Oposición, sin brújula, sin calle y sin pueblo

“Quisiera yo tener un adversario digno, de altura, con el cual debatir proyectos, porque nosotros i tenemos un proyecto político: la democracia participativa, la democracia protagónica!”.

Hugo Chávez Frías (Aló Presidente N. 240; El Orza estado Apure; 19 de marzo de 2006)

Nuevamente la oposición venezolana se hunde en el pantano de sus propios embustes y por culpa de un liderazgo destrozado por su ambición, camina hacia el barranco de una descomunal derrota.

Los pronósticos de Juan Guaidó, “líder de papel” de quien ya se burlan hasta los propios militantes de la oposición, han pasado a tener una mejor vida y a estrellarse con sus falsas promesas.

Las mentiras y ofertas tan repetidas de la oposición venezolana ya no convencen ni al propio Donald Trump o al Comando Sur; muy a pesar de haberle abierto varias veces las puertas de par en par en la Casa Blanca y de recibir con aplausos en el Capitolio de Washington, al “hijo putativo” del imperio y presidente virtual de Venezuela.

Lo ocurrido el pasado 10 de los corrientes, fecha anunciada con bombos y platillos como el final de un capítulo para la Revolución Bolivariana, se convirtió en un boomerang que paralizó las aspiraciones del imperio y la de los lacayos, de un sector de la oposición venezolana que hablaba de elecciones presidenciales.

Mientras el pueblo bolivariano, de una manera activa y militante, se hizo presente en las calles y avenidas de Caracas y de otras ciudades del país, los partidarios de la oposición “engañados” también salieron a las calles y avenidas en sus espacios, sin consignas, sin banderas y sin brújula.

Para revivir sus esperanzas la oposición anunció una gran marcha y esperaba hacer una demostración de fuerza con una toma de la Asamblea Nacional, cosa que al final no ocurrió para terminar en los restaurantes de Las Mercedes y cantar loas de tristeza en la Plaza Alfredo Sadel.

La asesoría del Pentágono los azuzó para salir a tomar las calles, ya no con las guarimbas de Leopoldo López o de Freddy Guevara, hoy refugiados y mantenidos en las embajadas de España y Chile, sino bajo la batuta del impostor bautizado como “Juanito Alimaña” a través de la prensa internacional.

En realidad las escenas de una oposición dividida y enfrentada sólo demostró las contradicciones que la aquejan y la frustración de María Corina Machado y de un Ramos Allup llamando a los deshechos de Acción Democrática, a participar en las venideras elecciones parlamentarias, “para no quedarse sentados” ante el próximo evento.

Por su parte, mientras este sector de la oposición se desgasta en sus marchas, sin brújula y sin líderes, otro sector alejado supuestamente de la violencia o de la tutoría del imperio norteamericano, recibe el oxígeno del Gobierno del Presidente Nicolás Maduro en la Mesa de Diálogo, aplaudida por el embajador ruso Serguéi Lavrov.

En realidad el espectáculo de la oposición venezolana, luego de varios ensayos, ha sido traumático en tiempos de Revolución. La única verdad verdadera es que el Comandante Hugo Chávez cambio el escenario de la política venezolana.

Si nos remontamos al escenario de la IV República allí todo estaba pautado y el Guion del imperio era interpretado al pie de la letra, por los actores asignados para realizar el libreto de la ópera bufa del momento.

Ya era casi un resultado anunciado el futuro del liderazgo político de Venezuela. La copia al carbón del comportamiento de los protagonistas en el Norte, era simplemente imitado por los candidatos adecos y copeyanos en la fiesta electoral.

En el escenario participaban hasta los mismos asesores y se aplicaban las mismas estrategias de propaganda y de la campaña de los Republicanos y Demócratas.

Después del entierro por parte de Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana de los líderes de la IV República como Caldera, Cap, Lusínchi. Herrera Campins, etc, quedaron algunos sobrevivientes y surgieron unos muchachos aspirantes, nacidos en cuna de oro para ser presidentes.

Nombres como Ramos Allup, Antonio Ledezma, Claudio Fermín y Eduardo Fernández, por citar sólo algunos escogidos, han renacido incluso en nuestro tiempo.

De ellos muchos, impregnados por la corrupción, resucitan en los actuales momentos con líderes de PJ, VP, ABP, NT y lo que queda de AD y Copei; todos renacen de las cenizas en la nueva Comisión Delegada para las elecciones de la Asamblea Nacional.

Vemos el papel protagónico en la Mesa de Diálogo de Claudio Fermín, Timoteo Zambrano, Luis Romero, Felipe Mujica, Henri Falcón y Javier Bertucci, entre otros.

En Venezuela “la procesión va por dentro” como decía “El Gabo” y la oposición marcha por diferentes caminos, pero al final es oposición y tiene algunos matices como puntos de origen en su esencia.

Es bueno recordar por ejemplo como en el esquema manejado en la IV República, el Departamento de Estado formaba a los futuros presidentes de Venezuela, igual como lo hacía con los cuadros militares en la Escuela de las Américas de Panamá.

Los venezolanos no tenemos mala memoria y algunos recordamos por ejemplo, como a través de las empresas petroleras herederas de las transnacionales Lagoven, Maraven y Corpoven y con la venia del imperio, se financiaba la formación de los futuros presidentes de la Patria de Bolívar.

Entre quienes fueron formados en Washigton en cursos de planificación estratégica y asuntos públicos (o futuros presidenciables) destacan por ejemplo: Eduardo Fernández, Oswaldo Álvarez Paz, Claudio Fermín y Antonio Ledezma (en lista de aparición)... ¡qué cosas no!

Hoy cuando ya se perfila una contienda electoral y se ha tratado de torpedear el escenario con la quema de las máquinas electorales del CNE, se habla de un acuerdo por consenso para elegir la Comisión que tendrá en sus manos escoger a los nuevos rectores del CNE.

Mientras las marchas de la oposición se desvanecen y los días de Juan Guaidó en las lides de “presidente interino” o de impostor se esfuman, la oposición trata de reagruparse.

Es por eso que surge de la mente de un genio como J.J. Rendón el unirlos como el aceite y vinagre. Así como en el pasado crearon la Coordinadora Democrática, para bien o para mal, ya se habla en las redes de una organización de la oposición conocida como Comando Unificado de la Oposición, es decir con las siglas de CULO.

¡Amanecerá y veremos!
 



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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