La opción es hacer la revolución…

Cambiar de manera radical la sociedad capitalista, egoísta, individualista y mezquina...

…Como sociedad, como humanidad, como especie no tenemos nada que perder con una revolución. Es decir, con "cambiar todo lo que deba ser cambiado". Sólo el individualismo nos frena, la esperanza de salvación individual y mezquina, la cual es una quimera. Ni los más poderosos del mundo se salvan o se salvarán de la muerte, física y espiritual.

Sólo la especie es capaz de salvarse a ella misma. La humanidad tiene esperanzas de salvación en un sentido estrictamente espiritual, a través de la herencia, de nuestra herencia específica: la educación, la memoria, el conocimiento artístico… y su obra, la ciencia y el método; en fin, el trabajo humano racional.

Sobre la base de un pensamiento humanista fue posible que un individuo como Chávez comenzara una rebelión, una conspiración militar en contra de un Estado decadente, podrido por todos lados; que naciera un visionario.

El "problema" con él…, fue que los oportunistas, uno por uno, se fueron estrellando, hasta el último momento de su vida, en contra de la pared de su voluntad, de su decisión y convicción de que había que cambiar la sociedad… Hasta el último minuto de su vida, estuvo cerca de su lecho de muerte, algún oportunista esperando, para aprovecharse de su esfuerzo y su trabajo.

El otro problema es, que vivimos en una sociedad apestada del oportunismo, como el valor hegemónico de la sociedad (la sociedad capitalista); individualista y mezquina, un valor miserable, el cual es un rasgo cultural de nuestra sociedad moderna, la cual es decadente por cultivar la mentira, idiotizada de una hipocresía pacata.

La gente ve como natural esa carrera mortal por trepar socialmente. Cargarse de reputaciones y aspavientos de felicidad al costo de lo que sea; sobre la espalda de quien sea,… mientras…. "todo lo sólido se desvanece en el aire"... como dice Marx.

Sin una verdadera revolución cultural, ¡espiritual!; si no regresamos a la base de nuestra existencia como especie, en busca del problema fundamental; sin una razón sólida para justificar la vida de todos; sin elevar el pensamiento y ampliar la mirada…., nunca superaremos los dos o tres centímetros, desde donde vemos al mundo, o el sentido de nuestras vidas. Sin un cambio de consciencia no superaremos nuestra perspectiva rastrera, la que nos tiene viviendo como animales… rastreros: mientras más cerca estamos de nuestras necesidades personales, más ciegos somos, o más limitados… más mezquindad habrá en nuestros corazones y ¡más soberbia!

Chávez vio un problema grande con una mirada grande. De águila, la de Bolívar. Tan amplia que a los oportunistas les pareció, desde que lo conocieron, extravagante y ridícula. Pero resulta que el mezquino y miserable no puede ver el mundo sino como una oportunidad de satisfacer a su estómago y su vanidad.

El miserable quisiera que el mundo fuera de su talla. No acepta y no entiende la grandeza de espíritu más allá de sus necesidades. Si la ven o la intuyen, solo la niegan. O la petrifican en los libros de historia, en las estatuas. En todo caso, solo elevan a los héroes nacionales, tanto, como para que nadie piense en que fueron reales alguna vez. De héroes fatuos hemos vividos los venezolanos, sometidos al yugo de una oligarquía cobarde, gracia a la historia contada por jala bolas.

Nunca pensaron en serio que Chávez pudiera evolucionar su pensamiento político y desarrollar su capacidad intelectual y política, como para sostenerse tanto tiempo en el poder gracias al amor de un pueblo olvidado; en base a un discurso valiente. Sus enemigos espirituales nunca se imaginaron que madurara su espíritu tanto y tan rápido en el poder. Por eso lo mataron.

Nunca se imaginaron que reviviera al mismo espíritu de Bolívar. Que lo desenterrara física y espiritualmente… Que se atreviera a acercar tanto el pasado al presente , hasta hacer que se desdibujara la historia tonta que nos impusieron en la escuela: Pino Iturrieta chillando como una vieja histérica, Guillermo Morón y la Academia revolcándose en su miasma. ¡Eso ofende y no se perdona!

Lo mismo pasó (y pasa) con los oportunistas que imprimieron los ojos de Chávez en franelas: buscaron una manera de matarlo antes de tiempo… Porque nunca creyeron posible que Chávez, un indio militar pudiera haber heredado el espíritu y alma de Bolívar: "¡eso no existe, eso es imposible!" –Dijeron – "el tipo está loco…, su socialismo es una quimera", cuando la verdadera razón de sus reproches estaba en sus propias almas, almas de "pequeñoburgueses", de trepadores; almas de seres derrotados, pero codiciosos de todo lo que les enseñaron sus padres de crianza.

¡Y así llamaron a Bolívar!, "el padre de la Patria", para justificar sus ambiciones mezquinas, para esconder la naturaleza gusana de sus almas.

Pero lo que no saben es que la herencia se impone sobre la mezquindad individual. Si hubo un Bolívar, y si hubo un Chávez, habrá pronto más espíritus y almas libertarias como ellos.

Eso será inevitable…. (Si el capitalismo no acaba con la humanidad) ….. (Los ingleses se preguntan: "que será del mundo si es extingue la raza humana", lean BBC mundo,… ¡Y pensar que muchos creen, que los padres del capitalismo son inteligentes!)

Chávez representa hoy el espíritu de Bolívar y heredó el alma del hombre rebelde de nuestros ancestros… ¡Estamos condenados a ser libres!

¡Viva Chávez! ¡Viva Bolívar ¡ ¡vivan nuestros libertadores!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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