Cuidado con las curvas Presidente

Uno de los lanzamientos más nocivos del arsenal de los pitchers en el beisbol son las curvas, sobre todo si el que las arroja es un siniestro.

Condenado como estamos todos los venezolanos a ese nuevo eufemismo del "aislamiento social", he andado los últimos días con los ojos sobre la computadora y con los oídos puestos uno en la radio y otro en el televisor.

De repente algo disparó en mi las alarmas al escuchar a Nicolás interpretar una de las gráficas de barra que -me imagino-, les proporcionaron los miembros de un equipo del más alto nivel en salud y sobre todo especializados en lo que respecta al tema de los virus, las epidemias y evidentemente en lo que se refiere a la pandemia que actualmente abate a la humanidad.

Y aparece la primera curvita, una bola mansa, de baja velocidad, una slaider: La gráfica en cuestión discriminaba por grupos etarios los 77 casos que hasta el momento habían sido identificados y que el mismo Maduro, minutos antes había declarado que: "todos son importados", lo que indiscutiblemente quería decir que las personas afectadas habían adquirido la enfermedad en otro país y que hasta el momento no había ocurrido en nuestro territorio transmisión humano-humano que aportara casos autóctonos.

Uno de los motivos por los que los estudios epidemiológicos adquieren tanta relevancia es porque les permiten a los Estados el planificar los gastos en salud. De manera prospectiva, pueden estos conocimientos señalar cuál va a ser el desarrollo de determinada patología en particular y así poder asegurarse la nación de adquirir los insumos necesarios para la atención de los casos proyectados a futuro, antihipertensivos o estatinas para los cardiópatas, insulina u otros hipoglicemiantes para los diabéticos, etcétera.

Pues es así como en la gráfica en cuestión se plasmaba en una serie de barras azules espaciadas la casuística de los afectados por la virosis, asentándose en el eje de las abscisas los diversos grupos de edad. Había para ese momento 77 casos confirmados de los cuales la moda en términos estadísticos -es decir el rango de edad con mayor número de casos-, correspondió a las personas ubicadas entre los 30 y los 39 años con 11 positivos, seguidos por el grupo entre 20 y 29 años con siete afectados. Esto, evidentemente desplaza la joroba de la curva que refleja la casuística hacia edades inferiores a lo que es la constante en el resto de los países aquejados, en donde las personas ancianas -por encima de la sexta década de la vida y sobre todo con enfermedades de base tales como diabetes mellitus, cardiopatías, hipertensión o enfermedad broncopulmonar obstructiva crónica (EBPOC), o pacientes inmunocomprometidos-, han fallecido por millares.

Al parecer los asesores de Maduro no se han dado cuenta que esos casos -"todos importados" dijo Nico-, de los cuales la mayoría provienen de España y Colombia, corresponden a muchachos o a personas a las que aún el cuerpo les da para emigrar. Unos son jóvenes que, decepcionados por no ver claro cómo podrán obtener casa, vehículo y todo lo que se nos vende como símbolos de status y prosperidad, deciden dejarlo todo, pedir prestado, endeudarse y largarse a probar fortuna lejos de su hogar, sin tomar en consideración el devastador efecto emocional del desarraigo, de sentirse perpetuamente unos extraños, de ser marginados, sub pagados y hasta rechazados debido a la creencia de que "vienen a quitarnos nuestros puestos de trabajo", otros son individuos que lograron amasar algún capital -resueltos dinámicos e industriosos-, propietarios de pequeños negocios, pertenecientes a la otrora clase media y que, por no comulgar políticamente con el gobierno o porque quieren "ver crecer a sus hijos en libertad", decidieron venderlo todo y se marcharon a instalar sus emprendimientos en otras tierras, olvidando que en los países desarrollados no se encontrarían con el desmadre vernáculo, que allí deberían pagar impuestos, cumplir con las leyes y ordenanzas que en su tierra evadían y sobre todo que en otros lares también existe la matraca, cosa que los colocó a muchos al borde de la quiebra obligándoles a pensar en retornar. Entonces, si los que se fueron mayoritariamente eran jóvenes y si no ha pasado aún un lustro desde su partida, pues los que regresan también lo serán.

Pensar que el patrón de ataque del COVID-19 se alteraría tanto en cuanto a las edades susceptibles, es por decir lo menos una inocentada que hará cometer al gobierno errores de planificación, puesto que desviará su atención en invertir recursos para recuperar pacientes que probablemente, como ocurre con el 80 % de los infectados por el coronavirus, se recuperará sin haber recibido nada más que reposo y tratamiento sintomático y experimentado algo un poquito más fuerte que un catarro.

Pero luego vino una Screwball, un lanzamiento devastador para quien batea, pero nocivo también para el lanzador. "El Toro" Fernando Valenzuela o en todo caso su brazo fue una de sus víctimas por haber abusado de este tipo de envío que le destrozó el codo o sus ligamentos y acabó prematuramente con su espectacular carrera en la Grandes Ligas: Nicolás Maduro, en su condición de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela además de invitar a realizar cadenas de oraciones, o sea ¡qué Dios nos agarre confesados! o ¡el que salga de último que apague la luz!, exhortó -a mi manera de ver apresuradamente, sin analizar y sin pedir asesoramiento-, que se asumiera un tratamiento "alternativo", que un ignoto lanzador por allá escondido en medio del verdor de las montañas de Boconó recomienda como la panacea que acabará con la pandemia de coronavirus.

Del trabajo en cuestión citado por Nicolás, ya me había enterado porque un amigo mayor, sobreviviente de cáncer en un acto de fe pero no de pendejo, combinó el tratamiento médico formal con los brebajes que aquel ciudadano trujillano recomienda para curar el asma, la calvicie, el mal de ojo, el cáncer, la diabetes, la artritis, "las piedras de los riñones", el mal de amores y la mala suerte en la lotería.

Estos "tratamientos" mágicos no pasan de ser anecdóticos: "con eso se curó un amigo de mi primo", "yo supe de una señora que se comió las gelatinas de un químico en Charallave y se curó del cáncer de pulmón que tenía", etcétera. La ciencia tiene una particularidad que la lleva a disminuir el número de errores que cometen quienes la practican, se basa en el Método Científico y eso quiere decir que, a partir de la observación de algún fenómeno en particular al cual hay que darle respuesta, se comienza a recolectar información que posteriormente dará origen a la experimentación, para obtener finalmente algunos resultados, y estos a su vez, podrán ser verificados y reproducidos por quienes quieran, pensando como Santo Tomás, meter el dedo en la llaga por aquello de "ver para creer".

Ahora bien, se nos viene encima una bola de nudillos, una knuckleball. Una pelota lanzada de tal manera que su trayectoria resulta errática, compleja, difícil de controlar y por lo tanto difícil de creer, de tener fe en ella, puesto que ni el pitcher puede determinar los resultados de su brazo.

El mencionado "científico" boconés, inicia su ahora famoso artículo titulado: MAPA DE LA ESTRUCTURA GENETICA Y ANTIDOTO CONTRA EL PARÁSITO INTRACELULAR "CORONAVIRUS", describiendo al coronavirus como un "parásito intracelular", como el tripanosoma cruzi, ¡un protista pues, no un virus!.

 

Pero la cosa no acaba allí. Siempre me hace desconfiar la gente que abre fuegos chapeando a quién tiene enfrente avasallándolo con sus títulos y reconocimientos, no sé, me parece que esconden algo detrás de tantos pergaminos y diplomas. Y este "científico" que se presenta como Dr. Prof. Ph. y Nanotecnólogo, emplea un discurso que a vuelo de pájaro hasta resulta convincente, pero que al revisarlo, se le comienzan a ver las costuras. Las incongruencias, tan evidentes como que luego de lanzar una tesis conspiranoica acerca del origen del coronavirus -que obviamente no puedo negar, pues hay muchos intereses secretos, económicos, políticos, supremacistas detrás de todo esto-, y de citar una catorcera de artículos, comete la primera pifia al emplear términos tan arcaicos como el de "gripe estomacal" para mencionar la gastroenteritis viral, a la que se refiere en estos términos: "Es una larva cuyos huevos son llamados virus de gastroenteritis transmisible vía oral". ¿Leí bien carajo?, ¿larva?, ¿de un virus?.

 

 

Era todo un poema la cara del Vicepresidente Jorge Rodríguez en el momento en que fue interrumpida una entrevista que le hacían en VTV cuando de manera inoportuna, una llamada de Nicolás fue puesta al aire, esencialmente para quejarse de que quienes dirigen la red social Twitter lo habían negreado y le habían borrado un trino en donde recomendaba, alababa o qué sé yo, la labor del "científico" trujillano.

 

 

Menciona nuestro Dr. Prof. Ph. que "basado en la técnica de producción de partículas intracelulares procedentes de la varicela y el herpes zoster, desde donde procede el Epstein Virus (sic), agente causante del cáncer denominado Linfoma Burkit" dejando a un lado que si bien es cierto que el virus de Epstein-Barr es el causante de la mononucleosis infecciosa o enfermedad del beso y que las personas que han padecido la mononucleosis tiene mayor riesgo de sufrir linfoma de Hodgkin, también es cierto que la mayoría de los pacientes con Linfoma de Hodgkin no presentan signos de Epstein-Barr en sus células cancerosas. ¿Quién se puede resistir a un argumento con tantas palabras domingueras?

 

 

Y más adelante agrega: "El parásito intracelular alias "coronavirus" procede principalmente de una cepa de larvas del HIV-Sida cruzadas con larvas de helmintos de Fasciola Hepática, agregando segmentos del ADN humano de crecimiento embrionario, cultivados en laboratorio en líquido amniótico de mujeres embarazadas". En serio, no es jodedera mía, estoy tomando extractos del texto recomendado por Nicolás. He allí la razón de la cara que puso Jorge Rodríguez al ser increpado por Maduro. La mía en vez de asombro fue de vergüenza.

 

 

Les juro que ya a estas alturas del texto no me provocaba continuar pero, soy de esas personas que aunque el libro sea malo lo sigue leyendo hasta el final con la esperanza de que en algún momento se ponga bueno.

 

 

Y en otro pasaje de su escrito el "Nanotecnólogo" nos indica esta perla: "El coronavirus tiene genética de animales como cobras, murciélagos, cucarachas, por lo tanto es inmune a quimioterapia y a radioterapia y esteroides. La genética del coronavirus puede ser desactivada por sueros antiofídicos". ¿Es en serio?, ¡Fue el Doctor Frankenstein quien en un laboratorio oculto en el galpón de la P.A.C.A. de Boconó, en medio de la noche, bajo un palo de agua montañés con muchos rayos y centellas le dio vida al coronavirus!, ¡ya lo vi todo, lo entendí de una buena vez!

 

 

Y si dudaban de su capacidad de asombro más adelante se lee, lo juro por dios: "El "coronavirus" tiene segmento de la línea genética de superbacterias denominada "New Dehli Metalolactamase". Contra ella no hay antibióticos, solamente la Electrónica, la Bio-Electromedicina, los algoritmos de combinaciones de frecuencias que utiliza el Dr. Sirio Quintero en Boconó, utilizando la técnica de la Electroporación del ADN de células maléficas las desactiva, porque destruye el ADN de este tipo de información genética que está en esa superbacteria, incluso de cualquier otro agente viral bacteriano pero ésta en particular."

 

 

¡No me jodas Nicolás!, ibas de maravilla con el tratamiento científico, ordenado y coherente para disminuir las consecuencias de la pandemia de coronavirus sobre el pueblo venezolano pero, aquí si es verdad que la pusiste de oro. Que conste que yo no tengo absolutamente nada en contra del Dr. de Boconó, me parece muy altruista de su parte el querer encontrar una cura universal para todos los males que deterioran la salud de los seres humanos pero, hacer apología de estas "investigaciones" en medio de una crisis en la que la gente se agarra del primer clavo candente que consiga, me parece extremadamente peligroso.

 

 

Yo no acostumbro exceder mis escritos de las tres cuartillas pero es que entre las incoherencias encontradas en el texto citado con tanta fe por Maduro encontré esto: "Las larvas como Epstein Barr Virus tienen la particularidad de transmitirse a través del beso y en las referencias científicas se llama "la enfermedad del beso". Las bacterias no son románticas, donde ellas ingresan llegan a devorar." Las negritas y las cursivas son del propio "Doctor", pero remito este párrafo porque me resulta impresionante que este caballero logre ensamblar su discurso denominando "larvas", "virus" y "bacterias" a un mismo microorganismo. Esto no lo había encontrado en ninguna otra parte de la literatura científica y les agradezco a los moderadores de Twitter que lo hayan eliminado.

 

 

Para finalizar les dejo esta perla que seguramente les encantará a los que practican la halterofilia, el fisicoculturismo, pero sobre todo a las amigas feministas a quienes no es de dudar les encantarán estas palabras: "Es oportuno señalar a quien vea a esos "gorilones físico-culturistas" con pectorales anchos por ahí, no sea un engaño para las mujeres, teniendo cuidado que esa apariencia no vaya a ser puras capas de parásitos. Las hormonas y los esteroides hacen crecer más a esos parásitos y disminuyen la potencia sexual. Esta misma advertencia vale para las féminas que también tengan buen "parachoque" o también "guardafangos traseros"; esos pueden ser el resultado de una cantidad de capas de parásitos o de larvas que están allí y conduce a que los hombres y mujeres estén superactivos o hiperactivos a tener el "Trance intimo" (sic),debido a la alta segregación de dopamina por parte del cerebro, a punto de sintetizar esta vivencia con expresiones como la siguiente: "es que yo me siento tan bien después del trance intimo" (otra vez sic). La razón de fondo es que se dopan y de ahí viene la palabra doparse: Dopamina". ¡Ajá!, ese lanzamiento no se lo esperaban ¿verdad?.

 

 

Ya no puedo más, después van a pensar que lo mío es cochina envidia pura proyectada en contra del "Doctor", mejor les invito a que busquen en alguna de las redes sociales el contenido del trabajo de este Dr. Prof. Ph. y comprueben el por qué me atrevo a recomendarle al señor Presidente de todos los venezolanos que rectifique, que aclare en cadena nacional cuál es el asidero científico para que él en su condición de Primer Mandatario Nacional y en cadena recomiende la inclusión del protocolo del "Doctor" de Boconó como una de las alternativas terapéuticas con las que cuenta el Estado para controlar esta pandemia que nos ronda. ¡Qué bolas no!

 



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Carlos Pérez Mujica


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