En la pandemia las personas con discapacidad están en mayor desventaja

Son las 9.15 AM, de la fresca y soleada mañana tuyera. Voy por las calles del centro del pueblo de Ocumare del Tuy (estado Miranda), caminando con mi bastón de rastreo intento guiarme para llegar a una farmacia a comprar mis Lagrimas Artificiales (gotas oftálmicas). El ruido de carros y motos que circulan, los obstáculos en el camino (motos mal paradas en aceras, desniveles, huecos en la vía, etc.) me dificultan más el traslado.

Luego de bordear todos los obstáculos y calles obstruidas, me dispongo a cruzar solo una esquina (pues con esto de que es peligroso estar cerca de alguien es preferible hacer solo las cosas para intentar cuidarse no sea que por pedir ayuda para un cruce de calle me contaminen). Escucho transitar una moto y bajo de la acera para atravesar la arteria vial doy un paso repentinamente escucho gritos y me sujetan violentamente pasa un carro a la velocidad de una centella; pierdo el equilibrio se me caen: lentes, gorra y el tapaboca, me entregan mis pertenencias que al caer y ensuciarse ya no puedo utilizar pero los guardo en una bolsa me pongo en la cara un pañuelo y pregunto a los 3 señores que me han salvado ¿qué pasó? ¿cambiaron la flecha en esta calle? ¿De donde salió ese carro será que no conoce el pueblo? Me responden: "¡no seas bruto fue una patrulla la que pasó con los vidrios subidos!".

¡Ya es difícil que siquiera alguien responda si uno pregunta recibe insultos ya ni preguntar se puede!

En Ocumare del Tuy (estado Miranda), igual que ocurre en otros lugares del país algunos funcionarios policiales circulan a altas velocidades causando en oportunidades accidentes fatales quien suscribe este artículo es una victima de esas tragedias producidas por el uso inadecuado del acelerador de las patrullas. En tiempos de Coronavirus se mantienen las mismas conductas de varios uniformados.

¿Y qué pasó con el Artículo 55 de la Constitución?

Allí se lee: que los funcionarios de seguridad están en la obligación de proteger a los ciudadanos. Queda claro que en este caso no se cumple. En la pandemia las personas con discapacidad están en mayor desventaja no es la misma ciudad que ya de por si es excluyente con la cuarentena la discriminación aumenta imposibilitando cosas muy fundamentales para estos seres Humanos por ejemplo:

Los Sordos oralizados (personas que leen los labios para recibir el mensaje de su interlocutor) que viven solos y hacen su vida "normal" al existir la obligatoriedad del uso de tapaboca no pueden establecer comunicación con nadie para las compras una opción es escribir en un papel la lista y entregarla pero ¿cómo hacer en casos fortuitos? ¿Están los oficiales de seguridad preparados en Venezuela para abordar a un ciudadano con discapacidad auditiva? En el caso de los ciegos, se nos dificulta quién nos ayude a cruzar una vía o de una dirección además de que no podemos saber si la persona que se nos acerca tiene tapaboca o no. En las colas en los negocios para comprar alimentos al mantener un metro de distancia estamos en desventaja al no saber cuando camina la cola, en otros muchos casos no se cumple la distancia y quedamos expuestos al contagio.

Es cierto que hay una cuarentena, que todos debemos ayudar a evitar la expansión del "COVID-19". Pero, los alimentos y medicamentos hay que salir a comprarlos. El Concejo Nacional para las Personas Con Discapacidad (CONADIS) aún no se pronuncia en tiempos de Coronavirus.

Lo antes expuesto va en menoscabo de los artículos: 2, 19, 21, 81, 337 y 339 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 55 de la Ley para personas con discapacidad que establecen:

La justicia Social, la no discriminación, la garantía al goce de los Derechos Humanos que aunque exista el Estado de Alarma siguen vigentes, la equiparación de oportunidades, que los órganos del Estado no dejan de funcionar con el Estado de excepción. La obligación del Concejo Nacional para las personas con discapacidad, de participar en las políticas publicas para velar por los Derechos Humanos de estos ciudadanos. Todo queda en papel pues la deuda sigue vigente.



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Moisés Quintero

Lic. en Comunicación Social. Productor radial

 atodacapacidad@gmail.com

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