Hugo Chávez, ¿Otro majadero más?

"Jesucristo, Don Quijote y yo, los tres grandes majaderos de la historia". Simón Bolívar

Pensando tantas cosas me llegó a la memoria que, en uno de sus tantos momentos de despecho, Simón Bolívar expresó que no habían existidos mayores majaderos en la historia humana que él, Don Quijote y Jesucristo.

Analizando bien la historia y quitando los tapujos religiosos y esas vainas; la verdad es que podemos encontrar muchas similitudes en la vida de Jesucristo y Don Quijote (ojo despojando a Jesucristo del velo divino en que fue envuelto).

La diferencia entre ambos o entrambos como diría Cervantes, estriba en que el último fue totalmente ficticio y el primero quizás no.

Jesucristo se expuso al mundo como el que vino a cumplir las profecías de los antiguos y se metió tan de lleno en su personaje que al final no logramos saber si fue realmente quien dijo ser o si simplemente una maquinaria que necesitaba un líder que los representara se agarró del pobre y preparó todos los escenarios para que lo que estaba escrito se cumpliera, como se cumplió.

Sea como fuere no hay mucha diferencia entre un Jesucristo que tenía en su mente una misión que cumplir y un Quijote que se empeñaba en cumplir la suya.

Veo en Jesús a doce apóstoles que creyeron en su líder, estos no fueron doce Sanchos, estos fueron doce quijotes que estaban convencidos plenamente de quien era Jesús y, convirtiéndose en su imagen y semejanza, todo lo que vieron alrededor fue tomado como cierto y como parte de las profecías que se deberían cumplir y que cumplirían. Veo además en Jesús a un universo dividido en dos; una parte que entre burlas y lastima no perdonó el sacrilegio que representaba a sus creencias la insurgencia del mesías y otro que entre lastima y esperanza, cual Sanchos, le creyeron y su inocencia los llevó a apoyarlo de corazón; tan sin culpa y tan o más locos que el líder y sus apóstoles.

Veo en Don quijote a Sancho Panza, su fiel escudero que creía firmemente en la misión y esencia de su amo; Sancho Panza despierto pero atrapado en la trama de tal manera que hasta aquello que su raciocinio le decía era ficción lo tomaba por real ante las razones de su caballero; y alrededor de ellos un universo que, entre burlas y algo de lástima, les seguía esperando que el pobre de Don Quijote recobrara la cordura perdida entre los libros de la caballería y sin saber si estaba más loco el caballero andante, el de la triste figura, o su escudero que razonaba como cuerdo la mas de las veces, pero seguía ciegamente al loco en todas sus andanzas.

Dos majaderos que se inmolaron por una causa; uno en las fabulas escritas y el otro en las contadas como ciertas, pero ambos, luchando contra espejismos y utopías.

Cristo creyéndose salvador de una humanidad que no quería, ni quiere aun, ser salvada. Cristo dejándose asesinar pues así estaba escrito, en los libros antiguos, que se debería dejar matar el elegido, el salvador, el rey de reyes.

Don Quijote creyéndose salvador de las aventuras de la caballería en un mundo que ya las había desechado y que no tenía la menor intensión de rescatarlas e inmolándose en su intento pues así estaba escrito que debía ser el comportamiento de los caballeros andantes.

Ambos arrastraron con ellos a quienes los siguieron, en primera instancia los doce apóstoles y Sancho Panza pero detrás de ellos un universo.

Muy claro estaba Bolívar en su análisis: otro majadero mas, otro Cristo mas, otro Quijote mas y con él sus seguidores cual Apóstoles perseguidos por los que hicieron fiesta a su muerte y uno cual judas sin soga pero si con las monedas de plata, tomando todo en su nombre.

Veo en Bolívar a Sucre y Urdaneta y con ellos a Manuelita y Simón Rodríguez, el gran Robinson; creyéndole todo y haciendo todo para que la gloria cubriera al libertador, seguidores fieles de la idea del quijote de nuestros tiempos, del Cristo de nuestros tiempos.

Bolívar inmolándose por liberar a un mundo que no quería ni quiere ser libre, Bolívar cumpliendo su destino, el que él decidió para sí entre la cordura de su amorosa locura. Bolívar envuelto en su propia trama, descubriendo en un momento de lucidez que había sido otro majadero más, otro quijote más, otro Cristo más.

Bolívar despechado y mal pagado, anunciando en su momento ultimo, por allá por diciembre de 1830 que le había tocado la misión del relámpago: rasgar un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse en el vacío; olvidando que Choquehuanca había predicho cinco años antes que con los siglos crecería su gloria, como crece el tiempo con el transcurrir de los siglos y así como crece la sombra cuando el sol declina; lo cual se ha cumplido a despecho de muchos.

Cristo creyéndose Salvador del Hombre; Don Quijote creyéndose Caballero Andante y Bolívar creyéndose libertador; los tres majaderos de la historia.

En nuestro siglo nos llegó Hugo Chávez, para dejáramos de añorar el pasado pero sin dejar de leer libros de historia, sólo dejando de buscar en ellos a los héroes necesarios y empezar a escribir páginas nuevas de nuestro propio puño y letra con el nuevo Cid Campeador de carne y hueso, el nuevo Quijote de carne y hueso, el nuevo Cristo de carne y hueso, el nuevo libertador de carne y hueso

Veo en Hugo Chávez un destello de libertad en nuestros tiempos, un nuevo Quijote solitario, sin escudero; un nuevo Cristo solitario, sin apóstoles, un nuevo libertador solitario, sin compañeros fieles; veo en Hugo Chávez al verdadero profeta que clamó en el desierto de nuestros corazones, palabras al viento.

Chávez inmolado mientras combatía contra gigantes creyendo que eran molinos de viento; Chávez crucificado por una oligarquía nueva que suplantó la vieja, mientras una parte del pueblo malagradecido celebró su muerte; rasgando las venas abiertas de América Latina que se desparramaron en llanto y sangre del pueblo que amó al nuevo cordero de nuestra historia.

Sin embargo sus luchas no fueron en vano, sin embargo ninguno aró en el mar: Cristo es el Salvador de quienes decidieron salvarse en su nombre; Don Quijote es Caballero para quienes admiramos su andanza, Bolívar es Libertador de quienes decidimos ser libres y Hugo Chávez la semilla de la libertad que crecerá como árbol robusto en nuestros suelos, para quienes seguimos soñando con la libertad posible.

Por mucho que los judas intenten vender el proyecto de Hugo Chávez, por mucho daño que hagan los gorgojos (nombre perfecto dado por el Presidente Nicolás Maduro a los "chavistas" enquistados en el estado que se están comiendo al proceso, creyendo que saldrán bien de esa aventura). Por mucho ataque del imperio que nos cree débiles porque han comprado a algunos judas. Por mucho que el mundo entero se oponga a nuestros deseos de libertad; Nosotros Venceremos.

 

Viva Cristo, Viva Don Quijote, Viva Bolívar, Viva Chávez.

 



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Oscar Jiménez


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