Precios acordados, bonos y el carnet de la patria

Mi vecina es una mujer con suerte, de todos los bonos decretados por el presidente solo dejó de recibir el de la juventud, porque en realidad su edad no daba para tanto, porque por mas que acumule "juventud" siempre la delatará lo "Engarruñaita" que está. Por ejemplo, si se le revisa el ítem de Protección social en la página patria se le pueden contar hasta 14 figuras alegóricas al bono que recibió, comenzando por el Bono navideño 2017, y los bonos recibidos en el 2018: Bono de reyes, de carnaval, del día de la mujer, hogares de la patria, de semana santa, del trabajador, de la madre, especial independencia, niño Simón, por reconversión monetaria y José Gregorio Hernández. Además, de eso es beneficiaria de Amor mayor.

Claro, esos bonos fueron creados, como una forma de proteger el ingreso de los trabajadores respecto a la guerra económica avasallante que persiste a pesar de la puesta en ejecución del programa de recuperación económica, y es esto lo que tiene mal a la vecina, porque ella dice que, desde que Maduro puso en práctica ese programa, más nunca ha podido cobrar otro bono.

Desde entonces, padece de presión alta y vive tirándole "meaos piches" a algunos vecinos que la critican porque a ella le ha dado por vivir con las renaware boca abajo que de vez en cuando las "bataquea" contra el suelo en señal de impotencia por no poder comprar algún producto y, además, se lamenta de que, hasta el sol de hoy, más nunca ha podido ir al monedero Patria. Pero, ¡cómo no se va a quejar la vecina!, si los precios acordados, como en el béisbol están quedando como una pelota de práctica, a la cual todos quieren batear, pero, con la astucia de los lanzadores, que son los empresarios, es difícil hacerlo porque lo que están tirando son cien millas para el home.

Y es eso precisamente, de lo que se queja mi vecina, para quien cada producto de la lista de los precios acordados se ha convertido en un strike por todo el centro del medio del plato. Y se está quedando con la carabina al hombro por que no ve el rectazo que le lanza Fedecamaras y Consecomercio con el cuento de que cerrarán las empresas, porque no hay reposición de productos, ni materia prima. Siguen chantajeando. En fin, están ensalivando la pelota y confundiendo con sus screwball y es difícil que le pongan una bombita al pueblo; lo de ellos es tirar un juego perfecto, sin hit, ni carreras.

Sin embargo, hay quienes piensan, como si fueran psicólogos o médicos, que la vecina lo que tiene es un síndrome de abstinencia por las reacciones violentas con las cuales ha asumido su imposibilidad de comprar los productos acordados. Por cierto, según el diccionario web, síndrome de abstinencia es "Conjunto de alteraciones físicas y psíquicas que aparecen en una persona cuando deja bruscamente de tomar una sustancia a la cual está habituada o es adicta, especialmente una droga". En base a esta definición se sospecha que el comportamiento que ha mostrado la vecina en los últimos días es, precisamente, por haberle quitado de un solo golpe los bonos a los cuales ya estaba acostumbrada. Por lo tanto, es frecuente verla correr desde cualquier parte de la casa hacia el cuarto, donde está el televisor, cuando oye la voz de Maduro. Y si Maduro no dice nada sobre bonos, entonces regresa a su oficio y dice: ¡Nojoda! Nicolás, el carnet de la patria se va a "mohosear" si sigues así.

 

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Jesús Rafael Barreto


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