
Un aspecto de la historia actual que indica la importancia de una disciplina como la Historia y otras ciencias colaterales, que nos aportan datos expos-facto con fines de comprender el comportamiento de organizaciones estadales o privadas e individuos en la actualidad; ya que adoptan modelos de conductas específicos. Por ejemplo, los estilos de vida neo coloniales, que parte de la dependencia de estas naciones periféricas respecto de los nuevos centros metropolitanos hegemónicos, los cuales lucran de la riqueza de las materias primas de los pueblos como los latinoamericanos, a través de las corporaciones trasnacionales, de las que son cooperadores los gobiernos nacionales que se abren a las ansias expansionistas y depredadores en todos los órdenes del mundo de la vida.
En lo referido al tema de la identidad cultural de los pueblos latinoamericanos, el Prof. Eyrich lo destaca como un factor estratégico en lo político-cultural y un elemento importante para consolidar el desarrollo económico, dice: “Para ilustrar el poder de las identidades culturales en el individuo que vive en sociedad, se tiene el ejemplo alemán, cuyo país fue devastado como consecuencia de su protagónica participación en las últimas guerras mundiales, las más sangrientas que registra la historia de la humanidad. Sin embargo, hoy, la patria de Goethe se revela como el más importante miembro de la Comunidad Económica Europea, integrada por naciones que históricamente estuvieron enfrentados en crueles guerras, poseen lenguas, culturas, costumbres, religiones y economías diferentes. Entre los múltiples elementos que se conjugaron para hacer posible este milagro figura la identidad cultural de un pueblo educado que, con disciplina, empuje, voluntad y laboriosidad, se esforzó para que su país se levantara de entre las cenizas, haciendo posible el milagro económico que asombró al mundo entero (…). Otro ejemplo, que ilustra la importancia de las identidades culturales, es el denominado “milagro japonés” y más recientemente, el “milagro español”, que pasó, según Krygier (2011) de un régimen fascista y caduco, a situarse a la vanguardia de la democracia, la modernidad e integrarse al Mercado Común Europeo” (Kregier, Alberto, 2001, “El desafío de la modernización”. Diario El Nacional. Caracas. P. A/6., citado por Eyrich., ob cit., p. 35).
De lo anterior se tiene que Latinoamérica y el caribe y, en tal contexto, Venezuela, está llamada más que nunca a valorar su historia regional y local, nacional y continental; tanto en el sistema de la educación escolar formal como en los procesos de socialización comunitario. Los Consejos Comunales, por ejemplo, que Chávez dotó hasta de una biblioteca básica pero que dominados como están esos organismos de organización popular por intereses crematísticos (sólo piensan en las cajas y bolsas clap, bueno, ¿quién no en estos tiempos de escasez e hiperinflación?) y no se reúnen para reflexionar; ello porque no se deberían obviar los procesos de conformación de los grupos de discusión como los hoy también olvidados Círculos de Estudio, que sólo a veces desde Cuba recuerda el Prof. Adán Chávez (La voz Chávez, VTV) donde conversa y hace entrevistas a personalidades y grupos latinoamericanos que abordan la integración de los procesos de cambio: mecanismos económicos, políticos y técnico-administrativos comerciales, pero donde la cultura siempre esté presente:
Eyrich sostiene que los procesos de conquista y colonización destruyeron elementos materiales y materiales de las civilizaciones americanas, tanto de las altas culturas como los recolectores; finalmente, como el libro de marras es muy extenso, tal vez en otra ocasión volvamos sobre este tema abordado por un autor que, sin ser especialista en ciencias sociales, introduce sin embargo muchos análisis susceptibles de otras interpretaciones, como por ejemplo, la psicología social, así como la teoría sociológica de los imaginarios sociales y las representaciones.


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Por cierto, suponíamos que con ese apellido notablemente extranjero sería un hermano religioso adscrito a tal Congragación religiosa católica, cuyo carisma es la educación; hermano profeso en activo o que había pedido las cartas dimisionarias. Aunque ese es un dato que no se incluye en la solapa del libro, sabíamos de algunos docentes ordinarios del Instituto Pedagógico de Barquisimeto en algunas áreas (ciencias biológicas, física, química o matemáticas) habían sido religiosos; sin embargo, nunca hablaban de tal aspecto, sea porque en clases no venía al caso o porque no les parecía relevante. Pero eso no es el asunto de esta nota sino responder la pregunta: ¿de qué trata la obra en cuestión resumidamente y por qué vale la pena tomarse la molestia de aventurarse por sus páginas? El título nos pareció panfletario, pero viniendo de una persona de talante morigerado y del área de las ciencias formales y de método demostrativo pensamos que prometía.
Eyrich, E. (2010). “La identidad sometida a sangre y fuego”. (Fondo de Editorial Simón Rodríguez-Lotería del Táchira. Mérida. Venezuela).





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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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