Hay rumores de...

Los rumores tienen su propia dinámica, son motivo de estudio desde hace mucho tiempo. Hoy en día es una ciencia, la rumorología, sus especialistas se encargan de estudiar la vida de un rumor, pronostican su futuro, pero sobre todo deducen del rumor la situación de un gobierno y de una sociedad. Veamos algunos rasgos, muy superficiales, de la rumorología.

Como toda ciencia, define su campo de estudio; por supuesto, es la ciencia que estudia al rumor. El rumor tiene tres características: primera, debe circular, ésta es básica, si muere al nacer queda en la categoría de chisme; la segunda característica, debe ser mentira pero debe ser creíble, si no es creíble no circula.

A Bolívar le crearon el rumor de sus intenciones de coronarse, y ese rumor le hizo perder apoyo de los patriotas abusados en su credulidad. A Miranda lo atacaron con el rumor de jacobino negro, de masón. Muchos productos comerciales han abandonado el mercado víctimas de rumores, como aquel del cigarro mentolado que disminuía la líbido, la pasta de dientes que decían era satánica. En la antigüedad, el rumor que calificaba a una mujer de bruja, era aterrador y la prueba (ordalía) que dilucidaba el rumor era definitoria de aquella edad media de oscuridad: se sumergía a la sospechosa en agua, si flotaba era culpable, si se hundía era inocente, no importaba que se había ahogado, demostró su inocencia. Es así, el rumor es un arma comercial y política.

El rumor se confunde con la verdad, funciona al principio como una alerta de acuerdo al aforismo de "si el río suena, piedras trae". Es difícil separar el rumor de la certeza, sólo la realidad, es el criterio de veracidad.

En los últimos días, la oscuridad, obsequio del gobierno (nos referimos a la luz eléctrica y a la luz del alma), es propicia para el rumor de movimientos adversos al gobierno, se habla de invasiones y también de tomas de Miraflores y embarque de los inquilinos en vacas sagradas desde la Carlota, de embajadas repletas. El país hierve con estos rumores. Pero sometamos los rumores al rumorómetro para ver qué se saca en limpio.

¿Son creíbles? Claro que lo son, por eso circulan con facilidad. El gobierno luce errático, ya sus espectáculos, sus planes de nombres rimbombantes, sus monedas, sus conos no emocionan a nadie, el mismo gobierno con sus secretos y mentiras se ha encargado de crear ambiente para la duda, y en la duda el rumor prospera.

¿Son verdad? Sólo el tiempo tiene, en este caso, la palabra. Se puede hablar de probabilidades, se puede hablar de posibilidad, apelar a la historia, decir que en situaciones semejantes hubo golpes, hubo invasiones, pero nada es seguro. Hay que esperar por el veredicto de la realidad.

Por lo pronto, y mientras viene la luz, sería bueno guardar algún alimento, los que pueden; rezar, los que creen; y apretar los que sólo les quede el taburete...



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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