Una nueva realidad

Otra vez he pasado meses sin publicar. La vieja computadora volvió a echarse a perder y nos quedamos sin Wifi poco tiempo antes de que la pandemia estallara aquí en Venezuela y por supuesto, trabajar desde un café de internet, si consigues uno abierto, es además de extremadamente caro (como casi todo en el País) un gran riesgo. Pero al fin resolvimos lo del internet y un compañero me facilitó una Tablet con la que puedo ponerme a escribir nuevamente.

En esta ocasión dejaré de lado mis críticas tanto al gobierno como a la oposición, no voy a centrarme en denunciar nada, ni en felicitar o condenar a nadie. Voy simplemente a expresarme sobre lo que quiero creer es una oportunidad única para tratar de cambiar con éxito el desastroso camino que como humanidad hemos emprendido hacia el suicidio colectivo.

Primero que nada, quisiera recordarles y recordarme que somos los seres humanos los creadores de la historia y los constructores de nuestras realidades. Cada uno de nosotros tiene el poder y la oportunidad para cambiar todo lo que no nos gusta de este mundo en que vivimos, si no lo hacemos, otros inevitablemente lo harán por nosotros y casi siempre esos otros serán unas minorías que con seguridad buscarán únicamente el beneficio propio de manera egoísta e Hipócrita, a lo que siempre han estado acostumbrados.

Nos enfrentamos a una crisis total, política, económica, social e indiscutiblemente de salud. Una situación de crisis continua que solo ha ido agravándose año tras año, década tras década y a la cual nos hemos venido acostumbrando y aceptando, buscando solucionar todo con pañitos calientes, confiando siempre en las clases gobernantes que en el mayor de los casos son los primeros interesados en mantenernos en crisis, pues esas elites continuamente se alimentan del sufrimiento y la miseria de los demás, y en esta época de pandemia en la mayoría de los países del mundo este comportamiento ha sido más descarado que nunca.

Algunos datos para la reflexión y discusión:

Los partidos políticos son herramientas necesarias para acceder al poder, y el poder, bien utilizado, es necesario para cambiar las circunstancias que nos agobian, pero los partidos no pueden quedarse solo en eso, deben convertirse en una poderosa fuerza de organización popular que reconozca y ayude a resolver los problemas y las necesidades básicas de la gente. Una vez en el poder, el partido político debe buscar rápidamente la manera de transferir ese poder adquirido por los votos al pueblo organizado. Eso implica de por sí un cambio radical que, debemos estar conscientes, no va a ser fácil ni de inmediato.

Tomemos conciencia de que nos han convertido en una sociedad adicta a un consumismo excesivo y exagerado. La cuarentena en parte nos ha demostrado que no necesitamos tantas cosas para vivir y ser felices. Entonces comencemos a consumir solo lo necesario y sobre todo a consumir inteligentemente. Esto no solo empezará un acelerado patrón de cambios en nuestra actitud ante la vida, también nos ayudará a tener una mejor salud física y mental, además irá eventualmente forzando cambios en los medios de producción. Debemos empezar a producir solo las cosas que en verdad necesitemos para vivir bien y dignamente y por supuesto de una forma más saludable para nosotros y para el planeta. Dejemos de lado de una vez por todas, los alimentos altamente procesados, las gaseosas y la comida chatarra en general. Alimentándonos correctamente evitaremos muchísimas enfermedades.

Investiguemos y utilicemos los principios de la medicina preventiva. Profundicemos en la medicina natural y las variadas medicinas tradicionales de nuestra inmensa diversidad cultural, esto nos liberará de las pesadas cadenas de las medicinas comerciales que solo alivian los síntomas sin curar las verdaderas causas de las enfermedades y nos mantienen esclavizados a las grandes corporaciones farmacéuticas.

Cuestionemos todo. En un mundo donde los medios, las redes y la "industria cultural" en general están en manos de unas pocas corporaciones esa premisa es más que necesaria. Tengamos claro que la imparcialidad no existe. Detrás de la supuesta "neutralidad" de un medio cualquiera, una información, un comentario en las redes o un simple trino, hay siempre una posición política bien definida. Es necesario aprender a pensar críticamente, utilizar nuestro poder de discernimiento para ir a lo profundo de las cosas evitando quedarnos solo en lo superfluo. Cotejemos fuentes, busquemos en la historia los antecedentes y las causas más profundas de todo suceso; las casualidades no existen y el exceso de "información" muchas veces desinforma y confunde. En este sentido debemos tener siempre presente que la distracción es el método preferido de las elites para mantener a las masas adormecidas y bajo control, el "pan y circo" de aquellos decadentes emperadores romanos sigue hoy más vigente que nunca.

Tan corrupto es el que corrompe como el que se deja corromper.

Los contratos sociales o las así llamadas constituciones, han sido casi siempre escritas por elites que hace mucho perdieron el sentido de la moral y la ética y que solo buscan su beneficio personal de una forma egoísta. En Venezuela el pueblo discutió y aprobó en un referéndum una constitución que, a pesar de una que otra trampita introducida por algunos con resabios elitescos, contiene artículos que reclaman normas y leyes para favorecer y proteger al pueblo, sobre todo a los más necesitados y que buscan acabar con la corrupción y las injusticias creando un país menos desigual. Muchas de esas leyes y normas fueron creadas pero nunca llegan a cumplirse, algunas sabemos necesitan reformarse o actualizarse . En nuestro país al igual que en todo el mundo, sigue existiendo una impunidad que alienta la corrupción y favorece a los más poderosos, a las viejas élites que siguen siendo hoy tan o más poderosas que en otros tiempos y a esas nuevas élites que inevitablemente se forman en todo movimiento revolucionario o "progresista".

Si queremos construir un país y un mundo mejor tenemos que empezar por nosotros mismos. El cambio más necesario es el cambio de conducta en cada uno de nosotros, el despertar de nuestras conciencias adormecidas por el consumismo egoísta para cambiar todo lo que debe ser cambiado, cuanto antes si queremos no solo vivir dignamente en un mundo mejor, sino incluso sobrevivir como especie. No nos dejemos engañar por la propaganda hegemónica, este pequeño y contagioso coronavirus nos ha enseñado que todos somos humanos y vulnerables y ha puesto al descubierto las terribles e injustas desigualdades impuestas por un sistema absurdo, fraudulento y amañado para enriquecer a unos pocos. Un sistema donde muy pocos tienen demasiado y muchos, las grandes mayorías, tienen muy poco o casi nada. Un sistema insostenible que aceleradamente está destruyendo nuestro hermoso planeta.

Aprovechemos esta oportunidad que se nos presenta y construyamos nuestra nueva normalidad, no la que las élites siempre han querido para el mundo. Inventemos nuestra nueva normalidad, una más justa, en un planeta más sano donde la protección de la naturaleza y del ser humano están por encima de la mezquindad y el egoísmo de las minorías elitescas.



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Gustavo Corma


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