La ex–ministra

—Se lamentó sin querer queriendo la ex–ministra ¿Lo vio usted, compa?

—La vi y la leí. Es que la cosa no está pa´ menos.

—Yo me puse a leer el artículo y cómo se lamentaba esa mujer. Aunque ella es muy acomedida en eso de escribir. Pero dice sus cosas muy clara y decentemente.

Nada de groserías como estos, primero porque la censuran y después una mujer estudiá no se puede poner de malas palabras. Seguro que más de uno sale a decirle vendepatria o apátrida, porque no saben decir otra cosa.

—Muy decente ella les dijo sus cuatro verdades. Porque estos son unos truchimanes. Y alguien tiene que cantárselas.

A más de uno tiene que haberle dado piquiña y con ganas de decirle alguna grosería. Pero la van a desmentir. Acaso está diciendo mentira.

Lo decimos usted y yo, que somos unos bolsas, y nadie nos pone atención. Pero una mujer tan estudiá y que estuvo en el mero gobierno. Porque estos están bailando en una sola pata y no es de alegría precisamente.

—Así como usted dice, bien cantadas se las dijo pa´ que no sean muérganos.

Dañeros es lo que son. Es que le tienen a todo el mundo el gorro lleno. Se les masca pero no se les traga.

—A lo mejor uno de esos llamados intelectuales chavecos sale a defender lo que no se puede defender, pero como tienen que cuidar el cambur lo hacen.

—Los mandan a eso. Les pegan un regaño y sale a escribir algún panfleto, y lo más probable en tono de burla que es su especialidad. Y así se la dan de graciosos.

Esos que se prestan para esas sinvergüenzura practican el pan pa´ hoy jambre pa´ mañana.

—O se hacen los musiu, como si eso no fuese con ellos. Los desentendidos.

Porque ellos son los que tienen el legado agarrao usted sabe por dónde.

Pero la mujer bien se los dijo, los batuqueo contra el piso.

—Esos se agarran de otra noticia y pasan bajo la mesa.

—Ah bueno, ya salió el hermanito con documentos que prueban la corrupción de la oposición en Colombia. ¿Lo vio?

—Como no lo voy a ver. Esos tapan una con otra. Y quítame esta pajita del hombro.

—Pero de acá no muestran ni un botón. Porque acá todo es perfecto, porque todo marcha con la revolución. Que hace rato dejó de ser bonita para ser cada día una pesadilla.

—Yo le dijo, que la mujer les dio con furia.

—La mujer lo que escribió fue tibiera.

A estos eso no le hace mella, ni coquito. Estos parecen aquellos estantillos que se ponían en las alambradas y se les echaba kerosene con grasa para que no les entrara el comején. Son impermeables.

—Esa ex–ministra cómo que tenía ganas de meterles cuatro guamazos a cada uno.

—Si los hubiese tenido cerca de seguro que se los mete. Y algunos más.

Dígame usted ¿cuáles fueron los nuevos ministros que designaron? Porqué el mostachudo dijo que iba a cambiar todo el tren ministerial, ya que estábamos así de entrar a la plena prosperidad económica.

—Que van a estar designando nada, pura muela. Ahí siguen los mismos de siempre. Esos chavecos están cada día más solos que la una.

Nadie quiere fotografiarse con ellos.

—Pero el hombre dijo que iba a ir a Rusia en visita oficial. Por algo será que va pa´llá.

—A lo mejor a quedarse. Nunca se sabe. Hace como el compa Cipriano, que salió y no regreso más.

—Más de uno debe estar deseando eso. Pero ¿dónde se meten los otros?

—Eso es asunto de cada quién. A ver a dónde se encarama. Pero, seguro más de uno se quiere montar en ese avión por si acaso.

Porque puede ir por lana y salir trasquilao. ¿Usted cree que ese haga ese viaje?

—Si le ofrecieron algo bueno, a lo mejor va. Quién sabe.

Lo dejo porque se quemó un bombillo y voy a ver si allá abajo hay. A lo mejor me lo fían.

Y le dijo: Por ahora, apriete.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2236 veces.



Obed Delfín


Visite el perfil de Obed Delfín para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Obed Delfín

Obed Delfín

Más artículos de este autor