El Pasado en El Presente. La Crónica Taquense

El primer socialista

Por allá por 1992, pasaba yo frente a la catedral de la ciudad de Coro, y decidí entrar, y me senté en una de las bancas de esta iglesia, y con mucha sinceridad establecí este diálogo con Jesús de Nazaret, El Cristo. Era la época de la Venezuela de la IV República. El Presidente para aquel entonces era Carlos Andrés Pérez.

¿Señor, será cierto que tú nos has olvidado, y estas ocupado creando otros mundos? ¿Eres tú aquel a quien esperamos? ¿Eres tú el que viene o hemos de esperar a otro? El verbo, la palabra pura, el pensamiento puro que no necesita de un cerebro que le piense, sino que se piensa así mismo; hacedor del cielo y de la tierra, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El Todopoderoso encarnado, el Mesías, el Salvador anunciado a Israel, el hijo de Dios quien venía según los israelitas a liberarlos de sus cadenas de opresión, a restituir su reino terrenal y a derrotar a los romanos. Señor estabas en el mundo y por Ti fue hecho el mundo, pero el orbe no te reconoció. Viniste a los tuyos; pero los tuyos no te recibieron. La promesa no se iba a realizar tal como se esperaba.

Los judíos soñaban con un reino de gloria como el de David, con un Rey de Reyes; y La Divina Providencia vino con sencillez, humildad y pobreza. Llegó a curar lacerados por las llagas y las pústulas supurantes y malolientes, sifilíticos, ciegos, leprosos, locos, alucinados, turbados, tarados, mudos, sordos, paralíticos; resucitar difunto putrefactos; a perdonar pecados; salvar menesterosos, pobres, perseguidos, excluidos, indigentes, desvalidos, huérfanos, prostitutas, ladrones, publicanos, delincuentes, incrédulos, pecadores vario pintos, en fin, los afligidos, los desamparados y explotados de siempre; ya que los supuestos justos, los sacerdotes del Templo, los purpurados tramoyistas, los predicadores de oficio, los ricos insaciables en su sed de ganancia, los fariseos hipócritas; "los buenos" no le necesitaban.

Nació pobre y vino a salvar a los pobres, a los que sufren. Jesús el Primer Socialista, de nada quiso exceptuarse: fue el tierno niño de Belén quien nace en la miseria en una pocilga hedionda de animales, el carpintero laborioso, el exegeta erudito, el iracundo defensor de su fe, a latigazos arrojó a los mercaderes del Templo; el que por amor perdonó a la Magdalena, el que trasmutó el agua en vino para que los invitados a una boda siguiesen compartiendo con alegría bajo el influjo de la embriaguez, el hacedor de prodigios que multiplicó los panes y los peces para darle de comer a los hambriento, el Crucificado del Calvario que vivió siempre en pobreza, líder de muchedumbres paupérrimas, quién muere por un mundo de justicia social y por la sociedad de iguales. Su doctrina fue y es de amor al prójimo, de ceder lo que se tiene entre los que nada poseen.

Día a día en el silencio de las conciencias como producto de las buenas y mala acciones, Jesús, el Mesías, es recibido por los suyos y a la vez es desconocido y condenado a muerte a todo lo largo de las centurias por los impuros de corazón, los ávidos y crueles explotadores que sólo piensan en enriquecerse y acumular capitales, idólatras de sí mismos, del egoísmo y de la insaciable sed de ganancia. Depravados bandidos que sólo piensa en rendirle culto al vil dinero, la maldad y la acumulación de riquezas, quienes difícilmente estarán en el Paraíso, ya que "es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre al Reino de los Cielo", y menos aún, un perverso deshonesto que se haya enriquecido con los dinero y los bienes de todos.



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Jesús Muñoz Freites

Filósofo. Docente. Cronista Oficial del Municipio Los Taques en el estado Falcón

 jesusfreites11@hotmail.com      @camaradatroski

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